CAPÍTULO VEINTITRÉS

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Al despertar escucho la voz de Eric dandonos un sermon,estan todos viendolo fijamente – Quiero daros un consejo para hoy. Si, por un milagro, vuestras familias vienen de visita… —dice, y se detiene a lado de mi cama,finjo aun no despertar—, cosa que dudo, lo mejor es no parecer demasiado unidos a ellas. Así será más fácil para vosotros y para vuestros familiares. Además, aquí nos tomamos muy en serio la frase: «La facción antes que la sangre». El vínculo con vuestra familia indica que no estáis del todo satisfechos con vuestra facción, lo que sería una vergüenza. ¿Entendido?

Oigo la amenaza en la voz severa de Eric. De todo el discurso, lo único que dijo de corazón fue lo último: que somos osados y que debemos actuar en consecuencia, trato de levantarme pero Eric pone una mano en las sábanas impidiéndolo, Tris pasa dirigiéndose hacia la puerta

—Tal vez te subestimé, estirada—dice Eric—Ayer lo hiciste bien, aunque la felicidad duró poco cuando la otra estirada demostró que uno puede ser despiadado— No puedo evitar sonreír ante el comentario.

Cuando todos se han ido Eric me pregunta

— ¿No te vas a levantar, no tienes esperanza de que venga tu familia?

—No tengo ganas de aguantar todo esto el día de la visita

—Si fue por lo de ayer, no vale la pena sentirse así, tus amigos te perdonarán por romperles la cara

—No espero que lo entiendas—respondo sarcásticamente

—¿No tienes familia? ¿Vas a hacer que busque información sobre ti?"

—No— Sueno nerviosa—-Estuve así por lo de ayer—Me levanto rápido y tomo mis cosas mientras voy al baño —Voy a esperar a que venga mi familia

Me doy la vuelta por un minuto y lo veo dirigiéndose por el pasillo, se gira y me da una sonrisa, vuelvo al baño y me alisto para ir al pozo.

Hay pequeños grupos de familias en el fondo del pozo, casi todas ellas familias atrevidas con iniciados. Veo a Drew y Molly solos en un extremo de la habitación. Al menos sus familias no han venido. Pero el de Peter, sí. Está de pie junto a un hombre alto de cejas pobladas y una mujer pelirroja de aspecto sumiso. No se parece a ninguno de ellos. Ambos visten pantalones negros y camisas blancas, típicos de Verdad y su padre habla tan alto que casi puedo escucharlo desde donde estoy parada. Estoy de pie en la barandilla. Al otro lado de la habitación, Will está con una mujer de azul. No parece lo suficientemente mayor para ser su madre, aunque tiene el mismo surco entre las cejas y el mismo cabello dorado. Una vez me dijo que tenía una hermana; tal vez sea ella, noto como su madre toca la herida que le hice en la cara, se ve angustiada pero Will aparentemente la hace reír. A su lado, Christina abraza a una mujer de piel oscura vestida de blanco y negro.Entonces Cuatro se me acerca

—Pensé que no vendrías, ¿tienes alguna esperanza de que venga tu familia?

—¿No y tú?—le doy mi más cínica sonrisa

—Estoy con ella ahora mismo

—Espera Cuatro, estás siendo amable conmigo

—Pues eres mi hermanita Tirsa y como tu hermano diré que tenemos que hablar de lo que pasó ayer—lo último lo dice en voz baja aunque nadie nos escucha por el escándalo que hay

—No creo que sea un buen momento, ¿Quieres que todos los iniciados vean cómo un instructor está más cerca de una iniciada de lo normal?

Se acerca a mi oído

—Bueno, no sería extraño, han visto a Eric cerca de muchos iniciadas—Suelto una carcajada y noto como Tris y su mamá caminan hacia nosotros.

—No olvides sonreír

—¿Qué?—Sus ojos se agrandan cuando se vuelven hacia la mamá de Tris, su expresión relajada cambia a una seria.

——Hola, mi nombre es Natalie, soy la madre de Beatrice—Él le estrecha la mano y la sacude dos veces con rigidez.

—Cuatro, encantado de conocerla

Cuatro se aleja, se nota lo rígido que está y me expone, Natalie me mira y se asombra

—Tirsa, mírate, eres más ancha— dice, pasándome un brazo por los hombros — Dime cómo estás.

—Bien Natalie, gracias, me gustaría quedarme a platicar pero me tengo que ir, fue un placer

Me despido de Cuatro y subo al techo para evitar el alboroto, me doy la vuelta y Cuatro me lanza una mirada desafiante, le sonrío y no me doy cuenta cuando Eric se cruza en mi camino.

—¿A dónde vas, has terminado tu conversación con Cuatro?—

—Espera, ¿me estabas espiando? ¿No tienes una familia que ver?

—No sé, estaba dando vueltas para ver a los iniciados y te vi

—Con tu permiso, iré a dar un paseo

—Te acompaño, sabes que no debes salir sola

—No creo que quieras ir a donde yo voy

—Es  por eso que iremos a donde te diga

Subimos las escaleras y llegamos a lo alto del edificio, no he estado aquí desde mi primer día, sintiendo el aire fresco golpear mi cuerpo y como la luz toca mis mejillas.

—La primera vez que sales, se siente bien, estar encerrado tanto tiempo te cambia—Se queda estático por un momento y de repente toma mi mano—¡Corre!

Empezamos a correr y me lleva a las vías del tren, cuando el tren se acerca me empuja a su lado haciéndome correr más rápido, cuando llega el tren me suelta y se sube a un vagón, me desestabiliza pero sigo corriendo para llegar veo como se asoma y se rie

—Vamos estirada ya lo hiciste, si no lo logras pensaré en tu lugar en la pizarra

Agarro la barra de apoyo que tiene el tren y salto a columpiarme, me da la mano

—¿Me dejarás ayudarte esta vez?—

—No—Entro al vagón sin su ayuda—Voy con los abandonados y tú

Me mira con fastidio—Eres tan terca, ¿por qué vas con los abandonados?

—Es el día de la visita.

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