one step away - spiderbear

12 ·˚˖ ੈ‧₊◌⸙ೃ୫

Roier se despertó con un intenso dolor en el costado. Llevó su mano hasta este lugar sintiendo una fuerte punzada de dolor y el tacto de las vendas. Quitó su mano y se incorporó en el sofá lentamente mientras los recuerdos pasaban como una ráfaga por su mente, como spreen le mentía, quackity traicionando lo, los dos siguiendo y de la nada la espada de spreen en su costado. Instistivamente sus manos se encontraban de nuevo en la zona de la herida, salió del pequeño trance con una mezcla muy fuerte de sentimientos, ni el mismo sabía cómo se sentía.

Se levantó del sofá cuidadosamente pensando en quien lo habría traído hasta allí, cambiado y curado la herida. Una parte de él quería pensar que había sido Spreen pero su parte razonable solo le decía que era un mentiroso, que lo había usado y que en el fondo solo quería reírse de él. Esos pensamientos eran demasiado crueles pero demasiado creíbles llegados a este punto.

Se quitó la camiseta para estar más cómodo con las vendas y decidió hacerse algo para comer para dejar de pensar. No sabía ni que hora era pero de daba igual. Andando hacía la cocina vio una pequeña hoja escrita sobre la mesa así que se acercó y la tomó para leerla.

Hola Roier.
Siento mucho todo lo que ha pasado, no quería que todo esto pasara, te lo prometo. Todo tiene una explicación pero no puedo decirtela, yo solo quería protegerte.

Terminó de leer la pequeña nota, sabía perfectamente de quién era. La arrugó y la tiró a la basura con los ojos agüitados, aquellas palabras para él estaban vacías. ¿Como que no le podía explicar nada? Que se fuera al diablo. Después de eso cayó en la cuenta de su perro, rápidamente rebuscó en su inventario pero la caja no estaba en ningún sitio. "Se lo ha quedado el capullo" pensó. Justo en ese momento le entró un mensaje. Encendió la pequeña pantalla y miró quien le había escrito.

Sprite: Oye Ro, cuando despiertes avísame que quiero hablar contigo..

Roier leyó el mensaje unas cuantas veces, no quería verlo, era lo que menos se le apetecía pero quería saber que había hecho con su perro así que le mando un mensaje diciéndole fuera en ese mismo momento.

El timbre sonó unos minutos después y Roier fue a abrir la puerta, allí estaba Spreen cruzado de brazos, con sus gafas de sol y sus orejas bajas.

Spreen miró al castaño de arriba a abajo parando en las vendas.

- ¿Vas a hablar o te vas a quedar ahí mirando como un imbécil?
- Che Roier...

El híbrido se quitó las gafas de sol, haciendo contacto visual directo con el castaño, permitiendo que este le mirase directamente a sus ojos violetas.

- Nada de «che Roier». Decíme dónde está mi perro y andate a la verga.

Roier se cruzó de brazos, lo miraba con seriedad y a Spreen se le partió un poco el corazón aunque en el fondo sabía que había hecho lo correcto.

- Yo solo quería pedirte perdón Ro, yo-
- ¿Tú qué? Tu me vales 3 kilos de verga, solo te he dejado venir para que me digas que has hecho con mi perro.

Spreen lo miró, Roier pudo notar perfectamente la tristeza y el arrepentimiento en su mirada.

- Lo maté...
- ¿Que tu qué?

Roier no sabía cómo sentirse, estaba muy dolido. Quería muchísimo a su perro y lo que más le jodía de todo era que fue el híbrido, se lo podría haber esperado de cualquiera de la isla menos de Spreen. Había confiado en el, le había dejado estar en su casa, incluso le estaba empezado a gustar pero por lo visto no podía fiarse de nadie.
Se quedó en silencio, mirando inexpresivo al híbrido, esperando alguna explicación.
Spreen intentó tomarle de las manos desesperado, quería explicárselo todo pero no podía, el demonio le había amenazado con esto. Roier lo empujó.

- No me toques
- Roier porfavor perdón, yo...

No le salían las palabras, tenía un nudo en la garganta que no le dejaba hablar.

- De todas las personas de la isla tú eras el único del que no me lo esperaba Spreen. Al principio pensaba que eras un estúpido engreído que solo le gustaba ser mejor que los demás, más tarde me di cuenta de que no era así pero por lo visto me equivoqué, al principio tenía razón. Jamás debería haberte dejado entrar a mi casa y menos dejar que me besaras aquella tarde en la Dungeon.

Spreen estaba dolido, aquellas palabras se le clavaron como puñales una tras otra pero sabía que en cierto modo las merecía.

- ¿Eso es lo que crees?

Roier asintió.

- Entonces no tengo nada más que decir, se que me pasé una banda, lo siento. Ya me voy.

El híbrido se estaba dando ya la media vuelta cuando algo en el cerebro de Roier hizo un pequeño click. No debía alejarse de Spreen, quería hacerlo pasar exactamente lo mismo que estaba pasando él ahora y hay que tener a los amigos cerca, pero a los enemigos aún más todavía.

- Eh espera.

Intentó sonar convincente, arrepentido, debía fingir bien.

- Me he pasado de lanza recién, perdóname.

Puso ojitos tristes y Spreen sonrió de medio lado.

- No quiero dejar de ser tu amigo pero necesito espacio, entiende que lo que ha pasado me ha afectado bastante.

Spreen asintió, comprendía completamente su punto, en el fondo estaba feliz de que el castaño no lo hubiera sacado de su vida.

- ¿Cuánto te queda para acabar tu casa?
- Para está tarde la acabo

Mentira, completamente mentira. Ni la había empezado pero entendió que quisiera su espacio. Se haría una casa provisional cerca.
Se quedaron mirándose un rato, ninguno hablaba, la situación era un tanto incómoda.

- Che, entonces... Me voy

Spreen se dió media vuelta, cruzó el puente y ando un poco más allá. Ahí se haría su casa. Miró en dirección a la casa del castaño, podía verla desde allí.
Mientras el castaño entraba a su casa. Fue a la cocina y se hizo algo para comer. Iba a vengarse, iba a vengarse bien, lo planetaria, paso a paso, le haría sentir lo mismo o peor que lo que él se había sentido. Lo haría sentir usado, traicionado, triste. Su venganza sería perfecta.