Cinco años pasaron.
Cinco años que se fueron como agua en cascada.
Pero no importaba.
Porque su tiempo era infinito.
Habían pasado muchos momentos juntos con una vida completamente diferente a la que hubiesen imaginado. JiMin, por su lado, era más feliz en el olimpo que en la tierra, aunque extrañaba a sus padres. Mes con mes los visitaba para no ser un hijo mal agradecido y ellos siempre lo recibían con los brazos abiertos, a él y a su hermana quien, a pesar de llevar su vida secreta a lado del Dios Ares, continuó sus estudios en la tierra antes de tomar una decisión importante. TaeHyung le dio la oportunidad de continuar con cualquier plan que tuviera y estuvo con ella en cada paso que daba, literalmente, porque la observaba desde cielo.
Por otro lado, YoonGi y Hobi vivían en la Atlántida. Al principio al chico le costó un poco de trabajo adaptarse a esa vida marítima, pero con la ayuda de su Dios todo fue posible. Aún le resultaba increíble poder respirar debajo del agua y luego salir a la tierra como si nada, pero tenía toda una eternidad para ser feliz y adaptarse.
Tal vez los que adoptaron un ritmo más rápido que cualquiera fueron NamJoon y Jin. No pasó mucho tiempo, después de la boda de JiMin y JungKook, para que ellos se casaran también.
El Adelphe Psyche del Dios Zeus tenía un papel importante dentro del olimpo, sabía muy bien cómo comportarse como un buen líder que cuidaba de los demás, aunque esa siempre fue su naturaleza humana. Pero aún mejor, bien sabía cómo controlar los cambios de humor de NamJoon; él podía estar muy enojado por algo, pero en cuanto veía la sonrisa radiante de Jin, olvidaba por completo cualquier problema. Era como un curita a su alma, como una luz cuando todo se volvía oscuro. Lo era todo para él.
Las cosas iban bien. Los Dioses estaban escribiendo un nuevo capítulo en su historia eterna y descubrieron casi todo lo que necesitaban saber sobre el Adelphe Psyche. NamJoon le autorizó a los demás Dioses poder bajar a la tierra para que ellos también pudiesen encontrar a las personas que les correspondían, aunque eso podría tomar tiempo, pero todos merecían ser felices.
JiMin y JungKook lo eran. Sin duda ellos tal vez la pasaban mejor que todos los demás. Cumplían sus tareas cotidianas y se convirtieron en un gran equipo... el del amor. Día con día JiMin acompañaba a su Dios y le ayudaba en su labor de flechar a humanos enamorados, pero ahora cada flecha era con precisión, porque el rubio había logrado perfeccionar su poder y podía ver a través de las personas para saber si sus sentimientos eran genuinos.
Tal vez eso los hacía la mejor pareja del olimpo.
En cinco años su relación se volvió muy sólida y fuerte. Todos los sentimientos que tenían eran mutuos y genuinos. No había día en que no se dieran muestras de cariño y ni que decir de las muchas noches de pasión; ellos eran fuego ardiente que nunca se extinguía. Sus días juntos eran los mejores. Nunca había nada malo ni nada fuera de lo normal, hasta esta mañana de miércoles.
Cuando JiMin se levantó de la cama sintió cómo todo su mundo se movía y cómo su alrededor perdía claridad. Como sus sentimientos y emociones estaban ligados a JungKook, éste enseguida los percibió y se levantó rápidamente de la cama para sostenerlo.
—Mi ángel— lo tomó de la cintura— ¿Estás bien?
—S-sí, sólo... dame unos segundos.
Respiro pausadamente y se concentró en recomponer a su cuerpo de lo que sea que estaba sucediendo, así que no demoró tanto sentirse mejor. Recuperó la sonrisa que tenía antes de levantarse y acarició el rostro de su esposo quien lo miraba sumamente preocupado.
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Cupido (Kookmin)
FanfictionJungKook es Cupido y no cree en el amor, pero un día, mientras está flechando a los humanos, conoce a un rubio bonito llamado Park JiMin. JiMin no sabe cómo es que hacía unos instantes estaba vomitando y llorando en un bar y ahora está en su departa...