-¿Me dirás que esta vez no bailaste para mí?- lo miró con una sonrisa.
Jaemin no pudo evitar reír y luego negó- Iluso.
Jeno estaba consiente de lo que le provocaba ese bonito pelirosa, pero también sabía que aunque quisiera no iba a ser fácil estar...
Se despertó al sentir cortos besos en su espalda, hombros y cuello, pero siguió con los ojos cerrados mientras sonreía, quería disfrutar de estar así con el mayor.
El pelinegro le dio un beso en la mejilla haciéndolo reír, por lo que él también sonrió.
—Buenos días, mi amor— dijo el mayor dejando un beso en su cuello.
—¿Mi amor?— preguntó el pelirosa mientras se daba la vuelta para mirarlo con una sonrisa.
—Si, mi amor ¿Cómo dormiste?
—Increible, me gusta dormir a tu lado.
—Y a mí me encanta tenerte entre mis brazos toda la noche.
Jaemin soltó una risita y abrazó al mayor para luego acariciar su espalda desnuda, algo que mayor también hizo segundos después.
—¿Que quieres desayunar?
—¿Vas a cocinar para mí?
—¿Quieres que queme la cocina? Yo no sé cocinar, cariño, te pregunto por qué pensé en pedir domicilio.
—Mmm bueno, no sé qué quiero desayunar, lo único que sé es que quiero quedarme aquí contigo toda la mañana.
—Hoy amaneciste muy romántico ¿Algo cambió en ti después de lo que pasó anoche?
—Anoche no pasó nada, Jen— dijo Jaemin riendo.
—No, pero hablamos de cosas importantes y pasaron cosas que quizás nos hicieron perder un poco la vergüenza— dijo acariciando el cabello rosado de su novio.
—Bueno si, estoy más confiado ahora, me siento menos incómodo al hablar de esas cosas contigo, así que creo que sí, lo que pasó ayer me cambió un poco.
Ambos se quedaron callados por unos segundos hasta que el pelinegro habló— ¿Que quieres comer? Si quieres desayunamos aquí en mi habitación, mientras vemos algo en el televisor.
Jaemin asintió— No sé qué quiero, elige tú, normalmente no soy de comer mucho en la mañana y casi siempre se me antoja algo dulce.
—Bueno entonces pediré el desayuno, si quieres mientras puedes ir a ducharte o puedes buscar lo que veremos mientras desayunamos.
—Ire a ducharme, no voy a tardar— le dio un beso en la mandíbula y se levantó de la cama para ir al baño.
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Jaemin estaba sentado en la cama mientras esperaba a su novio, el pelinegro había bajado a buscar el desayuno que ya estaba en su puerta.
El menor buscaba en Netflix algo para ver mientras desayunaban, la verdad no querían levantarse de la cama en toda la mañana.
Cuando el pelinegro entró Jaemin pudo percibir el olor a comida y miró a su novio con los ojos iluminados. Amaba ese olor.
