Danzando bajo el nocturno cielo estrellado

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Allí bajo las estrellas mientras el cielo era cobijado por un manto delgado de nubes y el sonido del rechinar de las patas de los grillos bajo la luz de la luna, una hermosa niña caminaba a la orilla de un lago , fantaseando con volar sobre un vendaval, cual ave en cielo abierto.

—Anastasia— La llamo mientras caminaba hacia ella sujetando su amplio vestido.

La niña giro rápidamente hacia ella y se alejó lentamente del lago mientras caminaba lentamente hacia la mujer que la llamaba. La reina Andreina esperaba pacientemente que su hija volviera a sus brazos, el reloj marcaba las ocho y era la hora de cenar, se habían alejado del castillo, justamente para que la reina pudiera descansar, pues un doctor que la visito después de su primera perdida le recomendó al rey que mientras la reina estuviese embarazada debía mantenerse alejada de las responsabilidades del castillo.

La princesa Anastasia tenía cinco años y a esa edad aun no hablaba, el rey estaba preocupado, pues empezaba a creer que su hija era muda y por ende sería muy vulnerable a los riesgos que había en el mundo.

—Su majestad, ya está lista la cena, debe entrar ya que el frio de la noche le hace daño— Aconsejo la doncella principal llamada Luca Stratos.

Andreina sonrió dulcemente y se llevó una mano a la parte trasera de su cadera, puesto que ya tenía siete meses de embarazo, y el rey estaba ansioso por conocer el resultado.

—Está bien Luca, ya vamos en camino— Respondió la reina al entrar en la pequeña cabaña.

El sitio rupestre estaba cerca del castillo y rodeado por guardias, y la reina tenía a su servicio a la orden de caballeros del Fénix Dorado, Sir Ceretic Reghed, el mejor caballero a la disposición del rey, quien se encontraba frente a la mesa esperando que sirvieran el primer plato de comida, había colocado su casco con cara de agila y llamas alrededor de la frente, el casco había sido bañado en oro, igual que toda su armadura.

Recibió a la reina con una reverencia y bajo el casco de la mesa mientras las doncellas colocaban los platos de la vajilla real para que tanto como la princesa, como Sir Ceretic y la reina cenaran. A pesar de que ella nació en una familia noble detestaba profundamente tratar a las personas por clases o por su estatus social, ya que a ella no le importaba si se involucraba con personas nobles o con plebeyos.

Se sentó en la mesa, Anastasia se sentó al lado izquierdo de la reina y Sir Ceretic al lado derecho, las doncellas debían comer en la cocina al igual que los caballeros de bajo rango que formaban parte de la orden del Fénix Dorado, pero a la reina no le gustaba cenar sola, e independientemente de si era la reina o no, se le permitía a todos los caballeros de bajo rango y a las doncellas cenar junto a ella como iguales, todo ello mientras el rey no lo supiera.

Anastasia se había acostumbrado a ver ese tipo de escena, cada noche desde que se mudaron a la cabaña, y con el pasar del año se sentía más a gusto en ese ambiente que en el mismo castillo, puesto a que en el castillo no podía salir al patio como lo hacía en la cabaña.

—¡Muy buenas noches su majestad, usted es la mejor reina de todos los reinos que hayan existido jamás!— Exclamo un caballero que portaba en su mano un enorme tarro de cerveza.

La reina sonrió amablemente disfrutando la calidez del momento, pues nunca había disfrutado tanto el estar con personas desde que había llegado al castillo.

Sir Ceretic le dio un leve golpecito en la cabeza al soldado que armo el alboroto y se dispuso a hablar.

—Disculpe el atrevimiento de mi caballero su majestad, hablo por todos y cada uno de nosotros y prometo que siempre estaremos a su servicio y tiene toda nuestra lealtad— Ameno se sentó frente a la mesa nuevamente a la mesa y se sentó a comer como lo estaban haciendo todos los demás.

La Dama Blanca y El DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora