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Después que Taeyeon se fue a la cama, Seungmin revisó los viejos artículos de Seoul Magazine.

Cuando encontró lo que quería, tomó su taza de té caliente y se instaló en el sofá para leer. La imagen de Hwang Hyunjin le miraba intensamente y Seungmin estudió su rostro, estableciéndose finalmente en sus ojos azules, estaba maravillada por su repentina curiosidad por esta mujer. Alejó sus ojos y comenzó a leer, mirando nuevamente la imagen de Hyunjin de vez en cuando. Sus ojos siguieron su dedo índice a medida que leía, pero el artículo era muy impersonal, dando poca información sobre la mujer. No fue hasta el último párrafo que Seungmin tropezó con las palabras.

Cuando le preguntaron si aún le molestaba que todavía se refirieran a ella como la 'artista lesbiana' la Sra. Hwang respondió tranquilamente —Nunca he hecho de mi vida personal un secreto — dijo ella —Simplemente no pienso que sea pertinente para mi trabajo. Mi preferencia sexual no influye en la forma en que pinto y necesariamente no me gusta ser etiquetada de esa manera Lesbiana.

Seungmin miró su imagen nuevamente, sus ojos bajaron por una fracción de segundo a los labios que se curvaban en una sonrisa. Cerró la revista rápidamente y se quedó quieta. Por supuesto que lo había sabido. Fue por eso que realmente volvió a leer el artículo. No le gustaba simplemente asumir estas cosas.

Jihyo. El nombre era tan familiar, sin embargo habían pasado tantos años.

Dejó escapar un profundo suspiro, dejando surgir finalmente los recuerdos que había pensado estaban bien enterrados. Ella era tan joven y Jihyo había sido demasiado dinámica como para que ella se resistiera. Pero lo hizo, recordó ella. Se echó hacia atrás y cerró los ojos, recordando. Park Jihyo. Su primer jefe. Su primer enamoramiento de una mujer. Pero había sido solo un enamoramiento, recordó ella. Jihyo era diez años mayor y era tan hermosa. Seungmin recordó ese día cuando Jihyo levantó la mirada y le capturó mirándola fijamente. Seungmin había tratado de apartar la mirada, pero los ojos de Jihyo sostuvieron los de ella. Habían trabajado hasta tarde y Seungmin se había sentido más que contenta de quedarse esas pocas horas de más, si eso significa pasar más tiempo con Jihyo.

Pero cuando Jihyo insistió en llevar a cenar a Seungmin, su relación avanzó más allá del lugar de trabajo y pronto Seungmin descubrió que anhelaba esos fines de semana que tendría por delante con Jihyo, aquellos en los que le arrastraba a todo tipo de actividades que nunca se hubiese aventurado a hacer sola. Incluso ahora, Seungmin podía recordar claramente la noche que sucedió.

Jihyo había estado tan emocionada sobre la excursión de observación de ballenas que Seungmin no tuvo corazón para decepcionarla, pero los barcos le ponían terriblemente nerviosa. Y le daban náuseas. Apenas habían abandonado Yagamri cuando Seungmin devolvió su desayuno. Jihyo había pasado todo el viaje a su lado y esa noche, después que Seungmin se disculpó profusamente, Jihyo le rodeó entre sus largos brazos y Seungmin se descubrió a sí misma en el extremo receptor de un abrazo muy íntimo. Campanas de advertencia se dispararon inmediatamente y cuando los labios de Jihyo buscaron los de Seungmin, ella se alejó.

—Lo siento. Pensaba que querías esto.

—No, yo no... yo no... no

—Entonces... ¿qué es todo esto?

—Yo solo... pensé que éramos amigas.

Seungmin levantó una comisura de su boca y sonrió. Había sido tan ingenua. No había tenido una pista de que Jihyo era lesbiana. Cualquier atracción que había habido en Seungmin, había sido sólo por amistad. No había habido nada más. Nunca podría haber sido. Pero, sin importar que, su relación terminara allí. Dos meses más tarde, Seungmin encontró otro trabajo y no volvió a ver a Jihyo desde entonces.

Y ahora Hyunjin.

Bebió un sorbo de té, hojeando distraídamente con una mano la revista, deteniéndose cuando la imagen de Hyunjin le devolvió la mirada. Seungmin se sentó inmóvil, hipnotizada por la imagen. Hwang Hyunjin era una mujer atractiva pero la imagen impecable era impresionante. Tenía el cabello un poco más largo en la fotografía, notó Seungmin. Y los pendientes de diamantes brillaban en cada oreja. Las pocas veces que le había visto, Hyunjin no había llevado joyas. Finalmente, con un suspiro, cerró la revista.

—Bueno, eso no importa— dijo en voz baja.

A ella le gustaba Hyunjin. No iba a evitarla, decidió ella, sólo porque era lesbiana. De todos modos, Hyunjin se iría después del verano. Sin embargo la mañana siguiente, cuando Hyunjin entró y se dirigió resueltamente hacia la máquina de café, Seungmin no fue capaz de mirarla a los ojos. Estaba siendo ridícula, lo sabía, pero algo le decía que debía evitar esos ojos azules. Ellos no causarían nada más que problemas.

—Buenos días, Hyunjin.

—Buenos días, Taeyeon.

—¿Has venido a disfrutar el café de Seúl esta mañana?

—Moca.— dijo ella y miró con ojos divertidos a Seungmin—Hola.

—Hola— murmuró Seungmin, sintiéndose avergonzada y odiándose a sí misma por ello.

No debió haber leído el artículo, se dio cuenta. Si Hyunjin hubiese querido que ella lo supiera, se lo habría contado. No era asunto suyo, de todos modos. Y ¿realmente importaba? se preguntó por centésima vez.

Hyunjin sacó un par de billetes arrugados del bolsillo y se los entregó a Seungmin. Cuándo sus dedos se tocaron, Seungmin se apartó rápidamente, como si se hubiese quemado y se encontró con unos ojos interrogantes frente a ella, pero no permitió que esos ojos azules le atraparan por mucho tiempo.

Las cejas de Hyunjin se unieron en un ceño fruncido, preguntándose qué demonios estaba pasando. Entonces lo supo. Seungmin había vuelto a leer el artículo o lo había recordado de antes. Seungmin parecía casi asustada de estar en la misma habitación con ella. Hyunjin había pensado en invitar a Seungmin a cenar pero ahora supo que nunca se lo pediría. Había visto anteriormente esa mirada en las mujeres heterosexuales. Miedo.

Seungmin tenía casi decidido poner el cambio en el mostrador, pero entonces vio el desafío en los ojos de Hyunjin y lo dejó caer sobre su mano extendida, rozando con sus dedos la superficie.

Hyunjin se acercó dándole la espalda a Taeyeon y susurró.

—No estés tan asustada. No es contagioso ¿sabes?

Seungmin se sonrojó y desvió la mirada.

—Lo siento— murmuró ella ¿Qué otra cosa podía decir? —Es sólo que...

—No importa.

Hyunjin se encogió de hombros y se fue con un brusco adiós a Taeyeon.

¿Por qué era tan difícil tener amistad con algunas mujeres heterosexuales? ¿Pensaban que estar a solas con una lesbiana les mancharía? ¿Qué estarían en peligro de ser convertidas?

Hyunjin sacó sus cigarrillos con rabia y metió uno entre sus labios ¡Mujeres! a veces eran una verdadera molestia en el culo.

Cuando llegó a la cabaña, se sentó en la camioneta y tomó un sorbo de café, su ira disminuyó. Realmente no quería hacer amistad con Seungmin, de todos modos. Trabajaría mucho más estando sola. Con eso, agarró su block de dibujo y entró, tenía la intención de añadir más color a la pradera que había esbozado esa mañana. Dejó a un lado los pensamientos sobre Kim Seungmin y comenzó a trabajar. Se sorprendió al notar que la puesta del sol ocurrió más tarde y echó un vistazo a su reloj. No sólo había trabajado a través de la comida, sino que también había saltado la cena.

La luna de HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora