Hyunjin se situó en el borde del estacionamiento del lago Gwangjuho, vestida con sus habituales pantalones cortos y una camiseta, su block de dibujo sin abrir todavía metido bajo su brazo.
—Bueno, creo que he encontrado el lugar candente de la zona— murmuró ella.
Los turistas se agrupaban en casi todos los espacios disponibles con carpas multicolores punteando la orilla y el lago en sí estaba prácticamente lleno de botes. Todavía podía dibujarlo, supuso ella, pero ahora estaba demasiado distraída por todo el desorden.
Dejó escapar un profundo suspiro, pensando que debió haberle preguntado más a Taeyeon sobre el lago la noche anterior y ahorrarse así un viaje esta mañana. Regresó a su Land Cruiser y se sentó con la puerta abierta y el mapa extendido a través del volante. Pensó que no tenía que ser el lago. Había tantos lagos pequeños metidos en las montañas que odiaría perder alguna oportunidad de capturar alguno con la luz perfecta.
Sin pensarlo, buscó sus cigarrillos. Siempre podría pasar por la tienda y ver si Seungmin podría recomendarle alguno. Tal vez también estaría dispuesta a enseñarle los alrededores. Levantó la vista y se encontró con una expresión divertida en el espejo.
—No juegues con los lugareños.
Hyunjin dobló el mapa y regresó, deteniéndose sólo una vez cuando se encontró con un camino de tierra muy pequeño que conducía hacia el bosque. El trayecto terminaba abruptamente en un pequeño claro y un interesante arroyo fluía rápidamente alrededor de las rocas antes de desaparecer entre los árboles. Observó por un momento, preguntándose si el claro sería suficiente para capturar la salida del sol. No estaba demasiado lejos. Tal vez podría comprobarlo una mañana. Sacó su libreta y garabateó la dirección y luego giró la camioneta.
Cuando se acercó a la ciudad, desaceleró al acercarse al almacén general, gratamente sorprendida al ver a Seungmin andando por el camino. Se detuvo y levantó una mano en señal de saludo y Seungmin se acercó sin vacilar.
—Hola ¿Cómo estuvo el lago?— preguntó Seungmin. Se inclinó por la ventana abierta y Hyunjin se encontró brevemente con los ojos verdes antes de alejar su mirada.
—Repleto de gente ¿A dónde te diriges?— preguntó ella.
—Al parque, voy a almorzar.
—¿Al parque?
—Bajando por el camino de tierra allí— dijo ella señalándolo —¿Has comido?
—No.
—¿Quieres venir conmigo?— preguntó Seungmin—Puedo darte mi manzana— ofreció ella.
Hyunjin golpeteó el volante con sus pulgares y su boca se torció en una leve sonrisa ¿Por qué no?
—Está bien. Sube.
Seungmin guio el camino hacia su mesa de picnic de costumbre y Hyunjin le siguió, sus ojos seguían los gráciles movimientos de Seungmin y recordó esas mismas piernas apareciendo furtivamente por debajo de su bata la noche anterior. Ahora, estaban cubiertas por unos vaqueros desteñidos. Cuando Seungmin se giró, Hyunjin rápidamente encubrió sus ojos y miró hacia otro lado.
—Esta es el área de picnic del bosque nacional, pero todos en el pueblo simplemente se refieren a ella como 'El Parque' —dijo Seungmin y se deslizó en el banco.
—Es tranquilo aquí— dijo Hyunjin.
Miró a su alrededor encontrando sólo unas pocas mesas ocupadas, la mayoría con familias instando a los niños a comer antes de regresar a la zona de juegos.
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La luna de Hyunjin
RomanceKim Seungmin no estaba preparada para el matrimonio, así que dejó atrás Seúl y a Jake para vivir con su abuela en las montañas de Incheon, con la esperanza de averiguar lo que le faltaba a su relación con Jake. Allí, conoció a una artista prometedor...