La chica del pequeño departamento

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Aunque la televisión lo retrataba como un suicidio, en realidad no se trataba de algo tan simple.

Había muerto un Guardián, y los responsables no podían esperar a jactarse de aquello. Todos los expatriados de ese distrito se enteraron del rumor, y sintieron la pérdida, no se trataba de alguien corriente, era alguien que los había protegido y cuidado desde hacía dos años, era alguien que les había facilitado muchas cosas a aquellos que ya no podían regresar a sus tierras.

—Pobrecita, escuché que no tenía familia.
—No habrá nadie quien le dé un entierro digno.
—Me temo que tampoco habría nada que enterrar...

Los inocentes detestaban a los culpables, pero no podían hacer ni decir nada, ahora que no tenían un Guardián, estaban a merced de la pandilla responsable, y peor aún, el rumor había llegado más allá de esa ciudad, llamando la atención de otras agrupaciones criminales, llamando la atención de otros Guardianes, y más importante aún, llegando a los oídos de la Comisión de Magia

—Muy bien, Guardianes Gemelos número 227 y 228, tienen una nueva tarea —dijo el pequeño mensajero con voz quisquillosa.
—¿Perdón? —soltó irritado— esta semana era de descanso.
—Lo siento, pero se les asignó a ustedes, además, debería interesarles, se trata de alguien a quien conocen —les entregó un sobre.

Lo abrió y lo leyó, y de inmediato se lo dio a la mujer que lo acompañaba.

—¿Es esto cierto? —cuestionó al mensajero.
—De momento son solo rumores, deberán ir a comprobarlo, envíen una carta en cuanto lleguen, y tengan cuidado.

El hombre observó a su acompañante consternado, no hacía falta decir ninguna palabra, había un cambio de planes, se dirigían al distrito 11 lo antes posible.

El corazón de Nicole se aceleró de golpe. Retrocedió por instinto, mientras trataba de no temblar.

—Es increíble... Yo he tratado de aprender a dibujar pero esto... Esto me supera... Dime, podrías —volteó a verla, y apenas ahí notó la expresión asustada de Nicole, no pudo evitar soltar una risita, aunque por supuesto, eso no cambió la expresión de miedo— Ok ok, está bien, no tienes de qué asustarte, yo...
—¡¿Quién eres y qué quieres?! —interrumpió.
—Cálmate, está bien, no te preocupes, no quiero hacerte daño —dijo levantándose y alzando las manos, no quería reírse, pero le resultaba difícil.
—¡¿Quién eres?!
—Solo siéntate, te explicaré todo —dio un paso hacia adelante.

Y Nicole retrocedió, cogiendo el primer objeto que tenía a la mano.

—¿Quién eres? —exigió saber.
—Bien bien, te lo explicaré, pero presta atención ¿sí? OK —inhaló y exhaló, parecía algo nerviosa— yo soy un Guardián, y me gustaría pregun... Espera —metió las manos en los bolsillos y luego las juntó por encima de su cabeza haciendo aparecer la palabra "Guardian" de forma brillante, parecía feliz por hacer eso— Y yo me encargo de proteger a las personas del distrito 11... Bueno, masomenos, también tengo que cumplir con algunas tareas, pero eso no importa ahora, yo solo venía aquí para preguntarte si te gustaría ser mi aprendiz.

Los ojos de Nicole iban de la palabra brillante en el aire a la chica, y de nuevo a la palabra, y regresaba a la chica. Trató de decir algo pero no tenía nada, solo abría y cerraba la boca sin soltar ningún ruido.

—¿Es-es real? –dijo al fin, señalando la palabra que se desvanecía poco a poco.
—Sí —respondió sonriente.

De nuevo se quedó sin nada que decir, mientras apretaba con fuerza el rayador que tenía en su mano.

—Espera-espera ¿Dijiste aprendiz? ¿Aprendiz de qué? ¿Qué enseñas?
—Bueno, obviamente magia —dijo alzando los hombros.
—Y quieres enseñarme?
—¡Sí así es! Ahm, ¿voy-voy muy rápido? ¿Quieres sentarte? —dijo en tono sereno esta vez, ya no le parecía gracioso que ella siguiera asustada.

Magia 7: NeutralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora