El banquete del rey

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Anastasia no había salido de su habitación desde que el rey llegó, solo Daphne iba a visitarla y se sentaba a observar a la pequeña niña sollozar en la cama hasta quedarse dormida.

Traga saliva cada vez que la princesa abría los ojos y esperaba que sus ojos violetas recuperarán ese brillo tan tierno, que solía iluminar sus días.

Solo podía esperar en silencio que la niña le dirigiera la palabra.

—Abuela...papá me odia—Murmuro abrumada al acomodarse en la cama.

Daphne se quedó helada sobre el sofá en el cual se encontraba sentada, respiro profundo y se planteó varias veces que podía decirle a la princesa, ella no creía que Shariock la odiara, pero si sabía que estaba inconforme con su comportamiento.

La abuela se levantó, luego avanzo hacia la cama y se sentó en una orilla de la cama, beso en la frente a Anastasia quién se encontraba sudada y que portaba solo una bata blanca para dormir, su rostro tenía un poco de tierra y su cabello polvo.

—No princesa, solo llegó un poco agotado de su arduo viaje—Mintió—Pero como princesa al recibirlo...no debiste usar esas ropas Anastasia—Reprendió al acariciar su cabello. —Es mejor que te prepares para darte un baño—Ordeno Daphne al pararse de la cama y empezar poco a poco a preparar el agua de la tina.

Anastasia tenía una tina de madera en su habitación, que la bruja llenaba con un encantamiento para darle baños a la princesa, pero con su vejez que avanzaba a veces se le dificultaba un poco.

—Quiero que me bañé Luca—Insto la niña al levantarse de la cama y caminar hasta la tina.

Daphne arqueo una ceja.

Alguien empezó a tocar repetidas veces las puertas de la habitación de la pequeña niña.

La abuela miró a Anastasia con detenimiento y luego camino hasta la puerta con un poco de dificultad.

En cuanto abrió la puerta se encontró con un sirviente.

—Duquesa, el rey requiere de su presencia—Anuncio el joven al reverenciar a la mujer.

Anastasia observaba al joven tras la falda morada de su abuela.

—Mmm. Bueno busca a una doncella—Ordeno. —Anastasia quédate aquí hasta que vuelva—Estableció la anciana al salir de la habitación de la niña.

Anastasia suspiro y se dirigió a sentarse sobre la cama, había ensuciado las sábanas blancas con la tierra de su disfrazas.

Daphne continuaba caminando por el pasillo, un poco disgustada, se suponía que el rey estaría descansando en sus aposentos para ese momento y no debía quedarse sentada a su lado igual que la reina.

«Estos protocolos inútiles reales...desearía haber renunciado a esto hace muchos años» Pensó al detallar las paredes doradas del palacio,

Entre cerro un poco los ojos pues le costaba un poco fijar la vista y en cuanto estuvo frente a los aposentos del rey, simplemente abrió de golpe la puerta al girar el picaporte y entro.

El rey se encontraba desnudo en medio de la habitación, sentado en un banco siendo cubierta su parte intima solamente por una tela alargada que caía sobre su regazo. La bruja de exaltó.

—Su majestad—Murmuro al reverenciarlo.

—Mmm. Bruja me duelen un poco el cuerpo por el viaje, te ordenó que me sanes—Impero.

Shariock tenía el cabello amarrado y la enorme espalda al descubierto, varias cicatrices se marcaban en la misma mientras Daphne empezaba a dibujar un círculo alrededor de él.

La Dama Blanca y El DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora