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Seungmin yació en cama durante mucho tiempo, esperando el sueño. Descansó un brazo sobre sus ojos, queriendo esconderse de la humillación que sentía ¿Qué pensaría Hyunjin de ella? que era una provocadora, admitió ella. Nada más que una maldita provocadora. Pero no había sido intencional, pensó ella.

No lo había sido. Simplemente había perdido el control. En presencia de Hyunjin, parecía ocurrirle muy a menudo.

¿Realmente había estado la boca de Hyunjin sobre su pecho o lo había imaginado? Sí y ahora sus pezones se endurecían solo de pensar en ello. Por un momento, simplemente se había perdido a sí misma en el toque de Hyunjin. Por un momento, se dejó llevar y dejó que sus sentimientos reinaran plenamente. Pero había vuelto en sí, gracias a Dios y Hyunjin se había detenido cuando ella se lo pidió ¿Qué era lo que quería de Hyunjin? ¿Qué necesitaba de ella?

—Quiero hacer el amor con ella— susurró Seungmin— Lo quiero. Quiero todo de ella —giró la cabeza en la almohada, deseando que estos sentimientos desaparecieran.

No quería desear a Hyunjin. No quería sentir estos sentimientos por una mujer. Pero lo sentía. No podía negarlo por más tiempo. Esto le estaba volviendo loca. Mañana, iría con ella. Iría con Hyunjin y le rogaría que hiciera el amor con ella si quería hacerlo. Hyunjin la había deseado esta noche, Seungmin lo sabía. Podía sentirlo, lo veía en sus ojos. Tal vez Hyunjin podría darle la liberación que su cuerpo ansiaba.

La luna de HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora