Capítulo 23

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Esperó a que continuara, solo que el nudo en mi garganta me lastimaba al hablar, me separé de él para concentrarme mejor en lo que le iba a decir.

—Después de esto vas a estar muy decepcionado de mí —susurré, esperando a que no me escuchara.

—Eso jamás, así que dime qué sucede.

—Yo... odio a alguien, con todas mis fuerzas —empecé diciendo.

No pude mantener la mirada mucho tiempo porque me sentí nerviosa y eso se reflejó en mis manos, las cuales no dejaban de temblar y moverse.

—Antes no era así, la quería y mucho, solo éramos ella y yo. Nada más importaba. Debí cuidarla, pero no lo hice —la respiración me empezaba a faltar—, los comentarios de las personas me hicieron odiarla, después de eso... yo solo fingía estar bien todos los días, para que nadie me hiciera preguntas al respecto. Mis amigas sabían que yo no estaba bien cuando la empecé a odiar, e intentaron ayudarme.

"Dile quién es ella" me incitaba a hablar cada vez más mi conciencia.

—Yo les decía descaradamente que estaba bien, otra mentira. Creí que la había perdido, eso me introdujo a un gran agujero negro del que no había salida, me sentí desesperada y sola. Con un vacío que no sabia con quién o con qué llenar.

Me aterrorizaba la confesión, pero debía decírselo para que él decidiera si quedarse o... alejarse de mí.

—Un día, no hace mucho, cuando recién nos mudamos, ya no pude más. Había pensado mucho en eso, hablé con mi psicóloga pero nada funcionaba, nada me hacía cambiar de opinión. Quería... Quería acabar con mi vida.

Zack hizo lo que temía, su expresión cambió y no pude identificar lo que transmitía. Todo me estaba asustando, pero guardé esos pensamientos negativos para poder seguir con lo que decía.

—¿Sabes por qué? Porque a quién yo odiaba, era a mí misma. Me odié durante meses, eso se sintió una eternidad. Era como ver una parte de mí que se desvanecía con cada insulto que me decía yo misma. Era insoportable estar con esa parte de mí. Nunca creí que... tantos malos comentarios acumulados me llegarían a lastimar así. Mi peor enemigo fui yo, durante bastante tiempo.

»Fue tanto, que llegué a sentirme odiada no solo por mi, sino también por mis amigas y por la gente con la que trabajaba. Aparte, Edward no me había dejado en el mejor estado después de nuestra ruptura. Lo odié a él por sus palabras que me decía en nuestra relación, creyéndose superior que todos y ahora, viendo a mi yo antigua, me alegra haber terminado con él.

Recordé las veces en que pasaba la mitad de la noche mirándome al espejo, con las mejillas mojadas por mis lágrimas, pensando en cosas como ¿Debería bajar más de peso? ¿Mi peso será el suficiente para la empresa? ¿Mi talento durará o tendré un límite?.

Dejé de comer por un tiempo cuando esas preguntas me consumieron hasta tal punto de convertirse en inseguridades. Terminé obsesionada con los métodos para reducir la grasa, hasta un punto que me avergüenza. Maggie fue la que primero se dio cuenta sobre mi falta de peso, cuando estuvimos un día de compras y hasta las tallas más pequeñas de la tienda le quedaban grandes a mi cuerpo. Recuerdo que me obligó a subirme a una báscula de peso y su cara de horror al ver los números y mis costillas, que cada vez se hacían un poco más visibles por la falta de alimento.

De inmediato, las chicas me llevaron a un médico nutricionista y con su ayuda pude regresar a un peso casi normal. Aún tengo pequeños problemas para comer, pero sigo temiendo que mi peso pueda aumentar de manera extrema. Y claro que para mejorar ese punto necesité una reunión diaria con mi psiquiatra.

(NO) Podrás Amarme © [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora