Ya arriba, Once comenzó a sacar unos guantes verdes de su carreta y se los puso.
—Eso es. Listo. —dijo Once en cuanto terminó de ponerse sus guantes. —Fabricaré un Thneed y cambiaré el mundo. —dijo mientras alzaba el hacha.
Los animales sólo los miraban, confundidos.
—Yo iré a instalar la casa. —comentó Dominick para luego dirigirse a buscar un lugar sin tantos árboles para instalar su casa (que más que eso esa una clase de tienda de acampar enorme en forma de casa).
Pasaron los minutos y Once llegó arrastrando a duras penas un tronco de árbol. —¡Once! —corrió con su hermano para ayudarlo a jalar aquél árbol gigantesco.
—Tranquilo, yo puedo.
—Te vas a lastimar, deja que te ayude. —a regañadientes, Once dejó que Nick lo ayudara.
Al final, llegaron con el árbol justo enfrente de la casa.
—Gracias. —Nick sólo le sonrió.
—¿Te parece si termino de desempacar en lo que recolectas el follaje?
—No hay problema. —dicho esto, Dominick entró a la casa.
Pasaron unos minutos y pudo ver cómo el techo y algunas paredes de la casa se tambaleaban, como si alguien la estuviera quitando y volviendo a poner.
Cuando se calmó, salió del lugar.
—Once, ¿Me explicas por qué...? —dejó de hablar al ver a su hermano discutiendo con una clase de animal algo raro color naranja con un bigote bastante peculiar.
—Oye, ¿Sabes qué? ¡Hasta aquí! —le gritó Once a aquella criatura. —Escúchame albóndiga peluda, ¡Voy a talar todos los árboles que necesite! ¿Oíste? Noticias: ¡No voy a ir a ninguna parte! —caminó molesto hacia adentro de la casa, pasó de largo a Nick y, en un gesto infantil, sacó la lengua a la criatura antes de azotar la puerta con fuerza.
Dominick dirigió la mirada hacia donde estaba la cosa naranja, ya no estaba ahí.
Pocos segundos después, la puerta se abrió y la criatura salió de la casa.
La puerta se volvió a cerrar.
Nick corrió detrás de la criatura.
—¡Ey! ¡Tú! ¡Cosa! —la criatura naranja se dió la vuelta bruscamente para ver a Nick.
—¿Cómo me llamaste? —preguntó la criatura, molesta. —¡No soy una "cosa"!
—¡Perdón! No sé quién o qué eres. —se disculpó Dominick, avergonzado.
—Soy El Lorax, guardián del bosque.
—¿Lorax? ¿Guardián?
—Yo hablo por los árboles.
—¿Eres una clase de "ambientalista"? —dijo Nick haciendo comillas con los dedos en la palabra "ambientalista".
—Algo así. ¿Conoces al fideo de la casa de ahí? —preguntó señalando la casa de Once y Dominick.
—Es mi hermano. —respondió Nick.
—¿Eres hermano de ese tipo?
—Por desgracia o por fortuna.
—Pareces alguien más razonable. —comentó El Lorax con una sonrisa.
—Gracias, creo.
—Mira, yo sólo necesito que se vayan de aquí.
—¿Por qué?
—Acaban de talar un árbol. Los árboles son la fuente de vida de los animales que viven aquí. —Nick se puso a reflexionar. Tenía razón. No podían llegar así como así a un bosque y empezar a talar.
Supuso que no había dicho nada para no arruinarle el momento a su hermanito, pero sí, el plan nunca fue talar árboles.
—Lo entiendo, hablaré con él.
—Gracias. —dicho esto, El Lorax dió la media vuelta y se fue.
Nick entró en la casa.
—¡Nick! —corrió Once a abrazarlo en cuanto el mencionado cruzó la puerta. —¿Dónde estabas? Perdón por lo de hacer rato.
—No te preocupes. Estaba hablando con El Lorax.
—Ese enano... ¿Qué te dijo?
—Básicamente me pidió que nos fuéramos o que no taláramos más.
—¿Por qué?
—Porque podemos dañar a los animales que viven aquí.
—Sólo fue uno, que no exagere.
—Bueno, ya. ¿terminaste de empacar?
—Claro.
—¿Panqueques y películas?
—Me leíste la mente. —los chicos fueron a hacer unos panqueques, se sentaron en su cama (se veían obligados a dormir en la misma ya que no cabían 2) y se pusieron a ver películas de DVD en un televisor algo viejo. Tal vez no era una gran pantalla plana de esas modernas, pero no les alcanzaba para mucho, además, con que sirviera para ver películas les alcanzaba y les sobraba.
Llegó un punto en el que Once se puso a hacer su Thneed mientras veían las películas.
Pasaron las horas, hasta que se hizo tarde y ambos cayeron dormidos.Luego de un tiempo, ambos sintieron cómo eran empapados por mucha agua, despertaron agitados sólo para ver que su cama (con ellos encima, lógicamente) se encontraba en medio de un río).
Vieron a un osito junto con ellos en la cama. —Eh... ¿Qué está pasando? —preguntó Once, desconcertado. —¿Dónde...? ¿Dónde estamos?
—¡Lógicamente en un río! —exclamó Nick, agitado por la situación.
—¡No me digas!
—¡Oigan! —los llamó El Lorax. Voltearon a verlo. —¡Hay problemas! —exclamó, señalando hacia enfrente. Cuando los chicos se voltearon, de percataron de que se dirigían a un montón de rocas. —¡Están cerca! —Once dió un alarido y se movió hacia el otro extremo de la cama.
—¡Ay! ¡Esto es un río!
—No, ¿En serio? —dijo Dominick, sarcástico.
—¿Te parece momento? —ninguno de los dos pudo disputar más, ya que comenzaron a chocar contra las rocas, gritando con miedo e intentando no caerse o lastimarse.
El osito se aferró a la espalda de Una vez.
Cuando pasaron la turbulencia, Once estaba agarrado a la cabecera de la cama con ambas manos, mientras que Nick lo abrazaba y con una de sus manos también se agarraba a la cabecera.
Se miraron a los ojos y rieron, como si, por un momento, hubiera sido algo cómico lo que pasó.
Su sonrisa duró muy poco, puesto que, justo frente a ellos, había una gran cascada. —Ay no... —Once agarró una almohada y comenzó a intentar remar y mover la cama. —¡Has algo rápido! —le exigió al Lorax.
—¡Es inútil! —declaró Dominick.
—¡Ya viene la ayuda! —anunció El Lorax.
—¡No, no, no, no, no! —chilló Once.
—¡Gritar no nos sacará de aquí! —reclamó Nick. También estaba asustado, sin duda, pero si no buscaban una solución pronto, tal vez morirían.
—¿Se te ocurre algo mejor?
—No, pero no creo que gritar ayude.
—¡Pues no es como si pudiéramos hacer algo!
—¡Dios, como me estresas! —antes de decir algo más, una gran roca golpeó la cama, haciendo que ambos (junto con el osito) salieran volando.
Ignorando todo, Nick abrazó a Once, quien los abrazó fuertemente a él y al osito. Lo siguiente que Dominick sintió fue un golpe fuerte.
Segundos después abrió los ojos y puso su mano derecha en su cabeza. Estaba desorientado por el golpe.
Vio al osito irse.
Él había caído justo encima de Once, sin embargo, cuando se iba a levantar para que su hermano pudiese levantarse, se percató de que este no reaccionaba. —¡Oncie! —se acercó a su pecho. No tenía pulso. —¡No, no! ¡Oncie, despierta! —lo sacudió con brusquedad. Nada.
Los animales los rodearon.
Dominick estaba a punto de llorar. Su hermanito; ese niño con el que había compartido su vida desde que nació no podía estar...
El Lorax se acercó, preocupado.
Desesperado, Lorax tomó a dos ositos, los frotó entre ellos y le dio una clase de electroshocks a Once, quién despertó bruscamente.
Nick lo abrazó. —¡Oncie! —exclamó aliviado.
—¿Nick? ¿Estoy...?
—¡Sí! ¡El Lorax te revivió! —Once rió alegremente.
—Iba directo hacia la luz, y tú me trajiste de vuelta. ¡Y aquí estoy! —Dominick se hizo a un lado para permitir que Once abrazara al Lorax, alegremente. —¡Me salvaste la vida!
—Sí, lo sé... Tampoco es para tanto... —afirmó El Lorax.
—¿No es para tanto? ¡Salvaste a mi hermano! —dijo Nick.
—¡Y casi caímos por la catarata! —exclamó Once, quien estaba muy agitado. —¿Cómo fue...? ¿Cómo fue que llegó al río mi cama?
—Ah... Respecto a eso... —masculló El Lorax. —En realidad yo... La puse en el agua. —Once soltó al Lorax.
—¿Que hiciste qué? —preguntó Dominick, confundido. —¡Pudimos morir!
—¡No quería hacerles daño! Sólo que se fueran flotando. —Once y Nick se levantaron del pasto.
Once les dió la espalda y siguió caminando.
—Vámos, Nick. —dijo Once.
Nick bajó la mirada, inamovible.
—¡Todos aquí necesitan los árboles! ¡Y tú los estás talando! —exclamó El Lorax. —Entonces, tenemos un grave problema. —Once se volteó a verlos.
—Tiene razón, Oncie. —le susurró Dominick.
El osito con el que estaban antes caminó hacia Once y lo tomó del pantalón de su pijama.
—Escuchen todos, —dijo Once para luego incarse. —desde hoy, —cargó al osito. —juro que jamás volveré a talar otro árbol. —bajó al osito.
Puso su mano izquierda en su pecho y alzó la derecha, en forma de juramento. —Se los prometo.
—Gracias. —agradeció El Lorax. —Pero estaré vigilándolos.
—¿Y a mí por qué? —se quejó Nick.
—¿Quieres que te responda? —le dijo Once, sarcástico.
Nick dió una risa fingida.
—Muy gracioso, Once. Y el sarcástico soy yo. —Once sólo rió y se levantó.
—Bueno, mañana será un gran día, así que, a dormir. —comezó a caminar hacia donde estaba su casa.
—Eh... Oncie... —Once regresó, algo molesto.
—En cuanto encuentre mi cama. —comenzó a caminar hacia abajo de la cascada.
Nick rió.
—¡Voy contigo! —se dirigió rápidamente con Once para encontrar su cama.
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~Are you satisfied?~ (Onceler/Una vez)
FanficOnce-ler y Dominick-ler, dos hermanos (adoptivos) viajan a un bosque en busca de nuevas oportunidades para ambos. Cuando Once logra llevar su invento a las nubes, la fama se le sube a la cabeza y Dominick intenta hacerlo entrar en razón antes de que...