"Mi chica de ojos oscuros que brillan como relucientes estrellas del cielo, Mi chica de ojos oscuros que rompe tu corazón de la forma más cruel, mi chica de ojos oscuros que me observa como su único tesoro, mi chica de ojos oscuros...La única que ti...
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Jac Holzman resultó ser una persona agradable, incluso se había ofrecido a llevarme a casa, ya que dicho por el mismo: "tenía una importante reunión por ese lado de la ciudad".
El camino fue cómodo, unas cuantas palabras se decían de vez en cuando, englobaban el clima, la música, algunas películas y su familia.
-Es aquí.- Dije al ver la fachada del hogar de Pamela a unos cuantos metros de distancia, baje antes de girarme a la ventana y sonreírle.
-Muchas gracias por todo señor Jac.
Él soltó un bufido divertido antes de colocarse unas gafas oscuras para el sol.
-Solo Jac, adiós Meredith.
El automóvil partió y no pude evitar suspirar de alivio, ahora solo faltaba que el grupo lo hechizara con sus melodías y podrían decirle adiós al hombre desagradable que molestó a Jim.
Comencé a caminar por la banqueta, ese día había tomado un vestido de Pamela y la chaqueta de Wyatt, lucía bastante simple, pero parecía estar acorde al código de vestimenta de los 60s.
-¡Meredith!.- Escuché un grito a la distancia.
Levanté mi vista para encontrarme a Jim Morrison corriendo en mi dirección.
-¿Qué pasa?.- Pregunté en el pequeño lapso de tiempo que tenía antes de sentir el impacto de su cuerpo contra el mío, ambos caímos sobre el césped de un jardín vecino, mi cabeza se había estampado fuertemente y sentí un malestar similar al dolor que te invade después de beber mucho.
Maldije a Morrison por aquel doloroso encuentro, y por no alejarse de mí aun cuando estaba intentando levantarme.
-¿Qué te sucede?.- Cuestioné molesta llevando mi mano hasta mi cabeza sobando el área afectada.
-¿Dónde estabas?.- Su tono de voz era distinto a lo que había escuchado, no parecía sarcástico o enojado.
-¿Qué?
-Pamela llamó preocupada a la casa de John diciendo que no estabas, y tenemos toda la mañana buscándote.
Sus ojos azules se encontraron con los míos y sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, se veía en verdad preocupado.
-Lo sient- Antes de que pudiera terminar esa frase sus rizos cayeron sobre mi rostro, había colocado su cabeza en mi pecho mientras me abrazaba.
-¿Pensabas escapar de nuevo?.- Preguntó con ese tono tan extraño en él - ¿Fue por mi actitud de ayer?.
Entonces la culpabilidad se adueñó de mí, ¿Los había preocupado a todos?.
