"Mi chica de ojos oscuros que brillan como relucientes estrellas del cielo, Mi chica de ojos oscuros que rompe tu corazón de la forma más cruel, mi chica de ojos oscuros que me observa como su único tesoro, mi chica de ojos oscuros...La única que ti...
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Estaba decidida, ayudaría a Jim a solucionar esto, aquella mañana me desperté aún con el sueño pidiendo que regresara a la cama. No comí absolutamente nada y salí de casa de Pamela, no conocía está versión de Los Angeles, sin embargo, ¿Era muy diferente a la ciudad en que crecí?.
Me embargué a la aventura con solo diez dólares en el bolsillo y un plan pensado en mis horas de insomnio.
Caminé durante largos trayectos hasta llegar a un camino más transitado, en él observaba a muchas personas yendo a sus respectivos trabajos en autos clásicos. Pensé buscar una parada de autobuses, pero no se observaba ninguna a la vista. Recordé entonces las películas que transmitían por la televisión y como era bastante común pedir los famosos "aventones", jamás había creído que estaría dispuesta a ponerme en peligro de aquella forma, sin embargo, mi deseo cegaba cualquier pensamiento racional.
Me acerque lo más posible a la carretera, la brisa agitó mi cabello y sentí el aroma salado del mar cerca; espere a que algún carro estuviera próximo a mi ubicación y cuando logré obtener un objetivo, levanté mi mano con la esperanza de ser notada, pero falle, el automóvil pasó de mí sin siquiera mostrar el más mínimo interés.
- Pensaba que era más fácil.- Dije para mí misma antes de llevar acabó el mismo proceso para obtener el mismo resultado.
Vi pasar como mínimo a unos siete vehículos, el sol cada vez alumbraba más el cielo y comenzaba a sentir el fracaso de mi plan sin siquiera haber sido llevado a cabo. A la distancia un coche rojo venía a una velocidad cuestionable, levanté mi brazo una última vez sin la misma emoción que transmitía en un inicio.
- Hubiera sido mejor caminar a la parada.- Me regañé a mí misma.
Entonces el auto rojo bajó la velocidad cada vez más antes de detenerse a mi lado.
-¿Ángel del baño?.- Preguntó una persona dentro que logró erizarme la piel.
-Hey.- Saludé con una sonrisa.
Parecía una coincidencia increíble que ambos estuviéramos justo ahí, Thomas estaba radiante; con una chaqueta de mezclilla y su cabello más largo y despeinado a causa del mismo viento.
-No puedo creerlo, ¿Cómo has estado?.- Preguntó sin poder evitar soltar una risa.
Antes de que tuviera la oportunidad de responder, el dueño de una motocicleta le gritó por estar evitando el flujo del tráfico.
-Sube, Vamos.- Se estiró para abrir la puerta y darme la oportunidad de tomar asiento.
El vehículo contaba con asientos de cuero oscuro y justo en la parte del espejo descansaba con una cadena que tenía pegada una fotografía de Sharon Tate.
