Sol de Invierno Descolorido

Capítulo 4

Shikamaru subió el volumen y Kiba golpeó a Naruto con fuerza en el hombro, haciéndolo caer un poco hacia adelante con la fuerza. Entonces el amigo lo tomó del codo y lo acercó a la mesa del bar.

—Uzumaki, es hora del espectáculo. Beberás lo que te dé sin quejarte, me niego a dejar que el cumpleañero se vaya sobrio de una fiesta que estoy dando.— advirtió, agarrando una coctelera y llenándola con cosas que Naruto no pudo distinguir cuáles eran, además de una variedad de frutas. —Estoy haciendo más ritmos, traigan las copas aquí– anunció Kiba a los demás. Shino y Chouji, que probablemente estaban esperando, fueron hacia él en fila.

–¿Qué pasa, Naruto?– una voz femenina llegó a sus oídos, viniendo detrás de él. Sakura sonrió cuando captó su atención, removiendo distraídamente los restos de fruta de su bebida con una pajilla. Sus ojos recorrieron rápidamente con curiosidad el cuerpo de Naruto, pero la poca luz oscureció su gesto. –¿Cómo estás?–

—¡Estoy bien, Sakura-chan! ¿Y tú?— Se rascó la nuca y se revolvió el pelo, sonriendo. Su amiga abrió la boca para responder, pero fue cortada.

–Sakura, toma. Llévale uno a Ino también. Naruto, este es tuyo.–Kiba tenía una expresión astuta en su rostro mientras señalaba el vaso más grande, sin fruta y de un color diferente. Naruto le pasó las bebidas más pequeñas a Sakura y tomó el vaso de él, preocupado por lo que habría allí. Ya estaba claro que iba a tener que beber algo, o Kiba no lo dejaría en paz.

Caminaron con cuidado hacia el banco donde Hinata, Tenten e Ino estaban hablando para que se entregara el ritmo. Dándoles un guiño, Ino le agradeció mientras Hinata le dedicó una débil sonrisa, moviendo sus ojos entre él y Sakura.

Naruto tomó un sorbo de su vaso y descubrió que no estaba tan mal, sabía a leche con chocolate y algo más fuerte que no pudo identificar, pero estaba muy bueno. Esa bebida era sin duda mejor que cualquiera que hubiera probado antes, e hizo una nota mental para felicitar más tarde a su cantinero por encontrar algo que le gustara.

–Vamos adentro, es mejor hablar. El sonido es fuerte aquí.– Sakura tiró suavemente de él por el codo hacia la cubierta, caminando hacia la puerta de la sala de estar con él. Su piel se sentía fría al tacto, pero su cuerpo siempre estaba más cálido que el de otras personas de todos modos.

Dudando por un momento, Naruto se sonrojó al darse cuenta de que sus amigos tendrían una idea equivocada si lo vieran caminando allí con Sakura, lo que ciertamente no le gustaría mucho. Mirando hacia atrás, captó la mirada lasciva de Kiba. A veces su amigo se las arreglaba para ser más inmaduro que él, y eso era algo .

Sakura notó el balanceo de Naruto, pero no le dio otra opción mientras deslizaba los dedos de su codo y tiraba firmemente de su muñeca, mirándolo fijamente. Se dejó llevar y la siguió, observando cómo la chica se sentaba cerca del brazo del sofá.

Mirando a su alrededor, se dirigió directamente a la bocanada en diagonal frente a ella, se hundió en ella y se sentó satisfecho con el vaso en la mano. Ese era un lugar estratégico, además de estar cómodo, todavía estaría casi de su lado sin necesidad de acercarse demasiado.

A lo largo de sus años de amistad, Sakura siempre había dejado en claro lo cerca que podía llegar a estar, por lo que Naruto prefirió mantener una distancia segura con la chica. No es que le molestara si se sentaban en el mismo lugar, siempre y cuando Naruto no se acercara demasiado. Aún así, a medida que pasaban los años, él mismo puso más que suficiente distancia entre ellos para no correr el riesgo de sufrir su ira.

La ceja de Sakura se arqueó al ver su elección, pero no hizo ningún comentario, a pesar de que estaba un poco distante y prácticamente al nivel del suelo enterrado allí, lo que dificultaba un poco la comunicación. Aún así, incluso con poca luz, Naruto podía verla bien y estaba seguro de que podía oírla.