El domingo por la tarde, Roy entró en el viejo y sucio gimnasio saludando a todos los chicos que estaban entrenando ó pasando el rato. El gimnasio de Daniel era un enorme edificio de ladrillos tan viejo cómo el mismo dueño. Ese lugar cómo muchos otros en el barrio, vió crecer a unos pequeños Emilio y Roy.
— Hola Alicia — Roy le dedicó una brillante sonrisa a la nieta de Daniel, una pequeña chica de 14 ó 15 años que ocasionalmente hacía su tarea detrás del mostrador.
— Roy — Ella literalmente suspiró y él contuvo una sonrisa, ella estaba perdidamente enamorada de él.
— ¿Está Emilio por aquí? — Ella estaba a punto de hiperventilar y Roy se apiadó de ella alejándose un poco del mostrador, ella simplemente movió su cabeza en afirmación haciendo que sus trenzas se movieran en sus hombros y luego señaló hacía los sacos de boxeo más lejanos. Él le dedicó un guiño y ella se ruborizó de pies a cabeza.
Roy caminó por el enorme gimnasio saludando a todo el mundo cómo era natural en él. Siempre sonriendo. Siempre tan amable.
Al llegar a la zona de sacos de boxeo pudo ver a Emilio moliendo a golpes una bolsa de arena. La mayoría del tiempo que ellos tenían libre, lo gastaban en éste gimnasio (que sería aproximadamente un par de veces a la semana con un mínimo de 3 horas) Y pudo notar que Emilio sudaba cómo un loco, lo que significaba que ya estaba por irse.
— Hermano — dijo Roy y Emilio asintió a modo de saludo con toda su concentración puesta en la bolsa, le dió unos golpes más y se retiró. Roy se acercó y sacó unos guantes del armario en la pared. Emilio se quitó la camiseta y se secó la frente mientras alcanzaba la botella de agua y se lanzaba a un banco cercano. Vió a Roy ponerse en dónde él había estado y empezar a golpear la bolsa.
— ¿Dónde estabas anoche? — Dijo Roy haciendo una mueca mientras lanzaba un golpe con la derecha.
— ¿Qué? — Por un momento Emilio sintió pánico al pensar que de alguna manera Roy sabía de su increíble momento con Joaquín.
— Ayer fué la pelea de Mayweather y tú te la perdiste — Emilio soltó el aliento aliviado y agradeció que Roy no podía ver su cara en éste momento.
— Lo siento, tuve que trabajar en Deli-Tacos — Él paró por un momento de golpear la bolsa y me miró para ver si era verdad, entonces se encogió de hombros y se quitó la camisa para continuar golpeando.
— Oye Emilio — Dijo después de un rato. Ekilio alcanzó una de las pesas pequeñas que estaban en el piso y comenzó a subir y bajar el brazo izquierdo — ¿Recuerdas a ese chico Joaquín?
— Si — Se maldijo porque fué más cómo un reflejo y tal vez demasiado rápido.
— ¿Lo has visto? — Maldición. Aún cuándo Roy no sabía nada, él sabía. Al hijo de puta nunca se le escapaba algo y era demasiado inteligente para su propio bien. Emilio fingió concentrarse en el suelo mientras levantaba las pesas con aire ausente.
— No — Dijo secamente. El celular de Emilio comenzó a sonar a su lado y rápidamente ojeó el mensaje.
De: Thalia C.
Ha pasado 1 semana. Ven a mi casa.
— Debo irme Roy, te veo luego — Emilio corrió fuera del gimnasio ignorando las protestas y quejidos de Roy detrás de él y caminó a la casa de Thalia Colton
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Corazón Tatuado // Adaptación Emiliaco
FanfictionUna noche de borrachera nos puede llevar a hacer cosa que ni pensábamos hacer, ¿pero tatuarse el nombre de una persona?. Dicen que sólo sucede en las Vegas, sin embargo nuestra historia se desarrolla en New York, hogar del duro boxeador Emilio Marco...