El resto de la semana fué un montón de nada. Joaquín suspiraba a través del libro que sostenía en sus piernas aquel viernes por la tarde, llovía a cántaros y no le apetecía hacer nada. Definitivamente su vida era bastante aburrida y ya hasta él se estaba cansando de lo mismo, lo más emocionante de su semana había sido el accidente con su horario en la universidad que tuvo que pasar mediodía explicándole a la secretaria que él no tomó clases de canto ó interpretación colectiva, pero después de eso absolutamente nada. Suspiró de nuevo tratando de concentrarse en la lectura, pero parecía que sus ojos se dirigían involuntariamente al reloj en la pared.
4:23 pm
Parecía que el tiempo era más pesado cuándo no tenías absolutamente nada que hacer, normalmente estaría molestando a Nikol ó María, pero ambas estaban ocupadas, podría ir a bailar, pero estaba adolorido por los ensayos para el recital, visitar a su familia no era una opción a menos que quisiera escuchar por horas las quejas de su madre.
Entonces su mente voló a dónde no quería ir y se imaginó esos ojos café mirándolo, era un bonito color y lo hacía pensar en calidez y dulce. Bueno, posiblemente tuviera un poco de hambre por haberse saltado el almuerzo y de verdad quería ordenar una pizza y holgazanear un poco ¡Pero vamos! ¿Qué tenía eso de divertido? Y si lo pensaba bien, había un restaurante mexicano muy bueno a un par de minutos.
Corrió a su armario, metiéndose en unos jeans y sandalias lisas, un suéter azul y una chaqueta negra. Tomó sus llaves y un paraguas porque le apetecía caminar.
Había sido una semana caótica. Para empezar, Romina había cogido un horrible resfriado así que Emilio tuvo que quedarse con ella todo el martes y la mitad del miércoles, su madre había sido despedida de uno de sus trabajos de mesera por alguna queja de un cliente importante, lo cuál enfureció a Emilio por el simple hecho de que era un buen restaurante y le pagaban bien a su madre, pero la despidieron porque un cliente dijo que le daba asco que su comida fuera manipulada por gente cómo ella y por "gente" se refería a una mujer y por "cómo ella" se refería al color de su piel. Jodidos idiotas. Después se había enterado de que su madre estuvo ocultando que debían 2 meses de renta y cómo si no fuera suficiente Diego se había contagiado de Romina y ahora estaba tendido en cama con fiebre por lo tanto Emilio tuvo que cubrir a su hermano en el estúpido restaurante mexicano en el que trabajaba después de la escuela.
Emilio bufó mientras limpiaba el mostrador con un viejo trapo, un montón de chicos bien vestidos entraron haciendo un escándalo hasta sentarse en una de las mesas más grandes. Jesucristo, cada vez eran peores los clientes por aquí. La verdad no había tenido ningún deseo de trabajar un viernes por la noche, pero en éste momento su familia no podía permitirse perder otro trabajo.
— ¡Oye mesero! — Los idiotas de la mesa 8 gritaban y Emilio empezaba a perder la paciencia. Fué hasta ellos, tomó sus órdenes y empezó a prepararlas. Detrás de él la puerta sonó anunciando que alguien había entrado, Emilio le entregó la orden al cocinero y frunció el ceño al darse cuenta que los gritos de los clientes se habían convertido en susurros. Trató de ignorarlos y continuó sirviendo bebidas sin prestar atención a nada.
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Corazón Tatuado // Adaptación Emiliaco
FanfictionUna noche de borrachera nos puede llevar a hacer cosa que ni pensábamos hacer, ¿pero tatuarse el nombre de una persona?. Dicen que sólo sucede en las Vegas, sin embargo nuestra historia se desarrolla en New York, hogar del duro boxeador Emilio Marco...