9. Trazos de odio

6 3 0
                                    

En el umbral oscuro de mi ser,
se alza un grito de dolor sin cesar.
Las palabras amargas que susurro,
tejen un lienzo de odio y pesar.

Las llamas ardientes de mi ira,
consumen cada rincón de mi ser.
Te odio tanto, lo confieso,
un sentimiento que no puedo contener.

Tu imagen se desliza en mis sueños,
un fantasma que atormenta mi paz.
La oscuridad que emana de tu ser,
es la razón de mi rencor voraz.

Los recuerdos ahora son espinas,
clavadas profundamente en mi piel.
Tu presencia es un tormento constante,
una herida abierta que no deja de arder.

Te odio tanto, Paola, palabras cargadas de dolor,
una tormenta de emociones en mi corazón se alzó.
En el abismo de la rabia y el rencor me encuentro,
pero aún en esta oscuridad, algo en mí se adentra.

En cada mirada tuya, siento la puñalada profunda,
cruel desdén y desprecio que mi ser confunde.
El fuego de mi ira arde sin cesar,
mientras en mi mente, los recuerdos se desgarran.

Atravesaste mi vida como un huracán despiadado,
destruyendo sueños, promesas y todo lo amado.
Tu traición dejó heridas que no paran de sangrar,
y mi alma, lacerada, busca en vano sanar.

Pero, a pesar de todo este odio que albergo,
se esconde un resquicio de lo que un día fue amor.
Es difícil admitirlo, Paola, pero así es la verdad,
aún en mi corazón, hay un rastro de piedad.

Quizás el tiempo cure las heridas del alma,
y el odio se diluya en el océano de la calma.
Por ahora, me aferro a este sentir tan intenso,
mientras trato de sanar, de encontrar mi propio alivio.

Te odio tanto, Paola, lo pronuncio con pesar,
pero en lo más profundo, hay espacio para perdonar.
El camino hacia la redención es largo y arduo,
y tal vez, algún día, el odio se transforme en algo nuevo.

Tara - Pensamientos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora