A la mañana temprano, Taehyung y yo habíamos tenido clase en el taller de escritura creativa.
Escribir me gustaba tanto como leer, pero había veces en las que simplemente me frustraba. Era difícil transitar los días en los que no tenía inspiración —principalmente, porque no lo veía como un pasatiempo, sino un trabajo— y, para mi mala suerte, este era uno de esos días.
Los profesores nos habían encargado que preparemos un cuento con temática y género a elección para dentro de un mes. Me gustaba que mis escritos fueran limpios, sin hilos sueltos y con una estructura compleja, pero el poco tiempo que nos dieron, sumado al hecho de que perdería un día en la fiesta de los padres de mi mejor amigo, ya me había comenzado a abrumar.
Estaba acostado en mi cama mirando fijamente la pantalla de mi celular con la aplicación de notas abierta. Si por mí fuera, habría estado trabajando con papel y bolígrafo, pero sabía que eso podía llegar a ensuciarme y no quería llegar a la fiesta con las manos sucias.
Todo lo que escribía lo terminaba borrando, pero es que en verdad no se me caía una idea.
A diferencia de mí, a Taehyung se lo veía más despreocupado. Se miraba en el espejo y se retocaba el perfume —mi perfume— cada dos minutos.
—¿Se me marca el trasero? —preguntó mientras seguía observando su reflejo.
Fruncí el ceño.
—¿Sabes que la mayoría de invitados son personas de más de cincuenta años, verdad?
Se dio la vuelta y me sonrió con picardía.
—Claro que lo sé.
Hice una mueca de asco.
—Llegas a hacerme pasar vergüenza frente a mis futuros suegros y prometo que te borro de mi vida.
—No te preocupes, Jiminie. Estoy seguro que robaré muchos corazones en esa fiesta, incluído el de los señores Jeon.
No sabía si con eso se refería a que iba a comportarse bien o si iba a tratar de coquetear con ellos.
Dos toques en la puerta me hicieron apartar la mirada.
—¿Preparados?
Sonreí y lo miré de arriba a abajo. Estaba muy apuesto.
Me levanté de la cama y caminé hasta Jungkook, quien también sonreía mientras me analizaba. Me sentí un poco intimidado, solo esperaba que el rubor no se me notara mucho.
—Woah —exclamó en un susurro, y yo di la vuelta para mostrar coquetamente cómo estaba vestido.
Él, por el contrario, no se había esforzado demasiado con el atuendo, pero aún así se me hizo el hombre más precioso del universo. Camisa blanca, pantalón de vestir negro y tapado oscuro también. Su cabello estaba peinado hacia un costado con gel, pero aún así sobresalían algunos mechones rebeldes. Su cuello estaba destapado, y como tenía miedo de que por eso pescara un resfriado, me quité la bufanda y se la coloqué.
El día estaba especialmente frío, por lo que todos íbamos a estar sumamente cargados de ropa. El evento era en un lugar cerrado, por lo que la calefacción y el calor de los cuerpos iba a ser de gran ayuda para mantener una temperatura cálida.
Y yo ya estaba visualizando los brazos en los que me iba a abrigar.
Taehyung carraspeó y me sacó de mis pensamientos.
—¿Nos vamos, tórtolos?
Me ruboricé con más intensidad, y más al darme cuenta de que me había quedado mirando a Jungkook como un idiota, aún sin apartar las manos de su cuello.
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Jimin's dream book ✒️ | Kookmin
Fiksi Penggemar✒️ Jimin creció escuchando y leyendo historias de amor con finales felices. Hoy en día, el amor lo ha decepcionado lo suficiente como para no seguir buscando una relación. Sin embargo, todo cambia cuando su mejor amigo, de quien ha estado enamorado...