𝟎𝟑

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El sueño no la visitó la noche anterior y la antepasada tampoco. Para Khione el sueño no es más que un amigo con el que rara vez se encuentra.

La chica, luego de estirarse, empezó a examinar sus manos, eran un poco ásperas. Segundos después, de estas comenzó a salir un resplandor ligeramente cegador, pero se desintegró un instante después. Suspirando, se levantó y estiró sus extremidades entumidas otra vez.

Mientras más tiempo permanecía en este mundo la habilidad innata con la que había sido bendecida empezaba a marchitarse.

Agarró la empuñadura de su katana y empezó a hacer varios movimientos. Lanzando ataques al aire bajo la sombra de los árboles circundantes.

Un buen rato después, mientras tomaba un respiro, se escucharon algunos pasos, intuyendo la llegada de otro.

Al girar para ver de quién se trataba, era nada más y nada menos que Tomioka Giyū. Su rostro, como siempre, estaba desprovisto de cualquier emoción, pero se podía notar sombras oscuras bajo sus ojos. Al parecer, él tampoco pudo dormir.

─Tomioka-san─ Pronunció su nombre, inclinando la cabeza ligeramente en señal de saludo.

Giyū asintió mientras que su mirada estaba fija en la espada de la chica.

Entonces, una actitud tranquilizadora relampagueó en su fachada mientras guardaba su arma para frotarse la nuca de forma tímida. ─Lo que pasó ayer fue un malentendido, juro que no volverá a pasar─ Hizo la promesa seguida de una reverencia.

El Pilar del Agua examinó a la chica, sin decir ni pío, antes de continuar su camino por el bosque. Khione gruñó, un poco molesta por su actitud de iceberg mientras observaba su figura marcharse.

─Tch. Me pregunto si ese altanero con complejo de témpano de hielo tendrá corazón... ¡Engreído!─ Suspiró estresada.

Ahora, su atención se centraba en la voz de su compañera yokai, que se materializó lentamente sobre su hombro. La pequeña duendecilla miró a Giyū alejarse con visible disgusto, su calmante color azul se había convertido en un ardiente tono rojo.

─¡Deberías haberle dejado morir en aquella ventisca, Khione-sama! Pero no, ¡no me escuchaste! Por su culpa estás aquí─ Volvió a reprenderla. ─¡Sabías que está prohibido meterse con los humanos! Mira lo que te a pasado, además, ese desagradecido no merece que lo hallas salvado ¡desgraciado hijo de-─

La pequeña hada se empeñó en echarle en cara a Giyū su grosero comportamiento pero Khione le detuvo con ambas manos, evitando que lanzara una retahíla de maldiciones explícitas dirigidas al ya distante espadachín.

─Kima, por favor, cálmate. Respira hondo─ Habló con un tono suave, acallando a la yokai que estaba acurrucada en su palma; haciendo que se tranquilizara, volviendo a un estado de ánimo más apacible. ─Ya está. Así está mejor─

Kima resopló en respuesta, tratando de mostrarse indiferente. Sin embargo, no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa al ver el mohín extrañamente tierno que mostraba Khione.

─Tch, no me pongas esa cara─ Soltó una risa tintineante, balanceando la cabeza de un lado a otro en señal de desaprobación.

─De acuerdo, de acuerdo─ La de cabellos plata aceptó burlonamente, dando la vuelta para volver a sus aposentos. Pero, antes de emprender la marcha, volvió a mirar hacia la dirección por donde Giyū se había marchado.

Conquistar su corazón será una tarea formidable. Esbozó una sonrisa.

 Esbozó una sonrisa

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➛ 𝐋𝐎𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐎𝐔𝐓 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 ||  ➵ ᴛ. ɢɪʏᴜ̄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora