•PARTE 7•

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Pasaron unas horas y se pudo escuchar el sonido de un motor llegando a toda velocidad al bosque, arrasando con todo a su paso.
Al llegar, los chicos se percataron de de que era el automóvil/casa rodante de su familia.
Se acercaron a la casa rodante. De esta, salió una señora bastante alta y robusta.
—Esto es horrible. —fueron las primeras palabras que dijo aquella señora antes de bajar de la casa rodante.
—¡Ey! ¡Tía Grizelda! —exclamó Once saludando a aquella señora.
Dominick sólo se redujo a saludar con la mano.
Otros dos chicos, algo más bajos y jóvenes que Nick y Once, bajaron de ésta. Agarraron a Pipsqueak y comenzaron a lanzárselo entre sí.
Once intentó pedirles que no lo hicieran, intentos muy pobres, la verdad.
—Brett, Chet, dejen a ese oso. —pidió Dominick a sus hermanos.
Como el hermano mayor, de entre todos sus hermanos, tuvo que aprender a educarlos ya que su madre casi no convivía con ellos y a él le tocaba hacer la mayor parte.
Brett y Chet sólo lo miraron y siguieron jugando. —Ya dejen de jugar, van a lastimarse. —dicho y hecho, Chet chocó contra un árbol. Brett rió y se acercó a Once.
—¡Se estrelló directo contra el árbol! —exclamó Brett con euforia para luego chocarlas con Once, fuertemente, provocando que Once se quejara un poco.
Nick sólo rodó los ojos al ver cómo Brett y Chet seguían jugando con Pipsqueak, le pareció que no pasaría nada.
Seguido de esto, una mujer rubia, algo delgada y de anteojos azules bajó de la casa rodante.
—¡Oncie! ¿Eres tú? —exclamó la mujer con alegría mientras se acercaba a Once.
—¡Ma! —exclamó Once, eufórico.
—¡Ahí está mi bello y ahora exitoso hijo! —dijo para luego dar un beso en la mejilla a Once. —¡Nicky! —exclamó al ver a su otro hijo justo al lado de Once.
—¡Mamá! —dijo Nick intentando imitar alegría. Desgraciadamente, no lo logró; y no era que le molestara ver a su madre, simplemente sabía cómo era y que no tardaría mucho en decir sus típicos comentarios de estilo "tú podrías hacer algo mejor que tu hermano" o que tocaría el tema de la escuela de leyes.
En el primer caso, no era que su madre realmente pensara eso, solamente lo decía para herir a Once y, en el segundo, realmente no quería tocar el tema. Él simplemente no quería ser abogado.
Sin embargo, la señora volvió a dirigirse a Once. —Siempre supimos que trinfarías, Oncie. ¿Verdad? —el "verdad" lo dijo entre dientes hacia un señor alto bajo que estaba justo al lado de ella (el tío Ubb de Once y Dominick) quien, en un reflejo rápido, se lanzó en un abrazo a Once.
—¡Oigan! ¡Adoro a este chico! —exclamó el tío Ubb.
—Pero siempre dijiste que no iba a lograr nada, ¿Lo olvidas? —dijo Once a su madre.
Si bien, la señora no era muy positiva con respecto a los inventos de Once, tampoco lo hacía sentir tan miserable como su tía lo hacía. Grizelda era realmente una señora con un carácter complicado y una personalidad aún peor. La señora Ler solamente era conformista.
—¡Ah, cierra la boca! —exclamó la madre de Once. —¡Sólo quería motivarte, cielo!
—Qué bueno que me lo aclaras, porque hirió mis sentimientos durante un largo tiempo. —Nick no decía nada.
Claramente sabía que la única razón era porque su madre pensaba que el mundo estaba perfecto tal y como era y no necesitaba más avances, por lo cual los inventos de Once le parecían una contradicción; y adivinen a quién no le gustaba que la contradijeran. Aunque, claro, varios inventos era simplemente ridículos.
Once bajó a su tío Ubb ya que lo asfixiaba un poco. —Bueno, ya están aquí y ahora trabajan para mí, así que... ¡A trabajar! —dijo Once sin más.
—¡Brett, Chet! ¡Armen el cámper! ¡Y dejen de lanzar ese oso! —exclamó la señora.
Por fin, los chicos dejaron a osito en paz y se dirigieron a la casa rodante, apretaron un botón y, acto seguido, la casa comenzó a agrandarse bastante más.
—No, no, no, no, no, ¡No! —exclamó El Lorax, poniéndose enmedio de todos los presentes. —Tiempo, pausa. ¡Quietos todos! ¡Nadie se mudará aquí! —miró a la familia de Once y Nick. —¡Se tienen que ir! ¡Adiós!
—¿Y quién invitó a ese gran maní peludo? —dijo la tía Grizelda en forma de burla.
—¿Ahora me llamas "maní"? ¡Te romperé la nariz! —El Lorax y la tía Grizelda se acercaron para pelear. Fueron detenidos por Once.
—¡Oye, oye, oye! No se golpea a una mujer. —dijo Once, separándolos.
—¿Eso es una mujer?
—Okey, ya. Calmados. —interfirió Dominick. —No descontrolamos algo tan absurdo.
—Tú no te metas, mocoso. —lo regañó Grizelda.
Nick la miró y le dirigió una sonrisa, a millas, fingida.
—Gracias, tía. También te extrañé. —comentó Dominick con sarcasmo. A pesar de ser su tía, aveces lo sacaba de sus casillas por lo molesta que podía llegar a ser.
—Empezamos con el pie izquierdo. —interrumpió Once, intentando calmar el ambiente. —Emm... Familia, él es mi amigo...
—Conocido. —lo corrigió El Lorax.
Once rió nervioso.
—Conocido. Muy buen conocido, El Lorax. Él habla por los árboles.
—Así es y, en nombre de ellos, ¡Largo! —Once lo llevó un poco hacia atrás para hablar con él.
Nick sólo miraba incómodo la situación, no podía interrumpir porque no sabía cómo, pero tampoco quería sentir que no hacía nada.
Como quiera que fuere, no pasó mucho cuando El Lorax ya se había ido y Once volvió a la conversación.

Al final, todos ena familia comenzaron con la producción y recolección de el follaje de los árboles mientras Nick y Once se encontraban en la casa donde habían estado viviendo, mirando algunos planos.
—¿Y qué te dijo Lorax? —preguntó Nick, intrigado por la conversación algo breve entre ellos algunos minutos atrás.
—Algo sobre árboles y que cuidara hacia dónde me inclinaba o algo así. —respondió Once sin mucho interés hacia lo que le había dicho El Lorax ya que le parecía una total exageración.
—Supongo que no quiere que pierdas el rumbo, aunque me parece ridículo, ¿Tú? ¿Perder el rumbo? —rió con sarcasmo. —Por favor.
—¡Es lo que yo digo! —ambos rieron.
La mirada de Nick se posó en la cama y los recuerdos del día anterior llegaron a su mente.
Once intuyó de qué se trataba el silencio de su hermano, generándose un silencio de lo más incómodo.
—Muy bien, hay que hablar del elefante en la habitación.
—¿Eh?
—Sabes de qué hablo.
—Te dije que lo olvidaras.
—Sabes que no puedo hacer eso. —Once suspiró y desvío la mirada.
—Estaba abrumado, ¿Ya?
—Habías estado más abrumado antes. —Nick tampoco quería hablar del tema, pero vamos, ¿Cómo ignoras eso?
—Ya tiene como dos días y ya estaba todo bien... ¿No quieres sólo olvidarlo?
—Pero lo anoche... No cantaste esa canción porque sí.
—Nick...
—Oncie... —Once bajó un poco la mirada. —¿Recuerdas todas esas chicas que presentaba como mis novias? —Once lo miró confundido. ¿Qué tenía que ver? —En realidad eran amigas que se hacían pasar por mis novias porque yo... Tenía novios.
—¿Qué...?
—¿Qué? ¿Creíste que no tenía mis secretos? —Once le dió un codazo.
—¡Creí que me contabas todo!
—¡No sabía cómo te lo ibas a tomar! Además, ¿Crees que no sé que me ocultaste ciertas aventuras con un "amigo"? —dijo Dominick haciendo comillas con las manos en la palabra "amigo".
—¿Cómo lo...?
—Soy tu hermano mayor. —rieron un poco. —Lo cierto es... Que nunca me han interesadoas chicas.
—Pues con razón somos hermanos, porque a mí tampoco.
—¿Y todas esas novias?
—No sentía nada por ellas... Era más por mamá que nada. Siempre me dijo que me consiguiera a una buena mujer.
—De las cosas que te enteras después de besar a tu propio hermano. —rieron irónicamente.
—Aunque tampoco está muy bien que digamos.
—No, pero me pareció divertido. —silenció incomodo, de nuevo. —Sentir algo por tí... ¿Está mal?
—Que sienta lo mismo por tí... ¿También está mal? —se miraron a los ojos, con una mirada llena de desilución. Ambos sabían la respuesta. Era incorrecto. Era malo. Era perverso. No podía ser. —Por cierto, hice unos buenos planos, ¿No? —dijo Once, desviando por completo el tema. —Estoy muy orgulloso de mí. —dijo poniendo el lápiz que tenía en sus labios como si estuviera analizando aquellos planos.
La madre de los chicos se asomó por la ventana.
—¿Oncie? Umm... Tenemos un pequeño problema. —anunció la señora.
Ambos voltearon en dirección a ésta.
—¿Problema? —preguntó Once.
Su madre asintió.
—Sí. Tenemos que hacer Thneeds más rápido.
—¡Recolectar el follaje es muy tardado! —exclamó el tío Ubb desde lo lejos mientras llevaba una carretilla llena de follaje.
Y tenían razón, recolectar el follaje uno por uno con pequeñas pinzas era extremadamente tardado y cansado.
—Y... ¿Qué otra opción hay...? —preguntó Once con inseguridad.
Temía la respuesta, aunque ya la sabía.
No quería deshonrar su promesa; su juramento.
—Bueno... Esto se me vino a la mente... Está la idea de comenzar a talar.
—¿Qué...?
—¡Bien pensado! ¡Eso acelerará más cosas! —volvió a exclamar el tío Ubb, a lo lejos.
—Pero...
—¡Sin "peros", Oncie! ¡Diriges una empresa ahora! Debes hacer lo mejor para la compañía y tu mamá. —Nick miró a Once.
Dominick pensaba que no había problema alguno si talaban uno que otro árbol, aunque una parte de él le daba un mal sabor de boca; un mal presentimiento.
—No creo que sea ningún problema que algunos árboles seal talados... —al final decidió Once.
—¡Cómo me enorgulleces, Oncie! ¡Ven aquí! —brincó un poco la ventana para poder dar un abrazo a Once.
—¡Oigan! ¡Adoro a ese chico! —dijo Ubb, quien estaba detrás de la ventana.
La señora y Ubb se fueron a seguir trabajando.
Once miró a Dominick.
—No pasará nada... ¿Verdad? —cuestionó Once con inseguridad. Él no era de romper promesas.
—Vamos, no puede ser tan malo. —respondió Nick, confiado, quien se mostraba indiferente ante la situación. A su parecer, con un buen aprovechamiento de los recursos, la pequeña empresa que había formado Once se podía convertir en algo enorme.
¿Ambicioso? Tal vez. Pero detrás de las conductas conformistas de Dominick habían muchas ambiciones.

Escucharon afuera una discusión.
Se asomaron, al parecer era El Lorax y Grizelda.
Once, lleno del remordimiento, cerró la cortina de la ventana para no verlo. Lo hacía sentir que lo que estaba haciendo estaba mal.
Se asomó un poco para ver lo que sucedía. Le remordía la conciencia.
—¡Oye! ¡Rompiste tu promesa! —exclamó El Lorax. —¡Vales más que esto! Debes parar, ¡Esto es malo! —Once cerró la cortina antes de poder ver más.
Once no quería creer que lo que hacía era malo. Su hermano se lo había dicho. ¿Qué tal malo podía ser?

~Are you satisfied?~ (Onceler/Una vez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora