12 | Julio | 1985
Se siente como una auténtica acosadora. Y no es que lo sea, pero los tres llevaban al rededor de unos diez minutos de pie frente a un ventanal, observando a la chica que al otro lado de este se encuentra intentando colgar unas luces de navidad en la pared, aunque no es época navideña.
Louis observaba a la chica con detenimiento, y una expresión que April no sabía cómo descifrar. El chico está de pies, a unos cuantos pasos más adelante que April y Aslan, lo suficiente alejado para no escuchar su conversación.
—Hay un problema. —Comenta Aslan, casual, mientras chasquea los dedos al ritmo de la música, proveniente del gran salón donde se va a realizar el baile.
—Evidentemente. —April masajea su nariz entre sus dedos pulgar e índice, apartando sus gafas por un momento y soltando un suspiro, agotada. —¿Qué haremos?
—Nada.
A April no le gustan esas palabras, y se empieza a sentir impotente, necesita hacer algo al respecto. Hay un problema, y ella no puede solucionarlo, porque ni siquiera es su problema, si no de otra persona, y Louis se encuentra ahí, de pie y solo, a punto de enfrentar una de las cosas que más da miedo en la vida, y con tan solo diecisiete años.
Desde la distancia, la escena parece sacada de una película, una en la cual está a punto de suceder una tragedia. Por un momento jura verse a sí misma, el día en que en vez viajar a otra ciudad o llegar a alguna linda casa a las afueras de Londres, llegó a un desolado cementerio, donde el cuerpo de Aryn descansaba. Mira a Aslan, en busca de alguna reacción, pero en su rostro no hay más que serenidad, calma, como si desde un inicio hubiese sabido como iba a terminar todo.
—Ella... No es un él. —Dice, aunque es algo bastante obvio. Ahí frente a sus ojos no hay otro chico. Es una hermosa chica de pelo rizado, nariz respingada y piel morena, con un vestido agua marina y unas luces de navidad dañadas, sin ser consciente de lo que está próximo a pasar.
—Evidentemente. —Contesta Aslan, imitando sus palabras. —Aún no pasa lo peor.
Y Aslan tiene la razón. Como si sus palabras fuesen mágicas, Louis da un paso adelante, pero antes de poner un pie en la entrada del salón retrocede, echándose a correr hacia lo que parecía ser un aula de clase que está cerca, y encerrarse. Su corazón se encoge en su pecho, y va a salir corriendo en dirección al salón, para hablar con Louis, pero sus planes se ven estropeados cuando Aslan tira de la manga de su camisa, haciéndola retroceder y chocar contra su cuerpo.
—¿Qué haces? —Pregunta, con ceño fruncido cuando el pelinegro empieza a bailar, April no se había dado cuenta de que ha empezado a reproducirse en los parlantes Out of touch. —Esa canción ni siquiera se baila, Aslan. ¡Mucho menos es el momento para hacerlo!, hay un chico allí adentro huyendo de su alma gemela, si no hacemos algo ahora mismo se va a arrepentir de esto el resto de su vida.
—Tranquilízate, esto pasa más seguido de lo que piensas, April. —Aslan comenta, en un vago intento de hacerla entrar en razón. April suspira, demasiado exhausta como para continuar protestando, así que solo se deja guiar por el vaivén que Aslan empieza.
—¿Siempre te quedas a lo lejos viendo como todo se derrumba?
—No puedo intervenir en el acto por ley, hasta aquí llega mi misión, y, de todas formas, no hay nada que pueda hacer o decir para cambiarlo. Es la voluntad del destino.
—Pero... Es triste, de cierta forma lo es, se supone que esto debería ser hermoso. ¿Las personas alguna vez se detienen a pensarlo por solo un segundo?, hay una parte de nosotros que vive en alguien más, y que cuando se unen se convierten en una sola. —Lo mira, encuentra en los ojos de Aslan un brillo peculiar, que la hace sentir avergonzada al su completo centro de atención en ese instante. —Y escuchar, no tengo idea de cómo se supone que debe sentirse el amor, pero creo en él, lo deseo con cada parte de mi ser, quiero sentir que lo merezco, incluso si tal vez no lo hago... ¿Nadie más se siente así? ¿Tantas personas se niegan a encontrar a su otra mitad?
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Espacio, tiempo y otros defectos ✓
Fiksi RemajaEn un universo donde el sentido de la vida se basa en encontrar a tu alma gemela, April Davies Lee, la exitosa profesora de física, recibe la noticia de que su otra mitad ha muerto, dejándola con el corazón roto y la esperanza de por fin iniciar una...