⇝ Un día una ninfa celestial es exiliada de su hogar por salvar a un simple mortal de las lúgubres garras del invierno. Y para poder regresar necesita su corazón. Pero no es una tarea sencilla como creyó al principio que sería, porque el hombre que...
El aire circundante parece más denso cada vez. Ante la damisela estaba el inigualable Pilar del Agua, Tomioka Giyū. De pie, erguido mostrando un semblante reservado, mientras que su miraba era como un duro y pétreo glaciar.
Habían transcurrido más de quince días desde la última vez que lo vió, allá en el bosque donde la ignoró casi por completo. Al parecer le habían encomendado una misión.
La facciones de Khione reflejaban confusión frente a el chico que estaba en su puerta tan temprano en la mañana. Ella se frotó los ojos para confirmar que no estaba soñando; y le tocó el hombro con el índice, intentando ver si la supuesta ilusión se esfuma con un leve roce.
─¿Qué estás haciendo?─ Pregunta él con los ojos entrecerrados por la sospecha.
─Lo siento─ Apartó su mano y mostró una sonrisa tímida. ─pensé que eras una especie de espejismo; no creía que fueras realmente tú, Tomioka-san─ explicó avergonzada.
Giyū la miró una última vez antes de darse la vuelta. ─Sígueme─
Ella parpadeó varias veces con incredulidad. Era la primera vez que le dirigía una palabra decentemente.
─Eh... ¿a dónde...?─
─Oyakata-sama quiere hablar contigo─ Responde Giyū con brevedad. ─Deja tus otras preguntas para más tarde─ Interrumpió antes de que pudiera preguntar algo más
No hacía mucho que el Sol había salido por las cumbres de las montañas, pintando todo el recinto de colores alegres.
Mientras tanto la chica observaba enternecida cada rincón de los alrededores, chocando sin darse cuenta con la espalda del Pilar del Agua que se había detenido.
─L-lo siento─ Tartamudeó con un ligero tono de incomodidad.
Giyū se había detenido frente a una habitación, tal vez eran los aposentos del Jefe Ubuyashiki. Debía tratarse de algo de delicada importancia que no podía esperar.
─Giyū, Khione, buenos días─ Saludó Kagaya con una amable sonrisa. ─Pasad─ Les hizo señas a ambos para que tomaran asiento. ─Tenemos varias cosas que discutir─ El líder de los Kisatsutai informó amablemente.
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La atención de la chica se centraba en el humo saliente de la taza de té en sus manos. El vapor ondulante se desvanecía mientras soplaba suavemente a través de sus labios fruncidos.
─Como seguro sabes, Giyū a estado fuera por una misión─ Comienza Kagaya, mientras que la chica hace un gesto de confirmación, echando un rápido vistazo al mencionado antes de devolverle la mirada al patriarca.
─Se le había asignado la inspección y recopilación de información de una pequeña aldea. Pero, a los lugareños de allí no les gustan los forasteros... y menos alguien que tiene un porte reticente como Giyū─ Una pequeña sonrisa se dibuja en su boca, desviando la mirada hacia el espadachín. ─Y como resultado, no ha acumulado muchos datos, ya que los aldeanos dudan bastante de él─
La damisela allí presente se llevó la taza a la boca, dándole un sorbo con su atención fija en Kagaya. Percibiendo el silencio ensordecedor del Pilar a su lado, no había ni una sola reacción por parte de este.
─Y para arreglar el dilema, he pensado en una solución poco ortodoxa─ Anuncia el líder Ubuyashiki, mostrando una sonrisa afable. ─Por eso te he llamado, Khione-san, eres la única disponible en estos momentos ─
─Ya veo y ¿En qué puedo ayudar?─ Dijo para luego darle otro sorbo al delicioso té. ─¿Puedo saber un par de cosas sobre mis oponentes? Necesito prepararme antes de lanzarme a la batalla─
En el rostro de Kagaya se reflejó un destello humorístico y una risita se escapó de sus labios, haciendo que ella lo mire confundida, las preguntas que había hecho eran razonables y serias ¿por qué le parecería divertido?
─¿Hay algo malo en mis preguntas, Oyakata-sama?─
─No, perdóname por no ser preciso─ Dice en tono de disculpa con un pequeño rastro de alegría en sus facciones. ─Querida, no irás allí a luchar─
─Entonces, ¿qué debería hacer?─ Quedó aun más confundida.
─En esta misión deberan actuar como pareja, quizás así los aldeanos tengan más confianza y brindarán más información─ Informa Kagaya
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