CAP. 3

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Viernes por la tarde y estoy en mi habitación terminando las últimas tareas de la semana, semana la cual había transcurrido con normalidad, sin ningún inconveniente con Ji-eun y su clan que bien, se me había advertido que evitara cualquier tipo de contacto con ella, sus amigas y amigos. Claro, a excepción de Jin, Jimin y Taehyung con los que me había estado encontrando los días pasados al salir de mi habitación para ir a clases y toparme con ellos y las chicas, cada una saliendo de su cuarto con su respectiva pareja. Por suerte solo compartíamos dos clases con el clan, y otra que sólo yo compartía con el novio de la abeja reina, así que no había que vernos mucho las caras.
Lejos de esos encuentros casuales de mis compañeras con sus novios, y los míos con ellos al toparnos al salir, y las simples miradas en clase de química y artes con el resto del clan, y cálculo con Jungkook, todo iba perfecto; a excepción de ésta mañana, pues al estar en clase de química con el profesor recibiendo ensayos, tuve un pequeño percance, que si retrocedo un poco, recordemos que Jennie me dijo que lo evitara a toda costa...

(...)

-Manoban, Lalisa Manoban -habló alto el profesor.- su ensayo.

Me levanté de mi asiento y caminé en línea recta para llegar con el profesor, con una carpeta amarilla en las manos y mi respectivo ensayo en ésta misma. Apresuré mi paso mientras intentaba acomodar en orden las hojas, sin mirar al frente, cerré la carpeta y al hacerlo... gran sorpresa me llevé, pues no sé si fue suerte o desgracia, choqué con aquel chico que muchas veces se me advirtió que siquiera me atreviera a mirarlo.
Me quedé plasmada en ese momento, levanté mi mirada pues sus palabras llamaron mi atención.

-Lindos ojos Manoban -esbozando una sonrisa de medio lado.

No sé si fue su perfecta sonrisa o aquellas palabras, que simplemente pude quedarme congelada paseando mi mirada por su rostro...

-Lastima que no los uses y te fijas por dónde vas -interrumpió Ji-eun, sacándome de mi trance y logrando sacar una sonrisa a Jungkook.

Me limité a mirarla y volver mis ojos al perfecto hombre parado frente a mi, ignore las palabras de ambos y me dirigí hacia el profesor, coloqué mi carpeta en su escritorio y me giré para volver a mi asiento.

El profesor tomó mi carpeta y se levantó para después retirarse y dar por terminada la clase...

-Bien, chicos. Nos vemos la siguiente clase, disfruten su fin de semana -hizo una pequeña reverencia y dejo el laboratorio.

Podía sentir la mirada de todos sobre mí, incluida la de mis amigas, ya que lo ocurrido era suficiente para estar dentro del radar de la abeja reina y jamás salir de él. Noté que tenía un lugar en su lista de molestias, pues gané un apodo a cambio.

-Usualmente así son las Barbies -exclamó al pasar por su lado.- ¿No es así, linda?, Usualmente las Barbies tienen ojos lindos, lindo cuerpo, y ni hablar de su cabello -se giró en su asiento y me miró.- aún que... -sus ojos se pasearon por todo mi cuerpo.- al parecer a las Barbies tailandesas les falta algo...

A éste punto, no sabía que era lo que me esperaba, todos nos miraban y sus caras reflejaban la espera por lo que la Regina George coreana tenía por decir.

-Te ví el miércoles en artes -continuó hablando.- se te da bien la danza, eres buena bailando y las cuatro cantando, sus voces juntas son muy buenas -ésta vez giró su cabeza para mirar a mis compañeras.

Tenía razón, descubrimos que tenemos una ligera conexión al cantar y una perfecta sincronía al bailar, incluso nosotras nos sorprendimos, tal vez el destino nos estaba preparando para estar juntas.

-Si hasta pareciera que podrías romperte al bailar -continuó Ji-eun, interrumpiendo mis pensamientos.- te doy un consejo, haz una dieta balanceada y no vomites la comida... Tal vez un corte de cabello no te venga nada mal y... -me miró de pies a cabeza.- tengo una receta de mascarillas perfecta, que te puede ayudar con esas ojeras -sonrió de lado, me miró de arriba a abajo y después, borró su sonrisa para así rodar sus ojos, tomar su mochila y salir del laboratorio riendo a carcajadas con Sana, Lía, y Jungkook a su lado haciendo lo mismo.

Mis ojos se pusieron borrosos por las lágrimas que intentaban salir, todos me miraban incluyendo mis amigas, quienes a paso apresurado, se levantaron de sus asientos y caminaron hacia mí lanzando una mirada de odio a Ji-eun y maldiciendola en mil idiomas.

Me quedé congelada, pues hablar de mi cuerpo no era algo demasiado cómodo para mí, y menos tomando en cuenta mi historial clínico... Que Ji-eun lo tomara tan a broma e hiciera esos comentarios, en verdad me afectó; no se supone que las personas hagan esas cosas, no es algo que se toma a la ligera pero, al parecer, a ella no le importaba hacer sentir mal a los demás aún sin saber su historia.

(...)

El resto de la mañana, mis perfectas nuevas amigas intentaron hacerme sentir mejor, y la verdad es que... funcionó. Platicar con ellas en el cuarto de Rosie, probarnos toda su ropa y después pasar a las habitaciones de las demás para saquear sus clóset y prometer prestarnos lo que nos guste; en realidad, fue lindo pasar un tiempo entre amigas.

Entre pláticas, mientras nos adentrabamos en el clóset de Jennie -en el que abunda todo chanel.- me enteré de la razón por la cuál las conocí con resaca el lunes por la mañana; al parecer es tradición embriagarse en está escuela.

-¿Usarás ésto hoy? -gritó Rosé desde el baño, quien se estaba mirando en el espejo.

-No, puedes usarlo -respondió Jennie con la voz alzada.

Las miré confundida y pregunté...

-¿A dónde irán?

-¿Cómo, no vas a ir? -preguntó Jisoo con ceja alzada y algo decepcionada.

-¿A dónde?

-A la fiesta, está noche... -interrumpió Jennie.- cada viernes hacemos una fiesta en el jardín, los profesores se van terminando las clases, y los guardias solo están hasta la media noche. Aprovechamos, y hacemos una pequeña fiesta para darle la bienvenida al fin de semana.

-¡Uy! Cuéntale lo de los sábados -sugirió Rosé, quien sólo se asomó por un momento y volvió al espejo.

-Ah si... -Jennie sonrió al igual que Jisoo y yo por la reciente acción de Rosé.- cada sábado hacemos otra fiesta, digamos que...para darle la bienvenida a las clases y a la semana que ésta por iniciar... -dijo haciendo comillas con sus dedos.- cada sábado es en una casa diferente, la semana pasada tocó en la de Jisoo...

-Si -interrumpió Jisoo.- y jamás volverán a hacerla en mi casa, quebraron el lavabo y tuve que inventar que me caí en el baño para que no me regañaran -rodó sus ojos y se giró de nuevo al armario.

-¿Enserio te creyeron? -Jennie soltó una carcajada.- cómo sea... Mañana es en casa de los Jeon, Jungkook prestará su casa para hacer la fiesta ahí.

-Es perfecto -Rosie salía del baño con ropa en mano.- sus padres nunca están.

-Si -habló la mayor.- a demás, a él le conviene... Puede tener todo el sexo que quiera, en la comodidad de su casa. No como otras -abrió sus ojos en grande para mirar a Jennie y a Rosé.- que se suben al lavabo y tienen sexo en la cama de los papás de su amiga.

Solté una carcajada ante la confesión de Jisoo y las miradas de niñas regañadas de Jennie y Rosé.

-Entonces... ¿Vendrás? -las tres me miraron esperando una respuesta con ansias.

Las miré algo dudosa...

-¡Vamos! No dejes que la ridícula de Ji-eun te arruine, a demás... Si te aburres y no tienes con quien bailar, te presto a Jimin -insistió Rosé.

-y yo a Tae. Igual, no te dejaremos sola en ningún momento, estaremos contigo toda la noche, te lo prometo -Jennie levantó su dedito meñique en modo de promesa.

-Yo te presto a Jin, es muy buen bailarín.

Y... Me convencieron. Quisiera decir que fue por sus ofertas de préstamo pero, en realidad fue por aquellos ojitos de bebé que las tres pusieron en forma de súplica para que aceptara.

Y mentiría si dijera que no quiero ir a la casa de Jungkook... Simple curiosidad...

¿Que podría pasar?

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