Sobre-esfuerzo

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El jueves fue un día completamente normal, no hubo nada en él que no hubiese sucedido antes. Las chicas fueron al departamento de Alex y siguieron con su práctica solo que, antes de despedirse acordaron que no era necesario que fuesen todos los días. Cada una sabía qué debía hacer y cómo debía hacerlo, por lo que la supervisión de Alex no hacía falta, solo se reunirían el domingo para demostrar quien tiene más talento y listo, una tendría que irse y la otra estaría destinada a ser un Guardián.

- Nicole quería preguntarte algo - dijo Emily cuando salieron del departamento - ya que no nos veremos hasta el domingo.
- Dime - el tono de ella era serio por algún motivo.
- ¿Esto es importante para ti?
- ¿Por qué preguntas?
- Dijiste que necesitas un trabajo, tanto por ti como por tu familia.
- Bueno - ya entendía lo que quería decir - podría buscar otro trabajo en algún lugar, ya lo estoy haciendo de hecho.
- ¿En serio? ¿Y dejar pasar esta oportunidad? Es la mejor propuesta de trabajo de la vida ¿Y la dejarías pasar?
Guardó silencio por un momento mientras caminaba.
- Bueno, tampoco me gustaría dejar pasar esta oportunidad.
- A eso quería llegar, creo que nos aceptará a las dos.
- ¿Qué?
- ¿No te parece? Desde el principio tuve la impresión de que a Alex no le importaba si tiene una o dos aprendices, quiero decir, siempre habla de lo que haremos, en plural.
- Bueno, puede equivocarse.
- ¿Tantas veces? Además ¿Qué tan difícil puede ser enseñarle a dos personas que quieren aprender? Tal vez sólo lo dijo porque quiere que seamos más competitivas y ya, de verdad, puedo apostarlo.
- Hm, o tal vez solo quieres engañarme para que no me esfuerce tanto.
- Hm... no lo había pensado así, bien, no importa entonces, seremos rivales hasta el domingo, pero solo hasta el domingo, esfuérzate pero no demasiado.
- Si, lo sé lo sé.
Se despidieron afuera del edificio y cada una se fue por su lado, Emily vivía cerca pero Nicole no, debía tomar un tren o ir en bus, pero era un trayecto largo siempre.
- Tururu... turururu - iba tarareando mientras veía por la ventana. Se sentía de buen humor.
Aún no había olvidado el asunto de la universidad, pero ya no estaba enojada al respecto, había aceptado que debía dejar pasar un semestre y es que después de todo, eso no era el fin del mundo, Alex, Emily y los hermanos se lo habían hecho saber diciendo que no debía preocuparse por eso, a veces sucede y, teniendo en cuenta que ya no volvería a estar con sus compañeros, tal vez y hasta era algo bueno darse ese descanso del estrés. Ahora solo debía decírselo a sus padres. Y explicar el asunto de la magia también.
Apenas llegó a casa se dio una ducha, estaba sudada. No lo parecía porque sólo estaba sentada meditando por horas, pero se cansaba bastante, y era notorio cuando se mantenía practicando sin descansar entre intento e intento. Alex había insistido mucho en que debía descansar, así sea solo para respirar tranquila por unos minutos y luego continuar. Y así lo haría. Hasta que empiece a sentirse presionada y empiece a sobre esforzarse, como siempre lo hacía con sus proyectos, pero ya sería después, aún tenía tiempo para avanzar con calma.
Cenó, vio televisión, hizo unos garabatos, y continuó con su práctica. Había llegado a los 23 segundos para el jueves por la noche, ahora tenía 3 días para llegar al minuto. Dejó de lado hacer cálculos sobre cuánto debía avanzar, y decidió sólo seguir intentando, dándose sus respectivos descansos para evitar sudar demasiado.
- Si pudiera aprender magia, pero luego decido que no quiero seguir... ¿Qué pasará? ¿Me borraran la memoria? ¿Pueden hacer eso? Debería preguntarlo...
Se acostó temprano, el siguiente día era el último viernes de la ferretería en la que trabajaba, la cerrarían y ella se quedaría finalmente sin su trabajo a medio tiempo. No sería triste, le daba igual ese trabajo, lo que si le dolía sería buscar otro que probablemente podría ser peor.
Se puso su uniforme y tomó el bus hacia el centro de la ciudad, luego caminó como normalmente lo haría: prestando atención por si necesitaban un ayudante en algún lugar. Fue un día normal, ya habían pocas cosas en el inventario y muy pocas personas iban a comprar. Cerca de la una fue a hablar con su jefe y recibió su última paga, luego de eso fue a buscar algún lugar para comer algo, más específicamente: una hamburguesa.
- Siete lunas, siete mares - estaba fuera de una librería contemplando los nuevos tomos de una saga que había iniciado hace mucho, pero que costaba mucho seguir.
Habría entrado pero aún no acababa su almuerzo, eso y que sabía que no podría evitar salir comprando algo, así que le convenía solo mirar desde afuera. Después de eso dio un pequeño paseo por la ciudad, no tenía nada más que hacer y tenía ánimos para caminar. Debía admitir que en los dos años que llevaba viviendo en Maryland, conocía muy poco sus calles. Vio algunos edificios enormes, algunos otros llamativos, unos parques y cosas que normalmente se verían en una ciudad.
- "Nada del otro mundo" - soltó mientras se acercaba a su departamento a pie y se tomaba un batido. Era una ciudad bonita, con chicos guapos, y puestos de comida bastante buenos. Y algunas que otras personas bastante agradables - ¿Qué tiempo llevará viviendo aquí Alex? - Aún observaba a la gente y se preguntaba si podría adivinar quienes venían de otros mundos. O cuanto menos trataba de imaginar la vida de las personas según como se veían.
Cuando estaba cerca de su apartamento decidió caminar solo un poco más para acercarse a su panadería de confianza, solo compraría un pequeño dulce y listo, volvería a casa sin ninguna novedad, excepto por el hecho de que ahí si necesitaban un ayudante, y que cuando regresó a su departamento ya había conseguido un nuevo empleo en la caja registradora. Empezaría el siguiente lunes.
Consideraba que tuvo mucha suerte, era cerca, sería de medio tiempo por la mañana y claro, no tocaría los panes ni nada por el estilo, solo sería la caja, limpiar y hacer inventario en una panadería poco concurrida. Solo temía que llegase a cerrar como la ferretería pero ¿Cuál sería la posibilidad?
- ¡BIEN! - la mitad del día había estado floja haciendo nada significativo, así que la otra mitad la iba a pasar practicando.
Una, dos, tres horas. Logró llegar a los treinta segundos. Progresaba bien.
El sábado se levantó tarde por la mañana.
- Ahm... Si...si, si no te preocupes.
Su pequeño televisor estaba encendido y ella estaba en la cocina friendo su desayuno.
- Si, de hecho ¿qué crees? Ya conseguí un trabajo nuevo, empiezo el lunes - soltó contenta.
Había un nuevo dibujo en las paredes, este era de un chico de cabello rubio que había visto en una serie reciente.
- Sé que puedo volver cuando quiera... quizás lo haga pronto ya que tengo tiempo... ajá, ¿sabes? conocí a un par de chicas, son muy agradables...
No sabía cómo explicarle lo que estaba haciendo, quizás y no era del todo necesario, al menos no por ahora.
- Si, no te preocupes ... saluda a papá de mi parte, cuídate mucho, bye... - echó su teléfono a la cama - ¡Y Voila! - su desayuno estaba listo.
Le subió el volumen a su caricatura favorita y se sentó a comer sobre su cama. Luego hizo limpieza, algo realmente muy fácil en un espacio tan reducido. Regó a sus pequeñas plantas en la terraza, fue a la lavandería, pasó por la tienda y compro sus cosas y luego regresó a meditar echándose en su silla de playa. No meditaba nada realmente, solo le gustaba el silencio y la brisa. Y el silencio, y la brisa. Mientras trataba de tener la mente en blanco, inhaló y exhaló profundamente. Entonces empezó con su entrenamiento, dejando fluir la "energía" en ella y sorpresivamente lo logró en la posición en la que estaba, aunque se interrumpió porque sintió que había alguien más cerca. Pensó que podría estar subiendo alguien pero no fue así. Se sentó correctamente y empezó de nuevo. Siguió avanzando lentamente, sin fijarse demasiado en los números.
Para la tarde ya había llegado hasta los 39 segundos, le parecía un tiempo aceptable, aún podía llegar a su meta para el día siguiente. Estaba en un descanso cuando trató de evocar nuevamente el sentimiento de cuando estaba en el lago, quería volver a tener esa visión pero recordaba que Alex había dicho que poco a poco a medida que iría mejorando, se alejaría más y más de ese recuerdo. No le gustaba ese detalle, quería volver a tener ese sentimiento, pero entendía como funcionaba y por eso quería hacerlo una última vez.
Volvió a dejar fluir la "energía" y cuando terminó, empezó de nuevo inmediatamente después, y luego lo volvió a hacer. Alex había dicho que no era bueno que se sobre esfuerce, pero no era nada a lo que no estuviera acostumbrada, sólo sería una vez, solo por unos momentos, solo quería tener la visión una última vez y, además también mejoraría su tiempo así que, aún si los mareos se hacían tan fuertes que la obligasen a vomitar, podía aceptar eso.
Su respiración se volvió pesada y sus latidos se aceleraron, realmente era como si estuviese haciendo ejercicio, aunque no se moviera.
- Solo un poco más...
Estaba sudada y muy mareada, y tal como esperaba tenía algo de náuseas, pero estaba cerca, lo sentía en sus huesos. Y de repente lo olvidó. Todos sus pensamientos se cortaron, como cuando vas a la cocina y no sabes por qué fuiste a la cocina. Abrió los ojos y ahí estaba, en el lago bajo la luz de la luna, flotando, sintiendo paz. Lo normal para ella hubiera sido preguntarse de inmediato cuánto tiempo iba a durar, pero no lo hizo, sólo decidió disfrutarlo por el tiempo que dure, después de todo, era probable que fuese la última vez que entraría en ese estado transitorio y debía aprovecharlo. Hasta que después de un rato empezó a sentir que tal vez estaba durando demasiado. Abrió los ojos de nuevo y se sintió inquieta, estaba sola, completamente sola en ese lago pero por algún motivo sentía que había alguien más allí. Dejó de sentir paz y calma y cuando lo hizo despertó. Estaba en su habitación, sobre su cama, sabiendo que si intentaba levantarse simplemente se golpearía contra el suelo, también trataba de mantener la comida en su estómago por las náuseas, pero sintió frío y sus manos estaban temblando y notó que tenía unas gotas de sangre en su nariz, fue allí que se dio cuenta que las cosas estaban mal. No podía escuchar nada excepto por el retumbar de sus propios latidos junto con estática, su vista empezó a tornarse borrosa y el miedo empezó a invadirla. Sus náuseas se volvieron más fuertes y ya no iba a poder evitarlo. Se levantó de la cama y cayó contra el suelo con fuerza, no sentía sus piernas y todo su cuerpo le dolía. Se arrastró hasta llegar al baño y cuando lo logró se deshizo de todo lo que tenía en su estómago. Pero no acabó allí. Después de sentarse junto a la pared sintiéndose más ligera, empezó a sentir más dolor, el retumbar se volvió insoportable y, aunque estaba segura de tener los ojos abiertos, no veía nada. Estaba mal. Se sentía miserable. Se odiaba, odiaba su vida. Quería morir. Pero no duró para siempre. En algún momento el dolor empezó a desaparecer y lentamente se quitó las manos de sus oídos al ya no escuchar los latidos que la aturdían. Abrió los ojos y se vio en una esquina del baño, sentada con las rodillas en su pecho, sintiéndose perdida y vacía. No dejó de llorar.
- Maldición... - se tapó la cara con las manos - maldición - aunque su cuerpo dolía menos - maldición - se sentía horrible - maldición...

Magia 7: NeutralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora