Capítulo 3

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Volvió a acercarse a el y, esta vez, sus manos fueron hacia su cintura. Allí se metieron por debajo de la camiseta y la hicieron subir al paso que él iba acariciando todo su cuerpo. Por cada lugar que pasaban sus manos el cuerpo de Jimin ardía de deseo contenido. La pausa que habían tenido le permitía controlar su orgasmo pero al volver a tenerlo tan cerca éste se convirtió en una bomba de relojería; no iba a aguantar mucho más tiempo. Intentó cerrar las piernas para contenerse pero eso solo hizo que él se detuviera cuando estaba cerca de sus nalgas. La camiseta se quedó a escasos centímetros de sus pezones, erectos y duros, esperando el toque de él.

- Mantén las piernas abiertas. - Le regañó él mientras ponía sus manos sobre los muslos interiores y las abrían más de lo que estaba y lo que permitían los pantalones en sus rodillas que no era mucho.

- No puedo aguantar más... - Gimió el rubio.

- Aguantarás hasta que yo te diga. Yo te haré llegar hasta el mejor orgasmo que hayas tenido. - Le dijo acariciandole por encima del bóxer. - Dios, estás tan erecto.

Jimin jadeó ante el contacto de su mano sobre su ano. Lo necesitaba dentro, necesitaba tenerlo donde había fantaseado todas las noches. Ahora.

- Por favor...

- No.- Negó él alejándose de el de nuevo. Eso hizo que el rubio llorara de frustración. Se irritó ante esa negación y trató de mover sus piernas para darse placer el mismo. Estaba tan cerca que podía sentirlo.

Las manos de Jk se cerraron sobre sus caderas y su cuerpo se inclinó sobre el suyo. Aún estaba vestido pero eso no le impedía notar el calor que exudaba su cuerpo ni la dureza que instaló entre sus piernas.

- No me hagas atarte a la mesa... - Le indicó deteniendo sus movimientos.

- No puedes hacer esto aquí. Cualquiera podría entrar.

- Eché la llave. Y las paredes son gruesas, no oyen nada desde fuera. ¿O has cambiado de opinión y quieres irte?

¡Por supuesto que no quería irse! Y menos en el estado que estaba. De seguro si intentara moverse un poco su orgasmo lo catapultaría a otro mundo y estaría varios minutos sin poder moverse de donde se hubiera caído. Sus manos empezaron a subir por sus costados con suavidad y llegaron hasta la parte inferior de su clavícula.

Llevaba dos años teniendo que sufrir por tenerlo en sus clases y no poder acercarse a el. Era su profesor, se suponía que tenía que mantener su poll.a en los pantalones y pensar con la cabeza. Pero ese día no podía hacerlo. Solo quedaban dos meses para que el rubio desapareciera de su vida y tuviera que dejar de fantasear con el en su cama completamente desnudo a merced de sus deseos. Encima ese día la mirada era como de un lobo. Se lo estaba comiendo con los ojos y esos ojos iban directos a su entrepierna que cada vez estaba más y más molesta comprimida en sus pantalones. Si por él fuera, en ese momento lo hubiera foll.ado delante de todos. Pero en cambio su humor había ido a peor y cuando se acercó para llamarle la atención no pretendía sonar tan duro. Lo había hecho llorar por sus palabras y eso tampoco se lo perdonaba.

Ahora lo tenía para él solo unos minutos. Unos dulces y sabrosos minutos. Desde que el rubio le cayó encima ese día su deseo se inflamaba cada vez que lo veía en sus clases. Suspiraba por el durante las vacaciones pero había logrado verlo de vez en cuando por la calle.

Le acarició los pezones presionándolos suavemente al principio, después con mayor intensidad hasta que notó el límite de el. Si... Era caliente, ese chico tenía fuego en su interior y él iba a encargarse de ser su catalizador para hacerlo explotar hasta lugares a los que nunca habría llegado. En la postura que estaba no podía catar sus hermosos pezones y tuvo que contentarse con juguetear con ellos en sus manos. Tampoco parecía que le importara por cómo se movía bajo él a pesar de que le había dicho que se estuviera quieto. Era demasiado impaciente pero él se encargaría de domarlo.

-¿Quieres correrte?

-sí... - Respondió sonando desesperado. Él sonrió feliz por conseguir ese tipo de reacción en el rubio. Sería suyo, tarde o temprano lo tendría solo para él.

- No puedes hacerlo.

Jimin se detuvo por un momento. Había pensado que por fin lo llevaría a correrse, una corrida larga y dura. Seguía negándose a ello. A la mierda, el rubio no necesitaba a ese tipo para seguir con la fantasía..... Cerró las piernas y se frotó a sí mismo mientras su placer subía en intensidad. No le importó que él se apartara de el y dejara desamparados sus pezones, ahora solo tenía en mente llegar hasta ese orgasmo.. Pero cuando él lo cogió de la cintura y le dio la vuelta su determinación de desobedecer a ese hombre se desvaneció. Estaba muy enfadado y se notaba en sus ojos que mantenía entrecerrados y en la rigidez de su mentón. Lo levantó unos centímetros para sentarlo sobre la mesa algo que lo sobresaltó por el contraste entre el calor y el frío. Puso las manos sobre las rodillas quitándole los pantalones y separándole las piernas con amplitud entrando en su hueco. Ahora no podría cerrarlas aunque quisiera y aún si lo hiciera se encontraría frotándose directamente con la polla de él, que todavía estaba dentro de sus pantalones.

Jimin bajó la cabeza para ver cómo él estaba tan cerca de el y, a la vez, tan lejos. Los jugos se desbordaban de su pene como si fuera un río y su deseo por tener el pe.ne de él dentro era intenso.

Nunca antes había rogado porque alguien lo foll.ara.

- Por favor, fóll.ame... - Suplicó al fin.

- ¿Después de desobedecerme?

- No me he corrido.

- Pero lo has intentado. Y eso no me gusta. - Replicó él y por un momento, se sintió muy mal consigo mismo.

Movió la cabeza a los lados para despejarse. ¿Por qué se sentía mal? Él no quería que llegara al climax, pues bien, el era dueño de su placer. Y el rubio decidía cuándo correrse.

- Estás pensando... - Murmuró él.

- Voy a correrme. - Le dijo desafiante. Su profesor torció los labios en una sonrisa pícara.

- Inténtalo.

Jimin movió su mano hacia su pene para frotarlo. Solo necesitaba un poco para despegar. Sin embargo, la mano del profesor lo interceptó antes de llegar y lo cogió llevándoselo hacia atrás. Lo intentó con la otra y volvió a hacer lo mismo. Tenía las dos manos agarradas detrás de su espalda y no podía moverse con él delante. Gritó desesperado mientras intentaba bajar de la mesa pero no lo dejó. Se acercó más al rubio haciendo que su pe.ne se apretara con el de el y el rubio jadeó.

Eso era lo que quería, a él, lo más cerca posible. Era consciente que lo estaba mojando con su presemen pero no le importaba.

- Te voy a castigar... - Le susurró él al oído al tiempo que le mordía.

¿Que les esta pareciendo? ¿MUY HOT?Esto solo es el comienzo

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Esto solo es el comienzo.

Mi profesor 🔹Kookmin 🔹[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora