Joaquín despertó aquel día y cómo todos los días de las 2 últimas semanas con la sensación de un cuerpo cálido detrás de él, aún con los ojos cerrados pasó una mano por el brazo que apresaba su cintura y cómo respuesta obtuvo un beso en la parte trasera de su oreja que hizo que temblara involuntariamente.
— Buenos días, bonito — Joaquín sonrió y abrió los ojos dándose la vuelta para encontrarse con la sonrisa adormilada de Emilio, él al verlo con el cabello revuelto y los ojos medio abiertos no se resistió y se abalanzó sobre sus labios mientras ambos gemían.
— Buenos días — dijo Joaquín con una sonrisa a lo que él bufó divertido, Joaquín intentó alejarse, pero él volvió a tumbarlo sobre su pecho.
— ¿A dónde crees que vas?
— ¿Hola? Hoy es mi último show, debo ir al teatro — Emilio pasó las yemas de sus dedos sobre su espina dorsal y Joaquín arqueó la espalda por inercia haciendo que la mirada de él vagara hasta su pecho y abdomen desnudos.
— ¿De verdad? — respondió él totalmente distraído, Joaquín soltó una risa y tomó la sábana para cubrirse — Espera, no seas malo.
— Emi ¿Sabes que día es hoy, no? — él asintió perdiendo todo rastro de diversión en su cara, hoy sería el ultimo show en Estados Unidos y mañana Joaquín tendría que ir al aeropuerto temprano para seguir con la gira. Ninguno de los dos quería que el día de mañana llegara.
— Sólo serán unos meses, Joaco — dijo él acariciando su mejilla, Joaquín suspiró porque no tenía idea de cómo sobreviviría esos meses sin él, después de 2 semanas juntos el simple pensamiento de alejarse de sus ojos, el sabor de su piel ó el tono ronco y rasposo de su voz le resultaba una tortura — Además, no es cómo si fuera a volar a dónde quiera que estés para verte, no voy a rendirme tan fácil con nosotros.
— Ni yo — murmuró Joaquín maravillado con la pequeña sonrisa que empezaba a formarse en los labios de Emilio —De verdad tengo que irme.
— ¿Ni siquiera un rapidito? — Joaquín carcajeó porque él realmente estaba haciendo pucheros.
— Tengo que verme con Leopold para desayunar — Emilio frunció el ceño y lo atrajo más hacía él.
— ¿Quién? — Joaquín sonrió y pasó una mano por su pecho haciendo que sus músculos se flexionaran bajo su toque.
— Leopold, el de la academia, ya te lo había dicho — Emilio se incorporó lo suficiente para sentarse y aún tenerlo sobre su pecho acariciando las puntas de su cabello.
— Joaquín, sé que me dijiste de ésto ,pero no te pregunté si realmente lo quieres — Joaquín frunció el ceño y él suspiró —. Sé que dijiste que no lo haces por mí y te creo, pero cariño, pensé que querías viajar por el mundo y por eso te fuiste de gira ¿Estás seguro que quieres quedarte en Nueva York de forma temporal?
— Renata me necesita — Joaquín se alzó y le dió un suave beso en los labios — te amo por preocuparte, pero sí es lo que quiero. Amo bailar, Emi, es lo que quiero hacer hasta que me muera y me dá igual hacerlo aquí en Nueva York ó en París, la gira hasta ahora ha sido una experiencia increíble que nunca me arrepentiré de haber hecho, pero no es el lugar para mí, mi lugar es aquí contigo y Renata, mi casa.
— Te amo, copo de nieve — Joaquín no pudo responder porque él les dió la vuelta y empezó a besarlo, Joaquín se dejó llevar rodeándole el cuello con los brazos y besándolo de regreso.
La verdad era esa, Joaquín amaba bailar y le importaba poco la fama ó el dinero que podría conseguir, sólo quería seguir haciéndolo hasta que su cuerpo no diera más porque era para lo que estaba hecho y con lo que cantaba su alma. Leopold estaba muy interesado en él porque al parecer se había convertido en una mini celebridad en el mundo de internet y al parecer eso le caería bien a su compañía, cuándo Joaquín lo invitó a ver el show no esperaba que le ofreciera un puesto de inmediato, pero lo hizo así que él tuvo que explicarle que tendría que terminar primero su tour antes de aceptar su oferta, también habían algunas revistas y programas de televisión locales interesados en hacerle una entrevista, lo cuál lo emocionaba mucho.
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Corazón Tatuado // Adaptación Emiliaco
FanfictionUna noche de borrachera nos puede llevar a hacer cosa que ni pensábamos hacer, ¿pero tatuarse el nombre de una persona?. Dicen que sólo sucede en las Vegas, sin embargo nuestra historia se desarrolla en New York, hogar del duro boxeador Emilio Marco...