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Clases de gimnasia, Tanjiro fue el primer eliminado en quemados.

—Ya que saliste, ve a buscar los balones que el otro botó —ordenó su maestro de educación física.

El otro fue Hashibira-san, quien los botó luego de darle un balonazo mientras jugaban.

Algunos balones habían sido dispersados por el gimnasio, pero un par de ellos habían rodado hacia la puerta.

—Trae unos de volley, también.

—Sí señor.

Tanjiro recogió primero los que estaban cerca, luego fue hasta los de la puerta y los hizo rodar más cerca. Luego se dio la vuelta y fue hacia el depósito.

—Tú, ve también con él y trae los de volley.

Escuchó al profesor decirlo, pero ignoró quién sería su compañero y fue hasta el depósito.

Una vez dentro empezó a buscar entre las variadas herramientas de deporte que había en el lugar los balones.

Unos pasos silenciosos se acercaron a él, pero antes de llegar miró en su dirección.

Unos bonitos ojos lila-rosados conectaron con los suyos.

—¿Ya te sacaron, Tsuyuri-san?

—... sí.

Tanjiro rio con ganas.

—Estar contra Hashibira-san es perder, por lo visto.

—¿Son amigos?

—¿Eh?

Él había seguido buscando, pero al oír su pregunta, mira hacia ella.

—Los he visto hablando.

Tanjiro frunció el ceño, pero luego asintió.

—Con Hashibira-san, Kanzaki-san y Agatsuma-san ¿no? Son bastante interesantes-

—¿Soy interesante?

—¿Qué?

—Yo. ¿Soy interesante?

Por cada pregunta su espacio se fue reduciendo hasta que ella quedó a un paso suyo.

El calor subió por la cara de ambos, pero ella no se inmutó ni dejó que él lo hiciera.

—¿Lo soy?

Cuando Tanjiro intentó apartar su mirada y girar la cara, las manos de Tsuyuri-san se lo impideron.

—Responde.

Un gritito fue tragado por Tanjiro ante la doki-doki experiencia.

Su labio le tembló en respuesta, pero luego miró hacia otro lado.

—S-, Sí... —respondió.

Ella movió levemente su pulgar por la cara del pelirrojo, haciendo que él volviera a verla.

Sus ojos conectaron y-

—Oigan, que traigan- ¡Kya! —gritó la interrupción—. ¡Se están besando~!

Tsuyuri-san soltó de inmediato su cara y Tanjiro sacudió sus manos hacia la interrupción.

—¡No, Taira-san! ¡No fue eso!

—¡Kyaa~!

Taira-san salió corriendo mientras daba grititos.

Tanjiro dudó un poco, pero luego volvió hacia el depósito.

—Lle-, Llevemos los balones.

Tsuyuri-san no le contestó.

[ . . . ]

¿Qué fue eso? —pensó Tanjiro.

Su mirada estaba fija en el reflejo suyo que emitía el espejo del baño de la prepa.

¿Qué habría pasado si Taira-san no interrumpía?

No quería pensarlo, pero lo hacía.

Yo... ¿yo habría dado mi primer-?

¡BANG!

La puerta del baño se abrió de un portazo.

—Uñighñighñgh.

Hashibira-san entró murmurando algo en voz baja y entró velozmente al baño.

Tanjiro miró con curiosidad, pero al escuchar un suspiro, supuso lo que había pasado.

Pensó en abandonar el lugar, pero un golpe de Hashibira-san a la pared causó que se detenga.

—¡Papel! ¡Aquí no hay papel! —gritó desde dentro del cubículo.

Ágilmente Tanjiro entró al otro cubículo y le tiró el papel desde arriba.

—¿Lo agarraste?

—Sí.

No le dio las gracias, pero Tanjiro abandonó la escena sin inconvenientes.

Fue hasta su salón, donde aún debía recoger sus cosas para irse y tuvo que tomar aire antes de entrar, ver a Tsuyuri-san luego de eso que habían hecho le era vergonzoso.

Cuando pasó la puerta, la encontró recostada en su asiento, como siempre.

Tanjiro caminó hasta su asiento y se paró frente a ella, teniendo en su mano su propio maletín.

—Po-, Por favor despierta... Tsuyuri-san —susurró, incapaz de tocarla como lo hacía siempre.

Por favor despierta, Tsuyuri-san - TanjiKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora