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Voces susurraban en oídos incesantemente.

Su corazón. Su corazón. Su corazón

Sus palabras resonaban una y otra vez en su cabeza, mientras que el viento aullante entraba por las ventanas y se deslizaba sobre su piel. Khione sabía que vendrían a por ella si no volvía por su cuenta.

Ya lo tienes.

Ahora vete.

Márchate.

Sacudió la cabeza firme ante su decisión de quedarse. ─No─ Murmuró entre dientes apretando los puños. ─Nunca─ Una y otra vez, ignoraba sus llamados y rechazaba sus órdenes.

El corazón de Tomioka ya era suyo; metafóricamente lo tenía entre sus manos, y él se lo había entregado por voluntad propia. Pero, ella también le había entregado su corazón, había llegado a amarlo tanto que rechaza la oportunidad de volver con su familia por él, ya que al negarse a volver, perdió la oportunidad de rescindir su exilio. Ahora Giyū era lo principal en su vida, su razón para vivir.

Pero todo tiene su precio. Y conociendo como conoce a los de su clase, sabe que no se tomarán a la ligera el trato incumplido.

 Y conociendo como conoce a los de su clase, sabe que no se tomarán a la ligera el trato incumplido

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Un templo envuelto por frondosos árboles de hoja perenne, se alza dentro del verde bosque. En su interior se encontraba Giyū y su futura esposa, Khione.

Mientras que los colores dorados de la luz solar efervescían el dominio, los novios se dijeran sus palabras de compromiso, hicieron ofrendas a los dioses e intercambiaron los anillos.

Para después pasar al acto más importante de una boda, el "San Sakudo". Que consiste en que la pareja beba tres vasos de sake. Los cuales representan el cielo, la tierra y el hombre. Además de que el número 3 es un número sagrado que traerá felicidad a la pareja representa la unión de la misma en cuerpo, mente y espíritu.

Una bella sonrisa y un tierno sonrojo permanecían en su rostro, mientras observaba el brillo de los ojos turqueza de su marido, el cual no despegaba la mirada de su chica. Giyū le devolvió la expresión, esbozando una rara sonrisa. Aunque, aún así, los rasgos de su siempre estoica fachada permanecían en su ser.

 Aunque, aún así, los rasgos de su siempre estoica fachada permanecían en su ser

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[ᴛɪᴍᴇsᴋɪᴘ]





























El sonido de las cigarras sonaba suavemente en los alrededores. Mientras que la peliplata observaba desde su engawa cómo las estrellas dibujan el cielo tras el alba.

Pronto, una presencia se acercó a donde se encontraba, y unos fuertes brazos comenzaron a rodearle por la espalda.

─Khio...─ Murmura en su oreja derecha, provocándole escalofríos.

─¿Hmm?─ Canturrea encontrándose con su mirada. Mientras que él acariciaba el rostro de la fémina, bajando hasta el arco de su cuello y finalmente se posándose en su cintura.

─¿Qué mirabas cariño?─ En sus vívidos iris había un extraño fuego arremolinándose. Un razgo distinto de su característico semblante habitual: deseo.

─Sólo el cielo, ¿por qué?─ Ronronea como respuesta. ─¿Me estabas esperando?─ Pregunta en tono juguetón.

Giyū resopló ante su pregunta, acercándola más a él. ─No deberías hacer esperar a tu esposo...─ El pilar dice en voz baja, con los labios rozando la parte inferior de su mandíbula. ─Mi amor...─

Las mejillas de la señorita se calentaron, mientras que los latidos de su corazón retumbaban en cada parte de su ser. ─Entonces, perdóname, Tomioka-san─ Dice soltando una risita traviesa. ─Dime...─ Una de sus pequeñas manos empezó a serpentear sobre su masculino pecho. ─¿Cómo podría compensarte?─

Giyū, sonrió al encontrarse con las comisuras de sus labios, amasándose hambrientos una y otra vez con los de ella.

La pareja bailaba un vals dentro de su casa, con los labios entrelazados, formando besos cada vez más fervientes y calientes. Hasta que se detuvo un segundo tomando la cara de su mujer entre sus manos.

En su rostro se dibujó una expresión amable; mientras, sus ojos zafiros estaban clavados en los ojos plata de Khione.

En cuanto ella sonrió, dándole permiso para continuar, zafó lentamente el nudo que amarraba su túnica, dejando al descubierto la pálida piel de su cuerpo; para luego, también deshacerse por completo su yukata.

─Khio─ Dice, pasándole uno de sus mechones rebeldes por detrás de la oreja.

─G-Giyū─ Se sonrojó ante la intensidad de la mirada de sus ojos cobalto.

A continuación, el Hashira posó sus labios sobre el hombro de su chica, llenándola de tiernos pero fogosos besos mientras se encontraba debajo de él, en el futón.

─Te quiero─ La mirada de Giyū era delicada y cariñosa. Acompañado de una tímida raya rubicunda notable en sus facciones.

─Yo también te quiero─ Le dió un dulce beso en la comisura de sus labios, acariciando su cálido rostro.

Con sus palmas acaricia los muslos de su esposa. Haciendo que el calor se apodere completamente de ambos.

Al entrar en ella comenzó despacio, aumentado poco a poco la velocidad. Con cada beso mostraban todas las emociones que sienten el uno por el otro, disfrutando de cada roze, movimiento y sensación.

Los dedos de la chica se enroscaban en la melena ébano de su esposo, aferrándose a él mientras el placer bulle en su interior.

─¡G-Giyū!─

Gemidos constantes salían de su boca; mientras, Giyū mordisqueaba las zonas sensibles de su cuello para luego volver a sus labios.

Se movían constantemente en un ritmo endiablado hasta que la calidez de ambos se fundió, llegando al clímax.

Repitieron esas acciones y sensaciones una y otra vez hasta el cansancio, logrando calmar el ansioso fuego que ardía en sus interiores.

Repitieron esas acciones y sensaciones una y otra vez hasta el cansancio, logrando calmar el ansioso fuego que ardía en sus interiores

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➛ 𝐋𝐎𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐎𝐔𝐓 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 ||  ➵ ᴛ. ɢɪʏᴜ̄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora