Al día siguiente, los chicos volvieron a la ciudad.
Se volvieron a separar en el centro. Dominick se fue a trabajar, mientras que Once fue a vender su producto.
En el trabajo, Nick se encontró con Norma, al parecer sí le habían dado el trabajo.
Después de trabajar (alrededor de las 7:00 pm), decidieron caminar juntos un rato por el lugar.
Estuvieron platicando y conociéndose más, era agradable para ambos tener a alguien con quien pasar el rato.
—Y... Sólo por curiosidad... ¿Tienes pareja? —preguntó la chica, intrigada.
Esta pregunta desconcertó a Dominick, no sólo porque, ¿Por qué lo preguntaba? Si no que también, ¿Qué contestaría? Es decir, no la tenía, pero sí le interesaba alguien y no estaba bien.
—Pues no... —contestó Nick. —Es decir, soy nuevo aquí.
—¿Y del lugar donde vienes?
—Si llegué a tener pero, ya sabes, relaciones de niños. No duraban mucho... ¿Y tú?
—No es mi novio... ¿Quedante, tal vez? Salimos y todo pero... Aún no ha habido una declaración como tal.
—Tal vez deberías pedírselo, antes de que no puedan dar el siguiente paso.
—Tienes razón. —le sonrió. —Gracias. —antes de que alguno pudiera decir algo, sonó el celular de Nick.
—Es Once... ¿Me permites un momento? —Norma asintió.
Nick se alejó un poco y contestó el teléfono. —Once, ¿Qué pasó?
—Ya es muy tarde, hay que irnos. ¿Dónde estás? —respondió Once del otro lado del teléfono, con presura.
—Perdón, estoy con una amiga cerca de la fuente que está enfrente de la plaza Royal. ¿Tú dónde estás?
—¿Una amiga?
—Sí, trabajo con ella, se llama Norma Raynolds.
—Bueno... Yo estoy detrás del kiosco... ¿Voy por tí?
—No, tranquilo, yo voy.
—Bueno... Nos vemos.
—Oye, ¿Estás...? —antes de poder preguntar si estaba bien, escuchó el teléfono colgar.
Volvió con Norma. —Perdón, ya me tengo que ir.
—Te acompaño.
—No, tranquila, yo voy solo.
—No era pregunta. —Dominick rió.
—Bien, vamos. —caminaron por las oscuras calles del lugar, apenas iluminadas por algunos faroles.
Las calles por las noches eran algo solitarias, las pocas cosas abiertas y realmente no muy transitadas eran algunas tiendas de 24 horas y uno que otro club nocturno.
Llegaron al lado de la carreta de Once, quien se encontraba arriba de esta, abrazando sus piernas. —Once, ya estoy aquí... ¿Oncie? —preguntó confundido al ver a su hermano así.
Once volteó un poco la cabeza para verlo.
—Trajiste a tu amiga... —Once pasó sus manos por sus ojos y mostró una sonrisa bastante débil. —Hola.
—Hola, ¿Usted es Once, el hermano de Dominick? —preguntó Norma.
—Ese mismo. Pero no me hables de "usted", me haces sentir viejo. —la chica rió.
Once se bajó de la carreta para estrechar la mano de la chica. —¿Norma Raynolds?
—En persona. —Once rió débilmente.
—Bueno, señorita, desgraciadamente mi hermano y yo debemos retirarnos.
—Espero verlos mañana, hermanos Ler. —ambos rieron.
Once volvió a subir a la carreta.
—Bueno, ¡Vámonos! —Nick se acercó a abrazar a Norma.
—Con mi hermano no. —dijo Dominick al oído de Norma, quien sólo rió.
—Cómo crees. —respondió la chica, bromista.
—Bueno, adiós. —se alejó de Norma y subió a la carreta, al lado de su hermano.
Los chicos partieron hacia su casa.
Todo el camino hubo un silencio incomodo, principalmente porque Nick veía a su hermano algo decaído, pero no se atrevía a preguntar qué le pasaba y, por otro lado, Once se sentía terrible, pero no quería demostrarle tristeza a su hermano.Llegaron a la casa y, en cuanto Once cerró la puerta detrás de él, Dominick no pudo seguir viendo así a su hermanito. —¿Qué tienes, Once? —su hermano pasó de él y se dirigió a la cocina.
—Nada... —fue lo único que dijo mientras abría el refrigerador.
—No me mientas. —Once suspiró.
—No te miento. —cerró el refrigerador, iba a sacar cierta bebida alcohólica, pero se contuvo y decidió servirse agua.
—¿Y tu guitarra?
—¿Hmm? La dejé en la carreta. —respondió en una voz algo baja para después dar un trago de agua.
—Once, no estaba en la carreta.
—¿Seguro? Yo ahí la dejé... —dejó el vaso, ya vacío, en la mesa y se sentó en la orilla de su cama para quitarse sus zapatos.
Nick se paró frente a Once.
—Once, mírame a los ojos. —el mencionado no hizo caso. —Mírame a los ojos. —Once levantó la mirada hacia la de su hermano, tenía los ojos ligeramente hinchados. —¿Qué te pasó? —Once dió un suspiro algo tembloroso, claramente estaba evitando soltar algunas lágrimas.
—Nada... Sólo estoy algo decepcionado porque hoy tampoco logré vender mi Thneed. —lo último lo dijo con una risa débil, intentando aparentar que estaba bien. No funcionó.
Nick se sentó a su lado.
—Sabes que no es sólo eso.
—Ya déjalo, Nick. No hagas eso. —dijo alzando la cabeza hacia el techo en un débil intento de mantenerse bien.
—Oncie... Soy tu hermano, sabes que puedes decirme lo que sea.
—No es nada... Es ridículo.
—Nada de lo que te pase es ridículo... ¿Tiene que ver con tu guitarra? —Once se rindió.
Con las ganas de llorar al tope y el pecho comprimido, asintió con la cabeza. —Ay, Oncie... —abrazó a su hermano, quien no tuvo más remedio que corresponder el abrazo y soltar algunas lágrimas.
—Sé que es estúpido... Pero una niña me la quitó, la azotó en uno de los barrotes del kiosco y la rompió en dos.
—Lo siento mucho, Once... Sé el valor sentimental que le tenías a esa guitarra... Te compraré otra, ¿Sí? Una más linda... ¿Azul? —Once negó con la cabeza, la cual tenía escondida en el hombro de su hermano.
—Roja.
—Bien, será roja. Una guitarra roja para el pequeño Oncie. —ambos dieron una pequeña risa.
—Me la regaló mamá después de la feria de ciencias, ¿Recuerdas?
—Sí, llevabas meses pidiéndola. —Once rió.
—Era un guitarra muy grande para un niño de trece... Ni siquiera sabía tocar.
—Recuerdo que los primeros días mamá te regañaba porque querías dormir con tu guitarra. —ambos rieron.
—Recuerdo que siempre molestaba a todos en la casa porque no sabía tocarla y era horrible el ruido que generaba.
—Por suerte aprendiste pronto. —Once dió un pequeño golpe en la cabeza de Dominick. Nick sólo rió. —Acéptalo, era terrible.
—Un poco. —ambos rieron.
—En cuanto tenga el dinero te compraré otra, podrás tener nuevos recuerdos con ella. —Once levantó la cabeza y miró a los ojos de Dominick, con una sonrisa en el rostro.
—Gracias, Nick. Eres el mejor hermano que pude haber pedido. —Dominick sólo miraba esos hermosos ojos azules.
Tal vez era el momento, tal vez no, tal vez nunca lo sería, pero no lo sabremos porque nunca lo intentó. Su corazón y su alma lo pedían a gritos, pero su mente lo detenía.
Dió un beso en la frente de Once.
—Yo sé que sí. —Once rió.
—¿Algúna vez dejarás de ser tan egocéntrico?
—No soy egocéntrico, sólo sé que soy el mejor. —rieron.
¿Debía Nick seguir sus impulsos? No. No lo haría. No era capaz.
No tuvo que darle muchas vueltas al asunto ya que, casi como si le hubiera leído la mente, sintió unos labios besando los suyos.
Se sintió tan irreal, ¿Cómo podía ser esto posible? Era su hermano, Once, con el que había compartido toda su vida. Esto no podía ser.
Nick puso su mano en el hombro de Once y no tuvo de otra más que hacerlo a un lado. —¿Qué haces? —preguntó con inquietud.
No era como si no hubiese querido que eso pasara desde hacía ya tiempo, pero sabía que no era correcto.
—Y, Yo... N, No sé... No sé qué me pasa hoy... Estoy agobiado, fueron muchas emociones en un día... —se excusó Once. —Discúlpame, no sé en qué estaba pensando, yo... Olvida que esto pasó. —se levantó nervioso de la cama y comenzó a buscar, casi temblando por los nervios, su pijama.
—Oncie, yo...
—N, No... Déjalo. Olvida esto. —Dominick podía ver claramente a su hermano lleno de nerviosismo por lo que había ocurrido.
Sólo decidió ignorar todo, buscar su pijama y, cuando la encontró, se dirigió al baño a cambiarse. Suficientes emociones por hoy.
Al salir del baño, se encontró a su hermano (ya en pijama) sentado en la cama, recargado de la pared y abrazando sus piernas.
Se sentó a su lado.
—Oncie, tranquilo... No pasa nada.
—Es que sí pasa... Somos hermanos. —el corazón de Nick se partió en dos. Pero tenía razón. No era correcto.
—Sólo fue un error... Está bien. Fue un accidente y ya. Un impulso de hombre.
—No siento que haya sido así... —dijo Once en un tono casi inaudible, por lo que Dominick no logró escucharlo.
—Anda... Hay que dormir. —ambos chicos de recostaron dándose la espalda el uno al otro.
—Las cosas no se pondrán raras... ¿Verdad?
—Claro que no, tranquilo. —no volvieron a decir nada.
Permanecieron en silencio hasta que se quedaron profundamente dormidos.
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~Are you satisfied?~ (Onceler/Una vez)
FanfictionOnce-ler y Dominick-ler, dos hermanos (adoptivos) viajan a un bosque en busca de nuevas oportunidades para ambos. Cuando Once logra llevar su invento a las nubes, la fama se le sube a la cabeza y Dominick intenta hacerlo entrar en razón antes de que...