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Tomaba aire y lo dejaba salir mirando sus manos, estaba nerviosa, muy nerviosa, hace poco sus abuelos y ella se habían pasado a vivir a Yokohama, así que sería su primera vez en esa increíble ciudad, por lo que sabía ahí mismo vivió su romance adolescente su abuelo junto a su abuela, ella era tan feliz cuando le contaban una y otra vez cómo se habían conocido, siempre deseaba conseguir un amor como el de ellos, tan puro y real, aunque siempre hubieran problemas sabían sobrellevarlos juntos y eso era lo que más le gustaba.
–Abuelo, no necesito que me lleves hasta la escuela
Dijo algo avergonzada viendo al albino a su lado que simplemente se encogió de hombros.
–Es tu primer día, al menos tengo que enseñarte los trenes que debes tomar
Al final simplemente sonrió y abrazó al hombre, él en realidad no era su abuelo de sangre, ella había vivido sus primeros 18 años en un orfanato y cuando fue expulsada de este fue adoptada de cierta forma por esa pareja de señores, pero ellos preferían decir que eran sus abuelos a decir que eran sus padres.
Cuando llegaron a la parada del tren, bajaron y su abuelo le iba explicando los caminos que tomar para llegar a la escuela, por suerte no fue tan difícil, cuando estuvieron frente al gran portón él la miró con cariño.
–Suerte, Atsushi, vendré a recogerte con tu abuela Ougai en la tarde
Ella asintió varias veces y se abrazó al hombre para luego despedirse de él.
–¡Hasta luego, abuelo Yukichi!
Entró con algo de nervios al lugar y empezó a investigar, miraba a su alrededor emocionada, era un lugar hermoso a su parecer.
Llegó a la oficina del director para que él ya la guiara a su salón y le diera su horario y todos los detalles ya que ella estaba entrando casi a medio año, debía conseguir toda la información que habían visto antes de entrar, saber cuáles profesores le daban cada materia para pedir la información, además de que debía de buscar un club al cual iba a pertenecer en lo que quedaba del año.
Fue tranquilo, el director Natsume la guió por el lugar enseñándole como llegar al área de comida, al de los clubs, por cuáles pasillos debía ir para llegar a los salones del primer año, todo fue realmente tranquilo, más que nada porque todos estaban en clases mientras ella tenía el recorrido del lugar.
Cuando llegaron al que parecía ser su salón el hombre tocó la puerta esperando a ser recibido por la profesora.
La mujer que abrió la puerta hizo una leve reverencia hacia el hombre.
–¿Se le ofrece algo, director?
–Yosano, querida, verás, ella es nieta de un viejo amigo que se acaba de mudar de nuevo a Yokohama, la aceptamos ya que siempre ha tenido muy buenas notas y un buen comportamiento, este será el grupo de ella, ¿Podría presentarla?
