𝟎𝟖

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Una pequeña cesta colgaba entre los pliegues de su mano, mientras iba zigzagueando por el sinuoso sendero de tierra.

Poco a poco el llano sendero se fue volviendo escarpado, desigual y pedregoso, haciendo que soltara un largo suspiro, ya que lo que llevaba puesto no era en absoluto apropiado para hacer senderismo.

Levantando un poco la falda de su kimono, intentó trepar por la abrupta ladera. Sin embargo, esto sólo la dejó en ridículo, con las sandalias de tacón que llevaba, caminar era molesto. En el momento que hiba a comenzar a descalzarse se detuvo, pues percibió la mirada de otra persona en su espalda.

Unos ojos color cobalto la miraban con diversión. ─¿Adónde vas?─ Preguntó una voz familiar.

La chica rápidamente giró la cabeza hacia el individuo, y un tinte rubescente coloreó sus facciones. Era nada más y nada menos que el Pilar del Agua, su "esposo", Tomioka Giyū, que la miraba con notable curiosidad.

─Te estaba buscando─ Dijo mientras procedía a acercarse a él. ─Te dejaste el almuerzo en casa, así que vine a traértelo. Y como no tenía nada más que hacer también traje el mío para comer juntos─ Mantuvo una de sus típicas sonrisas angelicales en sus labios.

Giyū no pudo evitar mirarla hasta que un céfiro le arrebató la atención. La repentina brisa había robado la cinta que mantenía atado el cabello de la chica, haciéndola volar por los aires.

Por suerte, voló en dirección a Giyū y la logró atrapar fácilmente, pues tiene muy buenos reflejos.

El caballero se acercó a la chica y puso la cinta de nuevo en su mano, el simple roze hizo que los corazones de ambos se aceleraran.

─Ne, Giyū─ Khione agitó su mano frente al rostro de Tomioka quien parecía estar hipnotizado viéndola.

¿Eh? Este salió de su ensoñación y la miró, prestando ahora atención.

─He dicho 'gracias'─ Dijo sonriente.

Giyū asiente a su vez, saliendo completamente de su anterior estupor, dirigiéndose a otra dirección.

─¿A dónde vamos?─ Le preguntó mientras se ataba nuevamente el cabello, siguiéndole a través de los campos llenos flores y árboles silvestres.

No hubo respuesta por parte del Pilar, dejando confundida a la dama. Ignorando su carácter, un poco juguetona, apresuró el paso para alcanzarle. ─¡Cariño!─ Llamó con voz cantarina en tono sacarino.

Esto hace que se detenga en seco. ─¿Qué?─ Dijo girado el rostro hacia la derecha, pero sin mirar directamente a la chica con un ligero sonrojo pintando sus mejillas.

La chica sonrió por su comportamiento, por fin podiendo seguirle el ritmo, sin darse cuenta del sutil rubor de sus mejillas.

─Soy tu "esposa"─ Hizo signos de comillas con su mano libre. ─¡Al menos deberías esperarme!, no puedo andar tan rápido por culpa de estas sandalias─ Le informa, señalando explícitamente su calzado.

─No sé por qué a las demás damas del pueblo les gustan esas cosas tan feas; se ve que son poco prácticas─

─Tienes razón en lo último─ Asintió.

Luego de unos minutos Tomioka comenzó a ralentizar su paso, yendo ahora a la par.

Luego, poco a poco, la mano de él se empezó a acercarse lentamente a la de dama, entrelazando sus dedos con los de ella, sorprendiéndola.

─Las parejas suelen caminar con las manos entrelazadas─ Es su rígida explicación, concentrándose en el camino que tiene ante sí, sin mirar ni un segundo a la señorita a su lado.

➛ 𝐋𝐎𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐎𝐔𝐓 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 ||  ➵ ᴛ. ɢɪʏᴜ̄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora