Solicitud 012170
Yamanaka Ino
Registro: 012604
Arrodillada en la alfombra de su habitación no podía dejar de mirar con los ojos radiantes de emoción el pergamino que había esperado desde que recibió su hitai-ate al graduarse de la academia. Ciertamente, con el paso del tiempo comprendió que quizás ese día tardaría en llegar un poco más de lo planeado.
El contenido redactado era puntual en fechas y horario, en la madrugada debía reunirse con su capitán, previo a ello debía tener una valoración médica y hacerse el tatuaje temporal.
—Estoy lista —se dijo a sí misma entrando al cuarto de baño para empezar a lavarse el cabello que era lo que le tomaba más tiempo.
Para cuando hubo terminado, abrió uno de sus cajones tomando dos juegos de ropa interior nuevos que había elegido especialmente para la ocasión. Renovaba el par cada cambio de temporada en una prueba de su esperanza por la llegada de ese día, siempre estaba preparada para ello. Se puso el primero contemplando el efecto frente al espejo, era de color negro y aunque efectivamente levantaba sus dotes naturales, también los juntaba y cuando se puso el uniforme, notó lo poco práctico que resultaba dado que tenía que llevar el peto hasta que las indicaciones cambiaran. Aun así, la idea de tener que recurrir a su atractivo de forma imprevista, descubriéndose con toda la sensualidad del mundo para revelar un top deportivo o un montón de vendas, la horrorizaba de sobremanera, tanto como el hecho de que fuera un hombre feo, si bien ello constituía una posibilidad real.
—Estoy lista —se repitió con seguridad, aún con la sensación turbia de su último pensamiento.
Preocupada por el destino incierto de su futuro como agente de información, desde que había descubierto el potencial de la sexualidad para incrementar el éxito de las misiones, aunque quisquillosa, se había aventurado a hacer pruebas, algunas de ellas escandalosas, tanto que le habían llevado a un punto de popularidad sin retorno y otras mucho más exitosas, pero que no trascendieron en el conocimiento social. Finalmente, se había convencido de que ser guapa era más que uno de sus argumentos triviales, era su destino usar eso a su favor para salir airosa de cualquier situación y decidió que no lo tomaría como la desgracia de su vida, tal como hacían muchas que esperaban romances castos y no se hacían a la idea de entregarse a desconocidos.
Cambió el sujetador, el segundo conjunto era color burdeos, con un aire más dramático al contrastar contra su piel, pero con un efecto menos incómodo con la presión del peto, y la parte baja resultaba adecuada como para poder correr sin terminar irritada.
Tomó una barra de labios denominada fresa, quizás demasiado cursi, pero no se sentía cómoda con el rojo, además, si tenía que ponerse la máscara por mucho tiempo, corría el riesgo de hacer toda una mancha con efectos desastrosos.
Escuchó la puerta principal y a su padre anunciando su llegada, así que se puso contra la puerta y le llamó.
Él, desde el otro lado le preguntó lo que sucedía. Nerviosa y visiblemente exaltada le resumió todo sin importarle si debía guardar el secreto o no, era su padre y ningún protocolo estúpido iba a impedir que se lo dijera, si bien la puerta aún estaba entre ambos por lo que no podía verla con el uniforme puesto.
Sin embargo, el ninja guardó silencio por el tiempo suficiente como para volverse incómodo.
—Debo irme —susurró, afectada por la reacción de su padre, pensando que terminaría saliendo por la ventana en lugar de la puerta.
—Quiero verte —se apresuró a decir Inoichi.
Ella abrió la puerta despacio.
Solo fue un instante en que la miró como si tuviese cinco años, pero cuando fue consciente de que no era así, sonrió. Era el tipo de sonrisa que hacían las personas cuando no querían soltar una lágrima, porque cerraban los ojos con fuerza. Ino no resistió y lo abrazó besándolo en la mejilla, él por su parte, la separó solo un poco, lo suficiente como para quitarle el color de los labios con su pulgar.