Haruno Sakura

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Solicitud 012175

Haruno Sakura

Registro: 012601

—¿Exámenes de rutina? —preguntó Sakura mientras revisaba los expedientes sobre el escritorio de la quinta maestra Hokage.

La rubia solo emitió un suspiro mirando de reojo a su estudiante que, movida por la curiosidad al ver las fotografías en la esquina superior de cada uno de los documentos, los ojeaba, sus conocidos estaban ahí, y era inevitable que no sintiera curiosidad por ellos.

—Sí, son obligatorios.

—¿Debo hacerlo también?

—Sí, supongo.

La joven dejó de leer para mirar fijamente a su maestra, la expresión en su rostro era seria y eso le hizo sospechar de lo que estaba sucediendo. En los últimos días había estado de un humor agrio, ni siquiera la violencia que la caracterizaba había estado presente, solo algo como desasosiego. Algo sucedía, pero no estaba segura de qué y en ese momento sospecho que tal vez estaba relacionado con ella.

—¿Qué es lo que sucede? —preguntó tímidamente.

—Son los exámenes médicos previos a la misión de solicitud de ingreso a ANBU —dijo con toda calma, como si fuera lo más normal del mundo, sin embargo, Sakura sintió un ligero estremecimiento.

—¿Voy a hacerlo también?

No hubo respuesta, pero ese silencio podía claramente entenderse como un asentimiento.

—Tsunade-shishō, es todo un honor que me considere... a decir verdad, nunca creí que yo...

Tsunade resopló, miró a su aprendiz y continuó con su silencio, solo le indicó una caja al final del escritorio que había quedado camuflada entre paquetes de papeles. Sakura la abrió y tragó saliva mientras desenrollaba el pergamino.

A ella, en lo personal, no le hubiera importado que su maestra le diera la notificación en una nota adhesiva, pero el hecho de que se hubiera tomado la molestia de escribir la citación oficial le causó expectativa, y profundizó el sentimiento de sentirse honrada, tanto que, apenas terminó de leer, hizo una reverencia ante ella.

—Muchas gracias por la oportunidad. No voy a decepcionarla.

—Date prisa. Apenas tienes tiempo —susurró la mujer.

Tan solo vio a la joven dejar su oficina, había decidido esperar hasta el último momento pensando en si realmente le daría el pergamino o no; mientras la veía en la oficina hablando de tonterías a la par que ordenaba papeles. Habría preferido no hacerlo, no se lo reprocharía, en todos sus años como aprendiz y asistente había comprendido que había cosas que algunos podían hacer y otros no, y no había vergüenza en ello.

De cualquier forma, ella tampoco tenía esa aspiración personal y profesional, su mayor deseo se encontraba totalmente encausado a otro sentido, y al final fue por esa razón que decidió darle el pergamino.

Sakura llegó a su departamento en pocos minutos. Tal como le había anunciado su maestra, aunque aún no era tarde, no disponía de mucho tiempo, así que solo se daría un baño rápido y prepararía el equipo que llevaría, ya de entrada le había sido esclarecido que iba en calidad de médico para cirugía.

Abrió las llaves del agua sin esperar a que se entibiase cuando menos.

Había hecho bien en dejar la casa de sus padres, ellos eran ninjas también y era por eso que sus preocupaciones, perfectamente normales en todos los padres, se volvían más espantosas de lo que cabía en la realidad. Con tan solo un minuto de retraso, ya se había armado en sus cabezas un secuestro, una captura para tortura e incluso el asesinato.

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