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Tome un baño, en ese momento las gotas de agua tibia resbalaban por mi cuerpo, venía a mi mente el recuerdo del día anterior. Intentaba pensar en otra cosa pero me era imposible, aquella imagen de Jungkook besando los labios de otra mujer quedó impregnada en mi mente.
Hubiese deseado no ver aquello.
De mi closet tome un pantalón de Jean y una camisa blanca para colocarmela. Durante toda la noche había pensado en que hacer, se podría decir que se me ocurrió algo pero no estoy segura de que funcione.
Salí del hotel casi a las apuradas, el Taxi se estacionó frente a la lujosa casa a la cual había venido ayer. Solté un suspiró y si más me acerque hasta la gigante puerta de madera, toque esta algo nerviosa.
La puerta se abrió dejando ver a la misma mujer que había recibido a Jungkook el día anterior.
—Buenos días? —Soltó confundida al verme allí, supongo que no esperaba visitas.
—Buenos días, ¿se encuentra Jungkook?
—De parte de quien?
—Oh, lo lamento, no me presente... soy Ailee Williams, vengo de parte de la empresa, necesito hablar con su esposo.
—Un gusto, soy Kim SooYon, por favor pasa. —Se hizo a un lado dejándome pasar a aquella gran casa, al ingresar pude notar varias fotografías de la que sería la boda de ella y Jungkook, no voy a negar que los celos me invadieron por completo. —Iré por el, toma asiento.
Se alejo de mi, tome asiento en el sofá que se encontraba en medio de la sala.
—Cariño, ¿Quien... —Callo su hablar al verme allí sentada.
—Cariño, ella es Ailee Williams, viene de parte de la empresa. —el teléfono comenzó a sonar por lo cual SooYon salió rápidamente a atender este.
La mirada fría de Jungkook cayó en mi una vez su esposa desapareció. Mi corazón comenzó a palpitar rápidamente al ver como se acercaba cada vez más a mi.
—Mucho gusto señor Jeon, soy Ailee Williams —Sonreí de lado.
Este tomo mi muñeca y comenzó a apretar esta, podría jurar que esta ya se encontraba roja debido a la fuerza que ejercía.
—¿Que haces aquí? —Hablo seriamente, podía parecer serio pero sabía que estaba nervioso, tal vez temía que sin querer algo de lo sucedido entre nosotros salga de mi boca.
—Acaso no puedo venir a visitarte? —Sonreí levemente.
—No quiero problemas Hanna, vete de aquí. —Se giro dándome la espalda.
