Capítulo 6

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Llevaba horas dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, las palabras de Castiel seguían repitiéndose en su mente una y otra vez, no entendía cómo podía afectarle tanto. Al fin y al cabo todo eso paso años atrás y ni siquiera tuvieron una historia de amor, siempre supo que Castiel había sentido algo especial por ella pero nunca lo habían hablado.

Si no hubiese desaparecido después de lo que pasó con Castiel a lo mejor las cosas serían distintas, pero no podía cambiar el pasado. Nunca se había planteado si ese beso había significado algo para ella, lo consideraba como un desliz en un momento de debilidad, pero...

Estaba empezando a delirar, necesitaba dormir.

Al poco de haber conciliado el sueño, su móvil empezó a sonar. Carrie tardó unos segundos en reaccionar, pero recordó que Violeta aún no estaba en casa y descolgó pensando que podía ser ella.

- ¿Diga? - Bostezó.

- Carrie, siento mucho despertarte... No sabía a quién llamar y necesito ayuda. - Lysandro parecía preocupado al otro lado del teléfono. - Sé que es muy tarde, de verdad...

- Lysandro, ¿qué pasa? ¿estás bien? - Preguntó Carrie con el corazón en un puño.

- Es Castiel, no sé qué ha tomado pero no puedo despertarlo y tú eres lo más parecido a un médico que conozco. No quiero que se meta en más problemas sólo porque estoy preocupado, ¿podrías venir y darme tu opinión? - Carrie contuvo el aliento unos segundos.

- Dime dónde estás, llegaré lo antes posible.

Quince minutos después Carrie bajaba del taxi a toda prisa. Miró a ambos lados de la calle, estaba a las afueras de la ciudad y no conocía la zona. Se apresuró a recordar el número exacto de la calle porque no se sentía muy segura en aquel lugar, las fachadas estaban llenas de grafitis y algunas de las ventanas estaban rotas. Había un grupo de personas mirándola como si fuera un marciano.

- ¡Carrie, aquí! - Vio a Lysandro asomar detrás de una de las ventanas y corrió hacia el portal, que no era mucho mejor que la calle.

Subió las escaleras y entró al apartamento. Era sencillo, constaba de una habitación que hacía las funciones de cocina, salón y dormitorio y otra puerta que supuso que conducía al baño. La casa parecía sacada de una película de miedo, el desorden reinaba en cada esquina y allá donde se mirase sólo se veían latas de cerveza vacías y cajas de pizza. Lo único que permanecía impoluto era un equipo de guitarra.

- Lo he traído a rastras hasta aquí - Dijo Lysandro señalando con la cabeza a Castiel, que permanecía inerte en el sofá. - Fui a acompañar a Iris a por un taxi y cuando volvía se estaba peleando con medio bar, lo saqué a la calle como pude y no pudo ni dar dos pasos, se cayó al suelo inconsciente... y aquí lo ves.

Carrie intentó asimilar toda la información y guardó todas sus preguntas para más tarde. Se acercó con cuidado al joven que respiraba fuertemente y lo zarandeó para comprobar si de verdad estaba inconsciente o sólo necesitaba dormir. Castiel abrió un ojo durante unos segundos y lo volvió a cerrar. Carrie respiró aliviada.

- Déjalo dormir un rato, estará bien. Cuando se despierte necesitará reponer líquidos, suponiendo que todo lo que tomó fuera alcohol, claro...

- No lo puedo asegurar. - Dijo Lysando apesadumbrado - Últimamente le creo capaz de cualquier cosa y ya no confía en mi como antes, sólo nos vemos porque el grupo le sigue importando. - Lysandro evitó la mirada de Carrie y suspiró profundamente - Ya no sé qué hacer, soy la única persona que se preocupa por él ahora mismo.

- ¿Y sus padres? Lysandro, no entiendo nada, ¿qué le ha pasado? - Carrie se llevó una mano a la cara.

- Es complicado, sus padres se cansaron de su actitud. No los trataba bien, ni a sí mismo tampoco.

Carrie respiró hondo, le dolía la cabeza, apenas había dormido y toda esa situación era demasiado grande para ella. Tomó una manta del suelo, arropó a Castiel y se sentó en una banqueta a su lado.

- Deberías irte a casa, Lysandro, pareces agotado y ya son las siete de la mañana. - Sugirió Carrie -  Yo me quedaré con él, tú no puedes estar cuidando de él eternamente.

- No puedo dejarte aquí sola. - Se negó él.

- Lo digo en serio - insistió Carrie - Duerme y vuelve por la tarde, yo me quedaré hasta que se despierte. Has hecho bien en llamarme, no puedes hacerte cargo tú solo.

Lysandro pareció cavilar durante unos segundos, finalmente se agachó y recogió su chaqueta.

- Iré a casa, me daré una ducha y dormiré un poco. Llámame si necesitas cualquier cosa, por favor. - Vaciló un momento pero Carrie se levantó y lo acompañó hasta la puerta.

- No te preocupes, estará bien. - Sonrió - Y yo también.

Cerró la puerta y volvió junto a Castiel. Lo observó durante unos minutos y y no pudo evitar que la pena la embriagara, no podía entender cómo había echado a perder su vida de aquella forma. Siempre había sido rebelde, pero era una de las mejores personas que conocía.

Alargó una mano y las yemas de sus dedos rozaron el pelo de Castiel, acarició su rostro levemente. Castiel abrió súbitamente los ojos y Carrie hubiera deseado que alguien le cortara el brazo. Él la miró con una mezcla de sorpresa e incomprensión.

Castiel pareció querer decir algo pero de su boca sólo salió un sonido gutural, se inclinó sobre una olla, no puesta ahí por casualidad, y vació el contenido de su estómago en ella. Levantó la vista, se limpió las comisuras con la manga de la camiseta y se recostó de nuevo.

- Me muero - Musitó.

- Si llegas a mancharme habrías muerto de verdad. - Contestó Carrie, Castiel esbozó una sonrisa.

- Necesito una almohada. - Dijo con voz ronca Castiel.

- Ven, anda. - Carrie se sentó en el sofá y tomó la cabeza de Castiel para apoyarla en su regazo, él no protestó, apenas tardo un minuto en volverse a dormir. Finalmente Carrie también se durmió.

Cuando abrió los ojos, el chico ya se había despertado y, por supuesto, ya no tenía la cabeza en sobre sus piernas, sino que la miraba silenciosamente sentado al otro lado del sofá mientras devoraba lo que parecía ser pizza recalentada, o directamente fría.

-¿Ya te encuentras mejor? -preguntó tímidamente Carrie.

-No -respondió él secamente.

-Quizá si bebieras un poco de agua...

Castiel se encogió de hombros con indiferencia y siguió comiendo pizza.

La joven no sabía dónde meterse, no sabía si Castiel estaba haciendo aquello premeditadamente para incomodarla o es que tenía tanta resaca que de verdad no podía juntar dos palabras seguidas. Trató de buscar algún tema de conversación mientras escribía un mensaje a Lysandro disimuladamente.

-Bueno... Y, ¿qué tal está Demonio? No lo veo por aquí. - Tartamudeó Carrie.

-Si lo vieras sería un problema. Está muerto. - Espetó Castiel a bocajarro.

-Vaya, siento oír eso - se lamentó la chica y se puso de pie- Bueno, ya veo que estás mejor así que creo que voy a irme.

-Por fin.

-Podrías ser más agradecido después de que haya pasado las últimas ocho horas en esta pocilga por ti. Y más teniendo en cuenta cómo me trataste ayer después del concierto. - Le reprochó Carrie molesta.

- Parece que tienes poca prisa por salir de mi pocilga. - Hizo notar Castiel - Lárgate de una vez, yo no te he pedido que vengas . Y cierra la puerta cuando salgas.

Carrie no esperó que se lo dijera dos veces, agarró su bolso y salió por la puerta. Ya había tenido suficiente Castiel por ese día.

Corazón de melón fanfic: Los fantasmas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora