14. Flores, castigos y rasguños.

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—Yo no creo que tú plan de simplemente ignorar a Theodore esté dando muy buenos resultados, ¿eh? —le dijo Daphne a su mejor amiga, mientras observaban el gran arreglo de flores amarillas que estaba fuera de la habitación.

El cual Pansy tuvo que rodear molesta, y salió mientras refunfuñaba—: ¡San Valentín fue hace mucho!

Danna suspiró largamente, observando aquella exageración, que venía incluida con unas tarjeta.

"Danna, si fueras un color serías color ámbar; como tus ojos, y como tu pelo a la luz del sol. Te ves hermosa hoy. N."

Hizo una mueca. —Bueno, tiene que practicar un poco —admitió Daphne, dándole un golpecito a la tarjeta.

—Esto está muy mal —dijo Danna—. ¿Qué se supone que haga?

Daphne tomó el arreglo. —Ponerlo entre nuestras camas, ¡se verá precioso! —arrastró un baúl extra que tenía como mesa de noche y ahí lo acomodó—. Ahí tienes. Queda precioso.

—No estás consciente de la gravedad de la situación —le dijo Danna, seriamente—. Hablé con él, le di una respuesta: le dije que no. Listo. Se terminó. ¿Por qué hace esto?

Daphne rio, negando con la cabeza mientras miraba las flores. —No parece que lo entienda...

—¡Parece que no le importa lo que digo!

—Sí, no le importa nada.

—¡¿Por qué?!

—Ay, no sé, Danna, quizá solo está enamorado —sugirió, sonriendo tontamente.

En la mente de Danna retumbó el sonido de su voz modulando aquellas dos palabras que Theodore le había dicho hace dos semanas.

—¿Cómo te enamoras de un día para otro de una persona que odias, dime?

—No creo que haya sido de un día para otro... —razonó la rubia.

—¿No creerás que habla en serio? —preguntó Danna, casi incrédula.

Daphne conservaba esa sonrisa tonta, se deslizó suavemente por la alfombra y se sentó en la cama, mirándola.

—Danna, primero, tienes que relajarte. Y aceptar que esto no está en tus manos. A ver, yo sé que no te fías de él, ni nada... pero, ¿qué tal si es verdad? ¿Qué tal si está perdidamente enamorado de ti y te ama con locura?

—No podría entender como algo así llegase a pasar.

Su amiga tomó sus manos. —Danna, por favor, no te cierres a las posibilidades.

—Pero es que Blaise...

—Blaise se puede ir a la mierda.

Danna alzó las cejas. —¿Y eso? ¿Están peleados?

—Algo así —inclinó la cabeza—, nos veremos para hablarlo mas tarde.

—¿Hablarlo? —Danna arqueó ambas cejas.

Daphne soltó una carcajada y le dio un pequeño empujón.

—Te lo juro que vamos a hablar, en serio estoy enfada con él.

—¿Por qué? ¿Qué hizo?

—Snape lo castigó ayer, lo puso a recoger las hojas secas que se sacude el sauce boxeador. Lo llegó a alcanzar varias veces y está todo rasguñado del torso y las piernas. Me di cuenta cuando "hablábamos".

—Ajá —contestó Danna, para que continuara y no entrará en detalles.

—Y ya que me fijé en el rostro, también tenía algunos, ¿sabes que hizo para protegerse? El encantamiento casco-burbuja, parece que si es resistente la burbuja esa.

Only For You, Pretty | Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora