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Las reglas del Olimpo eran sumamente sagradas, principalmente para Zeus, naturalmente. Y ahora está muy molesto con Eros, no sólo por haberse transformado a su forma de Dios en el mundo de los mortales, también por haber desobedecido sus órdenes y, encima de eso, persuadir a los querubines para que le ayudaran y, también agregando a eso, que los haya transformado en humanos y los dejara bajar a la tierra cuando sabe perfectamente que no está permitido para ellos. Lo que no entiende es cómo fue tan imbécil de no darse cuenta de los movimientos de JungKook durante esa semana. Si él no se hubiese convertido en la tierra de los mortales, tal vez nunca se hubiese enterado.

Todos los Dioses estaban en la sala Olímpica esperando por el Dios más rebelde que han tenido en toda su historia. Más de mil años han tenido que soportar sus múltiples travesuras y desacatos al libro sagrado. Lo peor es que ni siquiera le importan las consecuencias de sus actos, siempre hace lo que quiere.

Eros no demoró mucho en subir al Olimpo pese a que intentó retrasarlo. Los querubines temblaban de los nervios y del miedo al saber que serían severamente castigados por primera vez en toda la historia. Aunque JungKook les prometió que intercedería por ellos, no le creían y ahora se arrepentían de haber hecho ese trato con él.

—Ellos no tienen la culpa de nada.

JungKook nunca tuvo la costumbre de saludar cada vez que llegaba a la presencia de los Dioses. Éstos se contemplaron mutuamente compartiendo los mismos pensamientos. Incluso Afrodita estuvo de acuerdo con la sanción de JungKook. Antes de ser su madre, tenía que cumplir con su papel de Diosa y pilar del Olimpo. Sólo podía observar a su hijo con mirada reprobatoria y ligeramente decepcionada.

—No puedo castigar a los querubines, porque no hay nada que pueda prohibirles— habló Zeus con voz dominante— sin embargo, puedo amenazarlos.

Sus ojos se pintaron completamente y su energía color azul corría alrededor de su cuerpo provocando una ligera ráfaga de viento. No cabía duda de que estaba demasiado molesto.

—¡Si vuelven a faltar a las reglas que se les impusieron, me encargaré de quitarles la vida!

Zeus utilizó su voz de Dios para mostrarse más imponente. Los querubines sentían como las alas se les debilitaban al haber escuchado la amenaza del líder. Incluso JungKook estaba atónito e intentaba mantenerse sereno para no mostrar su debilidad. Al final, Zeus no dijo nada más y los querubines salieron disparados hacia el observatorio. Definitivamente y a partir de este momento, le mostrarán mucho respeto a todos los Dioses.

El silencio se prolongó por varios minutos en la sala donde JungKook era juzgado fuertemente con la mirada. Nuevamente se sentía pequeño y lo único en lo que podía pensar era en JiMin. No sabe cómo, pero debe convencer a Zeus a cualquier costo.

—Ni siquiera sé por dónde empezar, Eros— finalmente habló el líder— Anteriormente tus faltas eran justificables e inofensivas, sin embargo— le dedicó una mirada sombría—esta vez cruzaste una línea muy especial.

—Tengo una explicación convincente— se apresuró a decir— Tuve motivos suficientes...

—¡Ya basta!

Su voz de Dios tomó por sorpresa a todos los que estaban en la sala Olímpica. Realmente, Zeus tenía mucho que poner en riesgo si continuaba dejando a JungKook sin un castigo lo suficientemente severo para que pueda entrar en razón. Él también es uno de los pilares del Olimpo y es increíble que siempre actúe bajo la influencia de ese lado irracional.

—Esta vez no escucharé ninguna de tus excusas— retomó aún con esa mirada sombría en sus ojos.

—No es la primera vez que pones en riesgo nuestra existencia, Eros— habló Poseidón— Esa personalidad tuya tan deliberada nos trae problema tras problema. Y siempre tenemos que arreglar las situaciones por ti.

Cupido (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora