Capitulo Ocho.

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Bruna bajo ya lista cuando los chicos llegaron, ni siquiera me miró al llegar a la sala, únicamente se sentó en el sillón, y Gato no tardo en subirse a sus piernas.

-Su nombre es Gato, lo encontré en el patio. Pero no sabemos si es chico o chica.

Contó algo triste por el último dato.

-No importa, es lindo igual. Hola gatito.

Saludo Tom mientras acariciaba al gato en las piernas de la pelinegra.

-Si lo es.

El sonido de la bocina nos aviso que los chicos ya estaban afuera, y rápidamente salimos de casa.

Fuimos como antes, Gustav conducia, Georg a su lado, y Bruna entre Tom y yo.
Era algo incomodo, note lo distante que estaba Bruna, y me angustiaba saber que era por mi culpa. Por ser un cobarde que no quiere admitir lo que siente.

Guarde las palabras para más tarde hablar con ella cuando lleguemos a casa y me dedique a mirar por la ventana. Pensando en que debería decirle.

-¿Que podemos ver? ¿Scream?

Pregunto en alto Gustav.

-O tal vez, El exsorcista.

Agregó Georg volteando a vernos.

-¿Por que películas de terror? Veamos mejor...Rápidos y furiosos.

Propuso Tom, amante de las películas de acción.

Se pusieron a discutir sobre que deberíamos ver, que le gustaría más a Bruna, que le daría miedo, o que haría que se duerma del aburrimiento.

Ella parecia fuera de la conversación, poco interesada, enrealidad. Se que pensaba en lo que había pasado.

-...¿O no Bruna? ¿Tu que dices? Debemos ver Rápidos y Furiosos, ¿o no?

Pregunto Tom, mirándola suplicante.
Ella se mantuvo un rato en silencio y luego sonrio.

-Claro, suena divertida.

Respondió asintiendo. Mi hermano festejo y abrazó a Bruna por los hombros causando un peso en mi estomago bastante molesto.

-Listo, veremos Rápidos y Furiosos.

Sonrio triunfante mientras acariciaba el cabello de Bruna.

Será un largo viaje...

[...]

Al llegar, fuimos directo a comprar las entradas y como la función empezaba en veinte minutos, decidimos ir a comprar para comer durante la película.

-Bruna, dime, ¿te gusta algo de aquí?

Pregunto Gustav y la nombrada recorrió todo el pequeño kiosko del cine, miraba todas las golosinas y comidas chatarra que vendían.

-Mmh, ese de ahí.

Apunto con su dedo a una paleta redonda de colores.

-Bruna, no has comido nada hoy. ¿No quieres un sadwich? Podemos compartirlo si quieres.

Comente mirándola con una pequeña sonrisa.
Ella me miró unos segundos y luego asintió.

-Esta bien.

Murmuro y me acerque a comprar el sadwich, le compre también la paleta, y se la entregue recibiendo una gran sonrisa de dientes que me hizo sentir calor en el pecho.

Una chica de otro planeta-B.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora