Capitulo Trece.

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Esa misma noche desperte en plena madrugada, los brazos de Bill me envolvían desde atrás y su respiración tranquila acaricia mi oreja.

No sé con exactitud el porqué de mi repentino despertar, pero una vaso de agua fue en lo primero que pensé. Batalle bastante para que Bill me suelte, y cuando lo logré me baje de la cama para caminar a pasos ligeros hasta la puerta.

Todo estaba oscuro y silencioso, asique baje con cuidado de no tropezar las escaleras y dirigí mis pasos a la cocina, no quería encender ninguna luz por las dudas por lo que busque un vaso y simplemente tome agua del grifo.

—¿No puedes dormir?

Por el susto, mi respiración se corto de golpe y el agua se estanco mi garganta provocandome una imparable tos.

—Tranquila, tranquila. Respira despacio.

Tom, quien al parecer había estado todo el tiempo ahí, se acercó para golpearme con delicadeza la espalda y sostener mi antebrazo derecho.

—Estoy bien. Solo me asustaste un poco.

Murmure limpiando mi mentón que se había salpicado de agua. Lentamente me solté de su agarre y volví a beber otro sorbo, solo quiero volver a acostarme con Bill.

No dijo nada, únicamente me miró por unos largos segundos en los que saciaba mi sed, al terminar vacíe el vaso y lo guarde.

—I-ire a dormir. Buenas noches, Tom.

Levante mi mano como saludo y gire sobre mis talones descalzos para volver a la habitación.
Aunque fui interrumpida por un agarre firme en mi ante brazo.

Antes de que pueda voltear a reprocharle algo, sus manos grandes sostuvieron mis hombros para estamparme sin mucha fuerza contra la pared de la cocina provocando un ruido sordo por encima de mi jadeo ante su movimiento brusco y rápido.

Su cuerpo se acercó con lentitud al mío rozando su imponente figura con la mía.
Intente empujarlo con mis manos en su pecho pero rápidamente rodeo mis muñecas con sus manos y las sostuvo a mis lados, su respiración se aceleró cuando se acercó aun más y su aliento frío choco contra mi cara.

—Quédate quieta, Bruna. Solo quiero volver a probar tus labios.

Murmuro contra mi mejilla.  Su aliento olia fuerte, como a...cerveza.

—Déjame Tom. No quiero.

Espete sin dejar de retorcerme y de mover más manos para que me suelte. Pero todo parecía en vano, inútil, me sentía débil ante él.

No hizo nada, únicamente me miró fijo.

—¿Por que me haces esto? ¿Mhm? ¿Acaso te diviertes? ¿Te divierte volverme loco? ¿Te divierte estar en mi cabeza cada maldita hora?

Pregunto balbuceando y el agarre en mis muñecas se intensificó mientras su cabeza se escondía en mi cuello. Pero no hizo nada, solo dejó caer su cabeza en mi hombro.

Pronto caí en lo que había dicho, y el asombro me paralizó. ¿Acaso Tom sentía algo por mi?
No puede ser.

Sus manos cayeron a ambos lados de mi cuerpo y me sorprendi al escuchar sollozos leves.

¿Tom estaba llorando...?

No sabía que hacer, o que decir. De pronto me sentí culpable por la tristeza del pelinegro asique me limite a abrazarlo por la cintura y acariciar su espalda con lentitud para calmarlo.

—Tom...yo-

Intente decir algo pero el repentino movimiento de su cuerpo separándose del mio me detuvo, el frío de la noche volvió a mi cuerpo y me estremecí levemente al ver sus oscuros ojos examinarme.

Una chica de otro planeta-B.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora