Desenrolló el pergamino despacio, dio una mirada y lo volvió a enrollar lentamente, con cuidado, hasta llegar al punto donde estaba el sello de confidencialidad, ahí estaba su nombre escrito con trazo grueso de color negro y adjunto, el sello de arcilla de la Hokage. Se lo acercó a la cara para confirmar que no fuese un error de lectura suyo, pero en toda la aldea no había alguien con quien pudiera confundirse su nombre, así que, en definitivo, era para ella el aviso de que la quinta maestra Hokage la había solicitado para presentar la prueba de admisión en la Fuerza Militar Especial Táctica de Eliminación, ANBU.
El Hokage elige, pero uno mismo debe demostrar que es digno y tiene el derecho a quedarse.
Se frotó las manos para calentarlas un poco, el cuerpo entero se le había congelado en cuanto había llegado aquél misterioso rollo que había estado esperando desde que, en una indiscreción de Lee, se enteró que sus compañeros ya lo habían recibido. Si no estaba equivocada, lo de Neji tenía unos dos meses, y Lee, hacía unas dos semanas.
No pudo evitar morderse los labios al recordar a Lee, jamás lo había visto tan pálido; ¿qué habría pasado? Tal vez sí lo habían aceptado y quedaría retirado del equipo permanentemente, solo lo había visto una sola vez el sábado anterior, y ya no más, ni siquiera en los entrenamientos dominicales que eran sus favoritos. Él era un chico fuerte, determinado, con un espíritu inquebrantable ¿quién rechazaría eso? Su personalidad era lo de menos si en alguien tenía que confiarse para patear traseros.
De Neji, realmente no había podido interpretar nada, estaba exactamente igual que siempre, pero era absurdo pensar que no había sido llamado, mucho más estúpido creer que no fue aceptado.
Así que solo quedaba ella, la última en probar, se jugaba la confianza de su maestro y el respeto de sus compañeros, su amor propio junto con toda la determinación que había reunido a lo largo de los años cuando se fijaba las metas a alcanzar y gradualmente iba obteniendo los triunfos después de Lee que generalmente iba detrás de Neji.
Siempre la última...
Suspiró. La determinación le había ganado un reconocimiento ante los ojos de la kunoichi más fuerte de toda aldea. Y con esa misma determinación se preparó, pues aparentemente después de su chequeo médico obligatorio saldría con su equipo asignado sin más ceremonias.
Empacó todo lo necesario, lo previsto y bastantes extras, a ella ninguna situación la tomaba desprevenida y aunque ya se había ganado el título de "bodega", más le importaba que nunca nada faltara, que a cargar con cosa que no ocupara al final.
Como sabía que usaría uniforme, prescindió del cambio de ropa y con el pergamino a la espalda, salió directo al hospital.
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El agua caía sobre su cabello suelto, bajando por las piernas y perdiéndose en el desagüe. Tenía cerca de una hora para estar lista, habían acabado las pruebas antes de lo pensado así que podía tomarse su tiempo para pensar cómo arreglarse el cabello, el meollo de la identidad era algo que le causaba serias dudas, pero al final optó por dejarlo suelto solo sujetando la punta, como lo usaba Neji años atrás.