Una noche de borrachera nos puede llevar a hacer cosa que ni pensábamos hacer, ¿pero tatuarse el nombre de una persona?. Dicen que sólo sucede en las Vegas, sin embargo nuestra historia se desarrolla en New York, hogar del duro boxeador Emilio Marco...
Para Joaquín toda la noche anterior había pasado cómo un borrón. Despertó en medio de un mar de sábanas y una Nikol completamente destruida a su lado. Joaquín se levantó con dolor en todas sus articulaciones, sin embargo, no había alcanzado su meta de emborracharse hasta perder la conciencia y eso lo frustró un poco, se levantó perezosamente con destino a la ducha, se despojó del pantalón y el crop top anterior y abrió la llave del agua esperando a que se calentara.
¿A qué hora habían llegado?
Recordó brevemente la noche pasada cuándo ese chico de cabello achocolatado y rizado se acercó a él, por un momento él pensó en que le hablaría y trataría de coquetear con él - cómo era de esperarse - pero sólo se quedó mirándolo un minuto y esos ojos... esos ojos, Joaquín podría jurar que vió cada uno de sus pensamientos reflejarse en esos ojos cafés. No sabía cómo porqué después de todo eran solo ojos color marrón, uno de los colores más comunes en el mundo, pero había algo especial en la forma en que lo miró.
Ó sólo estoy sobre pensando todo cómo siempre y viendo cosas dónde no las hay, pensó abatido.
Se metió en la ducha aún pensando en el chico de la noche pasada, le hubiese gustado saber su nombre al menos, pero él sólo apartó la vista de él y arrastró a un chico hasta la salida dónde discutieron un poco en voz baja antes de salir completamente de la casa, luego Joaquín se había encontrado a un par de amigos de la Academia de Danza que lo habían mantenido entretenido hasta que Nikol vómito por todas partes y él la trajo a casa en un taxi porque no tenía idea de dónde se había metido María.
Salió de la ducha sintiéndose un poco mejor y fué hasta su habitación para buscar un par de shorts azules y una camisa blanca. Luego se dirigió a la cocina para hacer el desayuno, se le antojaban unos Hot Cakes de canela. Justo cuándo terminó de sacar los ingredientes el cabello castaño y enmarañado de su amiga Nikol apareció en la puerta de la cocina.
- ¡Buenos días cumpleañera! - saludó a lo que Nikol arrugó la cara y le lanzó una mala mirada frotándose las sienes. Joaquín siempre había creído que Nikol podía verse cómo una modelo hasta con resaca después de 3 días de fiesta. A diferencia de Joaquín, Nikol era alta y esbelta con un cuerpo bastante tonificado, ojos color oscuros, cabello castaño y cara de modelo, de hecho en ocasiones lo había sido para algunos comerciales en televisión.
- ¿Podrías no gritar? Estoy experimentando la resaca de mi vida y no necesito que me recuerden que soy 1 año más vieja - Joaquín rodó los ojos y se acercó a su amiga para darle un abrazo que ella no correspondió, pero tampoco rechazó, así era ella, aunque al menos ya no se quedaba rígida e incómoda.
- Siéntate, te daré un par de aspirinas y una taza de café.
- Te amo - Joaquín carcajeó y Nikol se sentó en un taburete del otro lado del gran mesón de la cocina luciendo cómo si no hubiera dormido en días. Después de beber café y tomarse las aspirinas Nikol comenzó a sentirse mejor, así que aceptó el "desayuno de cumpleaños" de Joaquín que consistía en Hot Cakes con crema batida y chocolate con una pequeña vela de cumpleaños arriba. Él incluso hizo el espectáculo de cantar "cumpleaños feliz" lo que hizo que Nikol incluso sonriera un poco.
- ¿Dónde está María? - preguntó Nikol masticando su desayuno. Joaquín se encogió de hombros.
- No lo sé, yo... - Joaquín se vió interrumpida por el sonido de su celular, recogió el aparato de la mesa y chequeó sus mensajes - Creo que ya lo sé y no me lo vas a creer. Vístete que iremos a buscar a María.
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