Hyde Park PT.1

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Durante los siguientes quince días Bible y yo hicimos algunos paseos bastantes agradables debido a todo ese asunto de que ninguno de los dos parecía tener amigos; yo por ser nuevo en la ciudad y no conocer a nadie y él porque...bueno, por esos problemas de los que no quería hablar.

Me sorprendió darme cuenta de lo bien que la pasábamos juntos. Yo disfrutaba mucho de los viajes al centro de Londres, pero también me agradaba estar en la casa con él. Sobre todo cuando Hani no iba a la guardería. Ver a Bible Sumettikul de niñero era algo que toda persona debería haber visto aunque sea una sola vez. Eran tan dedicado con ella y también con Venice, que podría jurar incluso que a veces parecían sus hijos.

A veces se quedaba tardes enteras en el living jugando con Hani, le leía libros y la ayudaba a dar sus primeros pasos.

«Esto es malditamente tierno» pensé una vez mientras lo miraba hacerle caras raras a Hani antes de darle de comer. Lancé una pequeña carcajada y él alzó la cabeza. Quería que la tierra me tragara allí mismo.

- ¿Te parece gracioso? -dijo él y sonrió.

Un manto caliente envolvió mi cuerpo y sentí que las mejillas me ardían. Asentí con la cabeza y él, con el ceño fruncido, sonrió aún más y asintió. Luego se volvió a Hani.

-Es...-intenté decir y tosí-, es lindo que cuides tanto de ella. Cualquier otro chico de tu edad se preocuparía por otras cosas.

- ¿Qué tipo de cosas? -preguntó alzando una ceja.

-Ya sabes, fiestas, alcohol, sexo, drogas.

Bible rodó los ojos.

-Sí, es verdad. Bueno, yo ya no necesito nada de eso. He tenido suficiente de alguna de ellas.

Abrí un poco los ojos. Lo miré por unos segundos, pasmado, acababa de dejar más que en claro que él ya había probado cada una de esas cosas.

Fiestas.
Alcohol.
Sexo.
Drogas.

Ninguna de esas palabras podría pasar por tu mente si mirabas esa escena de Bible y Hani.

Era algo más como

Ternura.
Dedicación.
Amor.

Sonreí para mis adentros. No cabía duda que lo había juzgado mal desde el principio.

Dos semanas después de visitar los palacios, él planeó una salida al Museo Británico. Sé que no le agradó mucho ir y que obviamente se aburrió, pero aprecié el gesto de llevarme a un lugar que para mí era importante debido a mi amor por la historia. Y honestamente, ese museo en particular era excepcional, porque no solo te encontrabas allí con la historia cultural de Inglaterra, sino también te podías encontrar piezas históricas y fascinantes de continentes como América, África, Asia y el resto de Europa.

Luego de un extenso recorrido por el museo en donde pude apreciar cosas como objetos de ciudades romanas de Pompeya y Herculano; algo que me llamó mucho la atención del sector de Pompeya fue un brazalete de oro con forma de serpiente enroscada y un enorme bloque de piedra que tenía tallado palabras en osco, que era una lengua extinta del sur de Italia. Sin embargo era hablado principalmente por tribus.

-Sí, que maravilloso -dijo Bible apurando el paso mientras yo le explicaba lo que acababa de leer.

-Crees que es muy aburrido, ¿verdad?

Él me largó una mirada de soslayo.

-Eres un chico muy listo, Build. Se supone que hay que apoyar a los listos. Y si esto te gusta, yo no tengo problema con ello. Aunque esté pensando a cada segundo a qué hora nos vamos.

Me mordí el labio inferior. Eso había sonado tan lindo de su parte.

- ¿En verdad?

Se detuvo en seco, inclinó su cabeza hacia mí y me dirigió una de esas incómodas sonrisas que me parecían demasiado sexys y de las que creí que pronto iba a acostumbrarme. Pero mientras tanto me hacían tener escalofríos y lograban que los hombros se me tensaran.

Sabía que Bible y yo ya éramos amigos después de casi tres semanas de vivir juntos, pero a veces no podía evitar pensar qué sucedería en el futuro con nosotros. Y nunca en mis veinte años se me había cruzado ese pensamiento con otro chico al que había conocido.

-No, solo era una broma, ¿podemos irnos ya? -dijo haciendo pucheros-. Siento que estoy envejeciendo diez años por minuto.

Rodé los ojos.

-Eso es físicamente imposible -me quejé. Y al ver que él daba un paso al frente, yo di un paso hacia atrás. A veces mantener las distancias era bueno.

-Mira mis patas de gallo -se inclinó peligrosamente hacia mí-, ya es tarde, parezco de 35 años cuando solo tengo unos jóvenes e inocentes 23.

Sí, claro, inocentes.

-Creí que tenías menos -confesé.

Una sonrisa burlona se desplegó en su rostro.

-Yo creí que tenías más -bromeó.

Comenzamos a caminar de nuevo hacia la salida y atravesamos el enorme patio diseñado por Norman Foster, un arquitecto muy reconocido.

-Qué tonto eres.

-Lo decía de verdad.

Bebí un poco de jugo de naranja y luego me sequé la condensación que había quedado en mi mano.

-Vaya, tú sí que sabes como animar a un chico, Bible Sumettikul.

-Tranquilo, tengo otras cosas para animar a chicos y chicas. Solo que no me gusta que siempre quieran más. A veces resulta abrumador.

Me atraganté con el jugo y Bible se detuvo para golpear mi espalda.

- ¿Estás bien? -preguntó con una sonrisa divertida.

Mis mejillas intensificaron su carmesí.

-Sí, pero si pudieras dejar de decir las cosas con doble sentido me facilitarías mucho nuestras citas.

¿Qué había dicho? ¿Citas?

Su mano se quedó apoyada en mi espalda, sin moverse. Solo allí, quemándome con el calor que emanaba su palma.

Tragué saliva.

-Así que estamos en una cita, ¿eh? -dijo alzando una ceja.

Tenía miedo de querer hablar y que las palabras no me salieran.

- ¡Oye, no quise decir eso! Quise decir salidas. Sí..., salidas -tartamudeé.

Su mirada me recorrió lento, desde arriba hasta abajo, dejándome paralizado. El suave movimiento de sus ojos me estremeció, como si estuviera grabando mi imagen en su cabeza. Sus ojos zafiro parecieron brillar por un efímero instante. Sentí un calor ardiente en mi cuello y mi estómago, y además era evidente que mis mejillas ardían como dos malditas manzanas rojas.

Si me preguntaban en ese momento por qué Bible Sumettikul me hacía sentir de esa manera, hubiera respondido que no sabía bien las causas. Tal vez porque parecía un chico seguro de sí mismo que no dudaría en arrebatarte un beso si le gustabas, o porque era terriblemente atractivo y no había conocido a nadie así en mi vida.

Él era distinto en todos los sentidos. Podía parecer duro por fuera, pero no tendrías que rascar mucho su corteza para darte cuenta lo tierno que podía llegar a ser.

Entonces sonrió gentilmente y yo volví a respirar.

Eso había sido jodidamente intenso.

-Claro -respondió desplegando aún más su blanca sonrisa.

Tomé varias bocanadas de aire y bebí un poco más de mi jugo. Mierda, mierda, mierda. Me sentía tan acalorado que el aire acondicionado del museo parecía no servir de nada.

-Mejor así -balbuceé.

Me retiré algunos cabellos de la cara y seguimos avanzando, esta vez sin decir nada más hasta llegar a la casa.

MI DULCE DESTRUCCIÓN [BibleBuild]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora