26: Amor

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19 | Agosto | 2023

En la academia de guías, solían decirles que los días malos son comunes para las personas especiales como ellos. Estar expuestos todos los días, desde tan temprana edad a todas esas auras, resulta agotador, no solo por la cantidad desbordante de colores que pueden llegar a segarlos, sino también porque al tener la capacidad de percibirlas implica también receptar sus energías; lo cual no siempre es bueno, ya que algunas personas tienen auras más pesadas y oscuras que otras.

La noche anterior había sido una locura, luego de la intensa sesión de karaoke en la que se permitió deleitarse con la voz de April e interpretar un excelente papel como el primo de Holanda, los novios muy amablemente les ofrecieron una habitación en el lugar, el cual además de ser una casa de eventos, también resultó ser un hotel. Recogieron sus cosas en la otra línea y volvieron, solo para caer rendidos en sus respectivos lugares.

Ha puesto todo su empeño en disfrutar el momento, pero ahora, estando ahí, solo mirando el techo de la habitación luego de haber huido de la cafetería porque es uno de esos días en que se siente abrumado y perdido entre tantas personas y colores, no puede evitar dejarse abrazar por la tristeza. No tiene idea si es porque la noche anterior todos parecían tener auras demasiado pesadas para él, o porque April se niega a aceptar que algo sucedió entre ambos aquella noche, pero el sentimiento es tan embriagador que no hace nada para detenerlo.

La observa en silencio, April se encuentra sentada frente a la ventana fumando un cigarrillo, solo observando el cielo, de vez en cuando anotando algunas cosas en su cuaderno.

Y Aslan de repente tiene ganas de llorar.

Porque esa simple imagen lo hace sentir mejor, porque quiere pasar el resto de su vida despertando y que el solo hecho de que April esté a su lado convierta esos días malos en los mejores de su vida.

Porque se da cuenta de que la ama.

Porque su amor va más allá de la comprensión humana, nunca en toda su vida como guía ha leído o aprendido algo sobre cómo es posible llegar a sentirse así por alguien a quien no se está destinado a amar.

Pero no le importa; si la sociedad, Dios, la luna o el sol no están de acuerdo. Aslan ama el alma de April, aunque no sea la mitad de la suya.

—¿Por qué lloras? —Cuando reacciona ya es muy tarde, April se encuentra de pie al lado de la cama, con el rostro bañado en preocupación. Aslan se sienta como puede, su cabeza le duele y apenas logra ser consciente de las lágrimas que bajan por sus mejillas cual cascadas.

—Yo...—La mira a los ojos, la frase "Es que, creo que te amo" amenazando con escaparse de sus labios. —No es nada, no quiero hablar de eso.

—¿Seguro? —Insiste ella, inquieta.

—Sí. —Hace un intento por lucir seguro. —¿Qué haremos hoy?

—Lo mismo de todos los días, vamos al cementerio.

Con flojera se levanta de la cama, se pone los zapatos y unas gafas de sol. Cuando bajan a la recepción, su "primo" le informa que la celebración se extenderá un día más, por lo que se permiten dejar sus cosas en la habitación, a excepción de la máquina, aunque saben de ante mano que si no encuentran eso que están buscando se irán enseguida.

Mientras caminan al cementerio, Aslan piensa en qué debería hacer. Ayudar a April con su búsqueda no se siente correcto o sano para su enamorado corazón, no desde que empezó a aceptar sus sentimientos por ella, lo único en lo que puede pensar mientras la mujer habla a su lado es que, muy diferente a como le han dicho durante toda su existencia que las almas gemelas son un regalo divino, él lo siente como una maldición. Tal vez si Aryn no fuese el alma gemela de April, él podría tener una oportunidad.

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