9 ·˚˖ ੈ‧₊◌⸙ೃ୫

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Spreen estaba en el suelo del salón sentado mientras acariciaba y jugaba con el perro de Roier, el cual movía la cola felizmente mientras que ladraba o sacaba su lengua.
Los supuestos días pasaron a ser semanas y Spreen en ningún momento hizo el intento de reconstruir su casa, se le olvidó por completo que al principio vivía solo. En estas semanas habían pillado tanta confianza que Roier  hasta le había dado acceso a su zona de cofres para que pudiera coger lo que quisiera, metiéndolo en la whitelist. Aquello era algo bastante grande ya que la única persona que también tenía acceso a esta zona a parte de ellos dos era Mariana que era el amigo íntimo de Roier.
Spreen se sentía importante, importante para el castaño y muchas veces le daban ganas de presumir esto mismo, sobre todo cuando veía al oso blanco o a Wilbur cerca de Roier, cada vez que coincidía con ellos algo dentro de él se veía en la necesidad de dejarles claro que él estaba por encima de ellos, que Roier lo prefería a él antes pero no lo hacía porque sabía perfectamente que eran celos y esto lo confundía. Roier no podía gustarle, ¿vedad? No, eso era completamente imposible, el no se enamoraba pero muy en el fondo, aunque él se lo negara sabía que tenía cierta debilidad por Roier, quería protegerlo de quién le hiciese daño.

Salió de sus pensamientos al notar como el castaño se sentaba a su lado.

- ¿Ya le has puesto la correa?
- Si, obvio
- Pues vamos

Se puso de pie y le tendió la mano para ayudarlo a levantarse. Los dos ya de pie abrieron la puerta y salieron para pasear al perro que ahora corría feliz entre la hierba.
Pasearon por un rato entre los árboles hasta que el perro se cansó y volvieron a la casa.

- Mariana me ha escrito
- ¿Posta?
- Me ha preguntado si queríamos ir a una dungeon con él.
- Che por mi genial, así podemos reponer cosas de los cofres.

Roier sonrió y continuaron andando. Llegaron a la casa y firulais fue directo a su cama para dormir, tras esto Roier y Spreen fueron al punto acordado con Mariana para ir los 3 juntos hasta la Dungeon.

Los tres caminaron hablando, haciéndose bromas, etc. Mariana era quien los guiaba al mismo tiempo que cantaba con Roier mientras que Spreen sonreía, le gustaba ver a Roier así, feliz.
Continuaron el camino y llegaron a la entrada donde se dividieron cada uno una zona.

- Nos vemos en un rato mien.
- A huevo.
- Posta que si pibe.

Spreen fue a su zona asignada, matando mobs varios, rompiendo spawns y luteando.

- Esto me lo guardo para Roier.

Habló en voz alta sabiendo que nadie lo escuchaba. Cogió del cofre una etiqueta y se la guardó, se la daría al castaño para que por fin pudiera ponerle nombre a su perro.

Estaba matando unas arañas cuando escuchó una explosión muy fuerte que provenía de la zona en la que estaba Roier. Preocupado le mando un mensaje por el chat y al ver que no le respondió dejó lo que estaba haciendo para correr a ayudarlo.

Llegó a la zona de la explosión, había bastante humo por lo que le costaba ver pero podía escuchar perfectamente a su amigo pedir ayuda y algún que otro petardazo de fondo.
Sin dudarlo se adentró en el humo negro guiándose por su oído, siguiendo la voz del castaño. Tras unos instantes pudo verlo tendido en el suelo. Se acercó, lo levantó y le dió comida para que recuperase fuerzas.

- Gracias por venir a ayudarme
- No hay de que capo, para eso estamos.

No les dió tiempo a hablar mucho más ya que Spreen empujó a Roier, sus brazos protegían la cabeza del contrario para evitar algún daño, dónde antes estaban ellos ahora había un boquete.

- Mierda, eso estuvo bien cerca

Los dos estaban en el suelo, Spreen sobre Roier, aún con las manos protegiendo su nunca y sus caras a muy poca distancia. El híbrido miraba  fijamente al castaño sin moverse, sus gafas se habían caído con el impacto así que Roier admiraba sus ojos morados. Spreen miraba sus ojos pero por un momento su mirada fue a sus labios.

- Ay men, así como me miras pareciera que me quieres besar.
- Cállate pendejo

Acercó su cara a la contraria haciendo rozar sus labios.

- ¿Que pasaría si te dijese que te quiero partir la boca de uno?
- Pues que te contestaría que no te cortes nada

Entonces Spreen terminó con la distancia entre sus labios besándolos, devorándolos, acabando con toda esa tensión que ambos sentían y demostrando toda esa atracción mutua.
Roier se incorporó dejando a Spreen sentado sobre él. Puso sus manos sobre las caderas del contrario mientras que este le atraía hacia él profundizando el beso.

Después de un pequeño instante se separaron, ambos con las respiraciones agitadas, recobrando el aliento. Todo lo de alrededor había desaparecido, no se acordaban de la dungeon, los mobs, ni de Mariana que estaba a unos metros de distancia.
Spreen decidido iba a volver a besar los labios del castaño cuando escuchó un pequeño silbido. Volvió a trazar a Roier como antes y ambos rodaron hacía un lado, esquivando de nuevo el ataque de aquel mob porculero.
Ahora era Roier quien estaba sobre Spreen, sonriéndole. Este le dio otro beso, más corto y menos intenso.

- Deberíamos matar a esa pinche mierda de allá
- ¿Si me levanto y lo matamos me vas a seguir comiendo la boca luego?

Spreen notó sus mejillas enrojecer. Le dió al castaño un pequeño empujón para salir de debajo suya y ponerse en pie.

- Si obvio, no hay problema

Le sonrió con esa típica sonrisa suya, esa que Roier decía que era tan característica, su sonrisa de superioridad y comenzó a pegarle espadazos al mob chetado que no les dejaba de hichar las bolas.

- Ya cerrá el orto pelotudo de mierda

Roier se le unió y ambos ahora atacaban al bicho hasta que consiguieron matarlo.

- Ahora quiero mi beso, gracias.

El híbrido se acercó a él, lo tomó del mentón y unió sus labios de nuevo. Comenzaron con un ritmo lento que poco a poco se fue intensificando. Spreen bajo sus manos a las caderas contrarias mientras que Roier colocó estás en la nuca de Spreen para profundizar más el beso.
Ambos habían notado desde un principio la atracción que sentían pero habían decidido ignorarla hasta ahora.

- Oigan-

Mariana pareció de la nada sobresaltado a los dos. Spreen se separó bruscamente de Roier y miró a Mariana con la mayor cara de odio que este vio jamás mientras que que el castaño tan solo notaba como sus mejillas se tornaban cada vez más rojas.

- Na huevones, pa la próxima avisen y no interrumpo
- Tu no viste nada, vale pelotudo?
- Yo no vi nada de nada mien




Bonus ༄ ‧₊˚
Spreen y Roier estaban de vuelta a la casa. Los dos estaban nerviosos después de lo sucedido en la Dungeon y ninguno sabía que decir.

- ¿Che, qué tal está tu labio?

Spreen habló rompiendo el silencio  y mirando a este.
Cuando Mariana los sorprendió, sin querer le clavó uno de sus colmillos en el labio a Roier haciéndole una pequeña herida, pero nada grave.

- Esta bien Spreen, no es nada, ni me duele.

El híbrido lo miró, ya había iniciado conversación no se podía echar para atrás. Respiró hondo armándose de valor y habló.

- Tengo algo para vos
- ¿Ah si?
- Si
- ¿El qué?

Spreen sacó de su bolsillo la etiqueta y se la tendió a Roier.

- Para qué le puedas poner por fin Firulais a tu perro

Roier miró la etiqueta, luego a Spreen y después de nuevo a la etiqueta. Una sonrisa se formó en sus labios y tomo rápidamente la etiqueta de las manos del híbrido. Lo miró a los ojos un aún sonriente e invadido por la felicidad le dio un pico al contrario para tras esto salir corriendo hasta la casa

- Gracias Spreen enserio, GRACIAS

one step away - spiderbearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora