Te he visto llorar

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5 de junio, desde Washington.

Hola, chicos.

Una saludo desde allá. ¿Cómo han estado desde que me fui? Espero que bien. Lamento escribirles ahora, pero sinceramente no tenía nada interesante que contarles desde que llegué aquí, pero bueno, lo positivo es que ya lo estoy haciendo. Espero que hayan cuidado bien de mi jardín, como espero que hayan arreglado las cosas, Pip y Damien. En cuanto a como han estado las cosas aquí, ha sido horrible, al menos para mí. No paró de tener pesadillas desde que llegue, incluso creo que ya estoy perdido la poca cordura que me queda. Este lugar me recuerda mucho a mi pasado, tal vez por las armas de alto calibre y al ver que por aquí acostumbran a usar animales y plantas para experimentar con ellos.

Es horrible escuchar los gritos de ayuda de los animales que están en cautiverio, al mismo tiempo que es triste ver a hermosas flores y plantas de distintos colores incendiarse, siendo cortadas desde la raíz y siendo utilizadas como simple objetos desechables. Me dan escalofríos de tan sólo recordar esos terribles escenarios. Sí, llámame exagerado Estella, pero debes entender que es algo me recuerda a mi anterior infierno donde solían vivir antes de conocerte a ti, a nuestro amo y a los demás.

No puedo evitar sentirme mal por todas esas cosas. Siempre pensé que eso jamás me afectaría, pero ahora me doy cuenta de lo equivocado estoy aquí y ahora. Quisiera tomar un arma y darme un tiro en la cabeza, para no tener que experimentar de nuevo este dolor que me carcome por dentro, pero se muy bien que tengo prohibido hacerlo ¿no es así, Damien? Aún que, sí por mí fuera, ya lo habría hecho. Tal vez me siento impotente de no ser tan fuerte como Pocket, y por dios, apenas sí puedo aguantar estar aquí junto con un maldito judío. Quisiera salir de aquí, pero no, no puedo hacerlo por el bien ustedes. A veces siento que quiero abrazarlos, especialmente a ti, Estella; aún que no te gusten mucho los abrazos.

Perdón sí está carta es algo larga, pero tengo muchas ideas en este momento, no me culpen por eso.

En cuanto el asunto con Kyle, bueno. . . No he visto nada raro con el más allá de que siempre quiere evitarme a toda costa, pero todos sabemos que yo jamás voy bajar la guardia ni le quitaré el ojo de encima. Sólo estoy haciendo mi trabajo; así que se aguanté. Espero salir de aquí pronto. Adiós, familia.

Su compañero, Gregory

Cuando terminó de escribir, Gregory tomó la carta y la dobló suavemente para poder guardarla en un sobre. Posteriormente, el joven extranjero tomó otra hoja de papel, y empezó a doblarla en trazos finos y delicados, creando un sobre para la carta. Después obtenerlo, tomó su carta y la colocó dentro de éste. Luego, agarró tomó un frasco de cerilla de color rojo del cajón del escritorio. Colocó un poco de esta encima del sobre para sellarlo, utilizando también un pequeño sello para hacerlo.

El techo estaba oscuro, y lleno de diversas sombras. No podía dormir, y seguía sintiendo aquella inquietud de escuchar a ese chico rubio llorar en medio de la noche. Mierda, ahora quería hablar con él, pero no sabía cómo acercarse le, ya que estaban despiertos emplea luna llena. Necesitaba una excusa perfecta para acercarse a él 《 ¡Ya sé! ¡Tengo una idea! 》pensó el chico al encontrar la estrategia perfecta, que consistía en que fingiria que iría al baño o algo así. Algo que esperaba que funcionará.

Kyle se levantó de su cama silenciosamente, tratando de hacer el menor ruido posible. Posteriormente, bajo las escaleras de su litera escalón por escalón, muy silenciosamente. Mientras lo hacía miraba detenidamente a Gregory, quién guardaba su carta en su cajón con cierta incertidumbre en su actuar. A veces preguntaba que clase de cosas les decía a Phillip y a los demás. ¿Será acaso que realmente sentía como su hermano mayor?

En su inercia, accidentalmente el pelirrojo resbaló, más que nada por distracción, haciendo que cayera al suelo, teniendo una caída bastante dolorosa sinceramente. Tras el golpe (para nada silencioso) llamó la atención inmediata de Gregory, quién volteó de golpe al oír el estruendoso sonido de su caída.

Se sintió mareado al caer, mientras que sentía un intenso dolor en su cabeza y nuca. Había tenido una dolorosa caída sin dudas, después de reaccionar ante el golpe, miró sí sus extremidades estaban bien, puesto que nunca se sabe cuando las partes de tu cuerpo estarán intactas, ya que puede ocurrirte algo en los momentos menos indicados. Luego de asegurarse de que las cosas estuvieran bien, sintió una especie de mirada penetrante, parecía estar llena ira. Dándole una mala sensación en el estómago, sintiendo al mismo tiempo un hormigueo en todo el cuerpo. Era una sensación de amenaza la que estaba sintiendo más que nada.

Giro su cabeza lentamente hacia la dirección de donde creía que provenía esa mirada fija en él. En ese instante, vio unos enormes ojos carmesí radiantes entre la oscuridad, estos sólo lo acechaban y se mantenían plasmados en él amenazantes. Aquellos ojos demoníacos, no eran nada más ni nada menos que los del mismo Gregory, quién lo observaba entre las sombras y entre la poca luz que producía aquella vela que alumbraba el escritorio. No; su expresión no era una de alegría ni de sorpresa ni mucho menos, si no que era una de completa rabia y enojó silencioso.

Sí, no estaba contento de verlo despierto, más sí eso significaba que lo había escuchado y visto llorar en medio de la noche, y eso era algo que no podía permitir.

Kyle sonrió nerviosamente al verlo con aquella expresión tan aterradora dirigida específicamente hacia él. Soltó una pequeña risita incómoda. Era hombre muerto.

— ¿Qué fue lo que escuchaste? —preguntó Gregory hablando entre dientes y con una voz que se le denotaba bastante tensa.

— Eem, yo. . . —dijo tratando de encontrar las palabras correctas para que Gregory no supiera que lo había estado escuchando.

— ¡Hmm! ¡No te escuché llorar! —exclamó cortante y extremadamente nervioso.

Hubo un silencio en toda la habitación, consumiendo en poco en poco a Kyle, quién ya se había dado cuenta que había soltado la verdad sin querer. Mentir definitivamente no era lo suyo.

La tensión entre él y el otro comenzó a calentarse, gracias a que Gregory solo lo miraba con una mirada asesina, haciéndole saber que había visto y oído algo que no debía. Claro, esto hubiera continuado sí no hubiera sido por. . .

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— ¿Por qué están haciendo tanto ruido? Son la las cuatro de la mañana. —expresó el chico de pelo negro que estaba cubierto bajo las sábanas de su recámara.

Con los ojos entre cerrados y abiertos, y con una actitud soñolienta e irritada, el pelinegro pidió que se callaran para nuevamente tratar de reconciliar el sueño. Sin saber que le había salvado la vida a Kyle en ese mismo instante.

Gracias a ese acto completamente involuntario de Stan, la tensión se suavizo entre el pelirrojo y el rubio. Parecían que las cosas se habían calmado, pero. . .

El joven Bellarose se dio la media vuelta, para proceder a sentarse nuevamente en su silla. Sin decir ninguna oración, ni una palabra. Era como observar a una hoja en blanco, sin letras, solo el blanco del papel. Y gracias a eso, se armó un silencio muy incómodo entre los dos jóvenes. No obstante, Gregory sólo se enfocaba en ordenar nuevamente su escritorio, guardar su carta y dejar todo como estaba. Aun así, su silencio era sofocante, era capaz de decir más que mil palabras.

— No se lo diré a nadie. . . —añadió el pelirrojo sin pensar.

Cállate. —susurró sin siquiera voltearlo a mirar.

— No, en serio. Yo–

— Qué te calles. —ordenó cortante, de forma violenta. Y de nuevo, sin voltearlo a mirar.

Kyle bajo la mirada, ya no sabía que decir. No podía entender el porqué Gregory se comportaba así, pece a que llorar no era algo malo necesariamente, apesar de que nunca lo había escuchado hacerlo.

Así se pasó el resto de la noche, pensando y reflexionando sobre lo sucedido. Había algo que ellos no le estaban contando.

Cristofer Park (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora