A la mañana siguiente se levantó temprano, había decidido que si quería empezar con buen pie esa nueva aventura, debía intentarlo con toda su alma. Quizá si él tuviera más responsabilidades le sería más fácil centrarse. Acudió a la perrera local sin pensarlo dos veces, el joven ya tenía experiencia en el cuidado de animales y Demonio había sido el gran amor de su vida. Escogió un precioso cachorro mezcla de razas, tan solo se cercioró de que cuando creciera fuera un perro grande, ya que no imaginaba a Castiel con un caniche.
No para de pensar en la cara que pondría Castiel cuando la viera aparecer y empezaron a temblarle las piernas pensando que mandaría a paseo al perro... y a ella.
Llamó a la puerta dubitativa y esperó mientras jugaba con el perrito que sostenía en brazos. Castiel abrió frotándose los ojos, el olor a alcohol de su aliento se percibía a distancia. Tardó unos segundos en reaccionar, sus ojos pasaban de Carrie al perro intentando establecer una conexión entre ellos.
Carrie empezó a sentirse estúpida por haber aparecido en su casa sin avisar, tomó aire.
- Necesito que me hagas un favor. - Pidió Carrie a media voz, él enarcó las cejas
- Rosa es alérgica a los perros y ahora está viviendo conmigo, ¿podrías cuidar de él por unos días?
Era la mejor excusa que se le había ocurrido para que la situación fuera lo menos violenta posible. Castiel se echó a un lado para dejarla etrar, no parecía entender lo que estaba pasando.
- ¿Por qué me lo traes a mi? - Preguntó incrédulo.
- Tú tienes experiencia, además con este desastre de casa seguro que necesitas ayuda hasta para encontrar tus calzoncillos... - Contestó mientras dejaba al cachorro en el suelo - Por favor, inténtalo. Sé que ayer no me porté bien, pero de verdad no tengo a nadie más con quien dejarlo.
- ¿Cómo se llama? - Gruñó el joven.
- Campanilla - Castiel abrió mucho los ojos y sus mejillas se tiñeron de púrpura. Carrie no pudo contener una carcajada. - Es un macho, se llama Thor, ya sabes el del martillo.
- Sé quién es Thor. - Castiel se agachó y acarició al animal que le correspondió lamiéndole el dorso de la mano.
Carrie observó enternecida como el cachorro parecía encantado con las caricias del chico y se tumbaba patas arriba para que siguiera rascándole la barriga.
- Está bien - accedió Castiel levantando por fin la vista hacia ella-. Pero sólo por unos días.
La chica suspiró disimuladamente con alivio, no había estado del todo segura sobre la reacción de Castiel, pero parecía que todo iba viento en popa. Ahora todo era cuestión de conseguir que el testarudo muchacho se dejara ayudar un poco.
- Bien, pero te advierto que si mi perro se va a quedar aquí necesita unas mínimas condiciones de higiene, tal como está esto acabarás perdiéndolo bajo una pila de latas de cerveza y cajas de pizza antes de que acabe el día - Sentenció Carrie.
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Corazón de melón fanfic: Los fantasmas del pasado
FanfictionLos años han pasado desde que Carrie dejó el Sweet Amoris, ahora, gracias a una reunión de nuevos alumnos vuelve a encontrarse con la persona que más daño le hizo: Nathaniel, así como con Castiel quien la ayudó cuando más lo necesitaba. Pero hay alg...