Carrie se aferró con fuerza al joven como si temiera que en cualquier momento fuera a cambiar de opinión y dejarla sola, pero lejos de irse, Castiel la atrajo hacia sí con premura, acarició su espalda y recorrió su cintura con las yemas de sus dedos.
No oyeron la llave entrechocar con la cerradura, ni a Violeta y su novio entrar, ni siquiera los vieron en el umbral de la puerta del salón mirándolos unos segundos antes de que Violeta decidiera carraspear bien alto. Carrie dio un respingo y en menos de una décima de segundo se levantó, se puso la mano en la boca para ocultar su mueca avergonzada y miró a Castiel de reojo, que continuaba tumbado en el sofá con gesto de pocos amigos.
Violeta se disculpó diciendo que habían pedido comida para llevar y que pensaban cenar y ver una película en casa. Dean, saludó a Carrie y le dio una palmadita a Castiel en el pecho con una sonrisa socarrona. El joven imponía mucho, era alto y se notaban las horas de gimnasio. El pelo moreno le caía sobre los ojos y era fácilmente reconocible por su barba de tres días y su ropa hecha jirones.
Castiel se incorporó y saludó secamente a Violeta, se levantó y agarró el casco de su moto dispuesto a marcharse.
- Podéis cenar con nosotros, hemos comprado comida como para un regimiento. - Ofreció Violeta con un deje de culpabilidad en la voz. Castiel la miró con una ceja enarcada como si la joven le hubiese propuesto escalar el Everest y salió de la estancia sin decir ni una palabra.
Carrie salió tras él, no pensaba dejar que se fuera sin despedirse después de lo que había ocurrido, aunque de la manera que había tratado a Violeta lo único que le apetecía era reprenderle. Tomó aire y le agarró por el brazo antes de que pudiera abrir la puerta de entrada. Castiel se volvió hacia ella e hizo una mueca de desagrado. Pareció abrir la boca pero no dijo nada.
- No puedes irte así. - Sentenció Carrie - No ha sido mi culpa, ¿por qué me miras así?
- No me sermonees. - Dijo él, amenazante - No te estoy culpando de nada, sólo me quiero ir de aquí.
Salió de la casa y comenzó a bajar por las escaleras. Carrie estalló, salió disparada y le alcanzó a mitad de escalera, le adelantó y le impidió el paso. Era incapaz de decir nada, se sentía totalmente vulnerable. Una lágrima solitaria recorrió su pómulo mientras respiraba agitadamente, Castiel la miró desconcertado.
- ¿No piensas decir nada? - Espetó la joven - ¿No piensas despedirte? ¡Eres un imbécil! Yo no me merezco esto, no puedes jugar conmigo así.
Castiel respiró hondo y pareció cavilar durante unos segundos, se acercó a ella y le enjugó las lágrimas. Tomó su barbilla con una mano y la obligó a mirar hacia arriba besándola con suavidad en los labios.
- ¿Qué quieres? - Pregunto en voz baja.
- Quiero saber a qué atenerme, quiero saber qué quieres tu de mí. - Susurró Carrie cogiéndolo de las manos. Castiel la miró largamente y la estrechó entre sus brazos.
- No voy a decirte que me quiero casar contigo, ni ninguna estupidez de la que me pueda arrepentir.
- No quiero que me jures amor eterno. - Comentó ella endureciendo el gesto - Solo me gustaría saber que puedo llamarte mañana sin que me cuelgues o sin desplantes.
- Me gustas. - Reconoció el joven - Llámame mañana. - Se acercó una vez más a ella y le brindó un último beso antes de seguir bajando por las escaleras.
Carrie entró de nuevo en casa, al menos había conseguido un "me gustas", que para Castiel era como decir "eres el amor de mi vida". Se sentó en el sofá junto a Violeta y vio con ellos la película que ya había comenzado. Violeta le dio unos golpecitos en la pierna y se acercó a ella ligeramente.
ESTÁS LEYENDO
Corazón de melón fanfic: Los fantasmas del pasado
Fiksi PenggemarLos años han pasado desde que Carrie dejó el Sweet Amoris, ahora, gracias a una reunión de nuevos alumnos vuelve a encontrarse con la persona que más daño le hizo: Nathaniel, así como con Castiel quien la ayudó cuando más lo necesitaba. Pero hay alg...