Capitulo Uno.

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El ruido molesto de mi alarma otra vez interrumpió mi sueño, y como ya había sonado tres veces me levante. Justo en ese momento una llamada hizo que mi celular vibre.

-¿Si?

Pregunte aun dormido, fregando mi ojo.

-¡Bill! ¡¿Que hacen, esperan llegar tarde de nuevo?

Sono alto la molesta vos de Georg del otro lado y tuve que alejar el teléfono de mi oreja.

-Despierta a Tom y salgan, rápido.

Exclamó Gustav detrás y suspire.

-Si, ahora voy.

Respondi con tranquilidad tratando de abrir mis ojos.

Corte la llamada y me levante al baño, ahí me peine, me maquille los ojos y salí a vestirme. Cuando estuve listo eche perfume y salí de mi habitación. Escuche que Tom se preparaba así que baje a la cocina.
Como es costumbre, estabamos solos en la gran casa que mis millonarios padres compraron, como son científicos bastante reconocidos, nunca están en casa, suelen pasar semana o hasta incluso meses en los que se dedican sólo a la ciencia y a su laboratorio a las afueras de Atlanta.

Aun que ciertamente ya no nos me molesta que no estan aquí, somos adolescentes, ¿y que mejor que tener una casa con todos los lujos solo para nosotros?

Además, al ser gemelos, siempre hemos compartido todo, somos muy unidos. Supongo que el echo de la fatla de nuestros padres es razón principal de nuestra hermandad.

Y tenemos al dúo de tarados que nos hacen sentir bien.

-Bill, Bill, Bill.

Canturreaba Tom mientras me empujaba despacio con su dedo.

Íbamos caminando por la calle rumbo a la escuela, y como el tarado de Tom sabe que no estoy de humor durante las mañanas, lo único que sabe hacer su cerebro es molestarme.

-¡Ya basta, Tom!

Golpee su mano con la que empujaba mi brazo y escuche como reía.

-¿Creen que la inspectora nos diga algo?

Pregunto Gustav, un poco preocupado. El es un poco más aplicado que el resto de nosotros.

-Da igual, siempre tiene algo que decirnos.

Respondió Georg elevando sus hombros.
Justo entonces, entramos a la edificación.

Y la inspectora se acercó causando el único ruido en el pasillo con sus tacones.

-Otra vez ustedes, ¿saben que hora e?

Pregunto la rubia con ambas manos a cada lado de sus anchas caderas.

-Mm, nueve y media.

Respondió Tom mirando su celular y sonriendole. Se estaba burlando de ella.

-Exacto, ya es tarde. Además, creo recordar que prohibi, el maquillaje

Me señaló y miré a otro lado. Como si me importara.

-Y esa vestimenta.

Una chica de otro planeta-B.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora