23: ¿Mamá?

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25 | Mayo | 1996

Dos días después de ese caótico encuentro con Alejandro, las cosas vuelven a la normalidad. La dinámica sigue siendo la misma, y diferente a como April había pensado que serían los momentos con Aslan, parecía que todo había mejorado de alguna extraña forma.

Nunca va a terminar de comprender esa versatilidad que permanece siempre intacta entre ambos, pero April se siente agradecida, y sobre todo de buen humor después de esos días, sumida en la soledad y el caos que es su cabeza. Los sentimientos son tan nuevos que a veces le cuesta aceptarlos, pero le gustaría poder estar así por el resto de su vida. No sabe si es algo bueno o malo, está empezando a notar que su humor depende solo un poco de la esencia y presencia de Aslan.

"It's close to midnight, and something evil's lurkin' in the dark..."—Aslan canta, él también ha estado de buen humor los últimos días. —"Under the moonlight, you see a sight that almost stops your heart."

—¿Y ahora qué bicho te picó? Parece que todos los días te obsesionas con un cantante distinto. ¿Algún motivo en especial por el cuál hayas escogido a Michael hoy?

—No puedes culparme, esta casa abandonada me recuerda a la del video de Thriller. Es escalofriante.

—No es cierto. —Protesta, cruzándose de brazos e inspeccionando el lugar. Otra vez han caído en el pasado.

—Claro que sí, si te concentras lo suficiente puedes escuchar los gritos de las almas en pena que también viven aquí.

—¿Cómo es que dices tantas estupideces? —Entonces, como si de una mala broma se tratase, ambos escuchan un grito, y Aslan casi que se le lanza encima para refugiarse.

Pero no se trata de un grito común y corriente, no, había sonado más como un gemido de placer.

—¿Qué fue eso? —Aslan pregunta en un susurro. April tiene que ponerle una mano en la cara y empujarlo para que se separe de ella.

—Dudo mucho que un alma en pena.

De pronto, toda la calma se evapora de su cuerpo, como por arte de magia. April cuenta hasta tres para no terminar derribando la puerta y empezar a gritar como una loca por toda la casa.

—¿Qué es lo que pasa con la sociedad hoy en día? ¿Quién en su sano juicio puede llagar a pensar que es romántico o siquiera buena idea tener relaciones en una casa abandonada? —Está indignada, tanto que decide tomarse la molestia de salir a ver quiénes osan a profanar su casa. Que técnicamente no es suya.

—¿Científica?

—¿Sabes lo antihigiénico que debe ser tener sexo en una casa abandonada? Todo está lleno de polvo, tierra, telarañas.

Primero fue Louis con su noviecito, y ahora solo Dios sabe quiénes están en su sala. Si April hubiese sabido desde un principio todas las veces en que su casa sería utilizada como motel, nunca la hubiera comprado.

Escucha a Aslan perseguirla por todo el pasillo, el hombre intenta decirle que se calme, pero con cada paso que da los gemidos se escuchan con mayor claridad, y April no puede pensar en otra cosa que no sea echarlos. Ese era el plan, o al menos hasta que llega a la entrada de la sala y lo que ve la deja en blanco.

—¿Mamá? —Susurra horrorizada, aunque lo suficiente bajo para que la pareja no la escuche. Va a darse la vuelta cuando el cuerpo de Aslan choca con el suyo, ambos cayendo al piso de forma abrupta.

—¿Qué dijiste? —Aslan pregunta igual de horrorizado, April tapa su boca con una mano para que no hable. Como es de esperarse, los gemidos dejan de escucharse, siendo reemplazados por gritos de susto.

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